Ver también su escrito:
Procuremos vivir unidos a Cristo y agradarle sólo a él
Resumen:
Nació en
Aragón el año 1557. Obtuvo una excelente formación y ejerció el
sacerdocio en su patria. Más tarde, se trasladó a Roma, donde se dedicó
a la instrucción de los niños pobres y fundó una Sociedad destinada a
este fin. Tuvo que sufrir duras pruebas, entre ellas las calumnias de
los envidiosos. Murió en Roma el año 1648.
Sus Padres son Pedro Calasanza (gobernador de la región) y Doña María
Gastonia, le dieron a José, el menor de cinco hijos, una
buena educación en la casa y después en la escuela de
Petralta. Los religiosos que lo
instruyeron en su niñez lo entusiasmaron por la vida
sacerdotal. Desde muy pequeño su gran deseo era poder
alejar el mal y el pecado de las almas de los demás. En
el colegio se burlaban de él los compañeros, porque les
perecía demasiado piadoso, pero poco a poco con su
amabilidad los fue ganando a su favor.
Después de sus estudios clásicos en Estadilla,
estudió filosofía y leyes en Lérida, recibiendo el
doctorado en leyes. Posteriormente, completó con honores
cursos de teología en Valencia y Alcalá de Henares
(España).
Tras la muerte de su madre y hermano, Don Pedro quiso
que José fuera militar
y
se casase para perpetuar la familia.
Dios
interfirió enviando una enfermedad en 1582 que llevó a
José al borde de la muerte. El joven le
prometió a Dios que si le concedía la curación, se
dedicaría únicamente a trabajar por la salvación de
las almas. El joven curó de la enfermedad, y entonces el
papá le permitió cumplir su promesa, y fue ordenado
sacerdote el 17 de diciembre de 1583, por Hugo
Ambrosio de Moncada, obispo de Urgel.
Sacerdote sabio, virtuoso y entregado
José comenzó su ministerio sacerdotal en la
Diócesis de Albarracín, donde el obispo della Figuera
lo envío a una región montañosa donde
la gente era muy ignorante en religión. Allá, entre
campos y caminos peligrosos, se propuso visitar familia
por familia para enseñarles la religión.
En Barcelona
existía una terrible pelea entre dos familias de las
principales de la ciudad, con grave peligro de matanzas.
San José fue enviado a poner la paz y logró que se
casara un joven de una de las familias con una muchacha
de la familia contraria y así volvió a ver paz entre
los que antes eran enemigos.
El señor obispo de Urgel lo nombró
su teólogo y confesor y vicario general, el más alto
puesto en la diócesis después del prelado. Cuando
el obispo fue transferido a Lérida, se llevó a su
teólogo. En 1586 della Figuera fue enviado como
visitador Apostólico a la abadía de
Montserrat,
y José le acompañó como secretario. El obispo murió
el año siguiente y José se fue, aunque urgentemente le
pidieron que se quedase. Llegó a Calasanza solo para
estar presente en la muerte de su padre. Fue entonces
llamado por su obispo de Urgel para ser vicario-general
del distrito de Trempe.
Dios lo
llama a enseñar a los niños abandonados de Roma
Sentía una voz en su
interior que le decía: "¡Váyase a Roma!
¡Váyase a Roma!" Y en sueños veía multitudes
de niños desamparados que le suplicaban se dedicara a
educarlos. Entonces, renunciado a sus altos
puestos, y repartiendo entre los pobres las grandes
riquezas que había heredado de sus padres, se dirigió a
pie a la Ciudad Eterna en 1592. Allí encontró un
protector en el Cardenal Marcantonio Colonna, quién lo
escogió como su teólogo e instructor para su sobrino.
Roma ofrecía un espléndido campo
para el ministerio de la caridad, especialmente en la
instrucción de los niños sin hogar, muchos de los
cuales eran huérfanos. José entró en la Cofradía de
la Doctrina Cristiana que se dedicaba a enseñar
catecismo a los niños. Reunía a los niños y niñas de
las calles para llevarlos a la escuela. Los maestros, que
recibían poca paga, rehusaron la carga adicional sin
remuneración.
José vio
que era necesario fundar escuelas para que los jovencitos
tuvieran educación e instrucción durante la semana y no
solo el domingo. En ese tiempo los gobiernos no tenían
ni escuelas ni colegios, y la juventud crecía sin
instrucción.
El párroco de S. Dorotea, Antonio Brendani, le
ofreció dos cuartos y le prometió ayuda en la
enseñanza. Cuando dos otros sacerdotes prometieron ayuda
similar, José, en noviembre de 1597, abrió la primera
escuela pública gratuita en Europa. El Papa Clemente
VIII dio una contribución anual y muchos otros
compartieron en esta gran obra. En corto tiempo,
José tenía mil niños bajo su cuidado.
Funda los Escolapios y las "Escuelas
Pías".
En 1602 alquiló una casa en San Andrea della Valle y
comenzó la vida comunitaria con sus asistentes. Allí
puso los fundamentos para su congregación religiosa.
A sus institutos educativos les puso
por nombre "Escuelas Pías"
y los padres que acompañaban al padre Calasanz se
llamaron Escolapios. Después de un par
de años ya había "Escuelas Pías" en
muchos sitios de Italia y en muchos países.
En sus ratos
libres se dedicaban a socorrer enfermos y necesitados,
especialmente durante la peste o las inundaciones. San
José de Calasanz y su amigo San Camilo eran incansables
en el servicio.
En 1612 la escuela fue transferida al palacio
de Torres junto a San Pantaleone. Aquí José vivió el
resto de sus años como un verdadero hijo de la Iglesia y
amigo de los niños abandonados.
Oposición y reivindicación
El padre Calasanz tenía una gran
fuerza y un día se echó sobre sus espaldas una
pesadísima campana y se subió por una escalera para
llevarla a la torre. Pero la escalera se partió y él
cayó con la campana y se rompió una pierna. Duró
varios meses en cama entre la vida y la muerte y desde
entonces su falta de salud lo hizo sufrir mucho. Pero los
mayores sufrimientos le iban a llegar de otra manera
totalmente inesperada.
Recibió el
padre Calasanz como colaborador a un hombre ambicioso y
lleno de envidia, el cual se propuso hacerle la guerra y
quitarle el cargo de Superior General. Por las calumnias
de este hombre y de varios más, nuestro santo fue
llevado a los tribunales y solamente la intervención de
un cardenal obtuvo que no lo echaran a la cárcel. Él
repetía: "Me acusan de cosas que no he hecho,
pero yo dejo a Dios mi defensa". El envidioso
logró a base de calumnias que a San José Calasanz le
quitaran el cargo de Superior General, y después las
acusaciones mentirosas llegaron a tal punto que la Santa
Sede determinó acabar con la congregación que el santo
había fundado. San José al escuchar tan triste noticia,
repitió las palabras del Santo Job: "Dios me lo
dio, Dios me lo quitó, bendito sea Dios".
Afortunadamente, después se supo la
verdad y al Fundador le fueron restituidos sus cargos y
la Comunidad volvió a ser aprobada y ahora está
extendida por todo el mundo. Podemos entonces
compreder por que un cardenal que después fue Sumo
Pontífice, llamó a San José Calasanz "un
segundo Job", aludiendo a los sufrimientos de
santo Job de lo Biblia.
Por las quejas y calumnias
contra el José de Calasanz y las Escuelas Pías, el Sumo
Pontífice Clemente VIII envió a los sabios Cardenales
Baronio y Antoniani a que hicieran una visita sorpresa a
las tales escuelas. Los dos cardenales se presentaron
repentinamente y encontraron que todo funcionaba tan
sumamente bien, que el Papa al escuchar su excelente
informe se propuso ayudarlas mucho más en adelante. Algo
parecido hizo más tarde el Papa Paulo V y al darse
cuenta de los bien que funcionaban las escuelas del padre
Calasanz, le concedió toda su ayuda. Y en verdad que la
necesitaba porque las dificultades que se les presentaban
eran muy grandes.
Final de una vida santa
El 25 de agosto del año 1648, a la
edad de 92 años pasó este gran apóstol a la eternidad,
a recibir el premio de sus grandes obras apostólicas y
de sus muchísimos sufrimientos. Fue sepultado el
26 de agosto del 1648.
Fue beatificado el 7 de agosto de 1748, y canonizado
por Clemente XIII, el 16 de julio del 1767.
Dicen que
San
Alfonso de Ligorio cuando estaba fundando la
Congregación de Padres Redentoristas, y encontraba
fuertes dificultades y oposiciones, leía la vida de San
José de Calasanz para animarse y seguir luchando hasta
conseguir la definitiva aprobación.
Los padres Escolapios continúan la excelente obra de
su fundador en sus escuelas esparcidas por todo el mundo. Tienen 205 casas en el mundo, dedicadas a la
educación, con 1630 religiosos.
La vida de San José Calasanctius fue
escrita por Timon-David (Marseilles, 1883); Hubert
(Mainz, 1886); Tomaseo (Rome, 1898); Heidenreich (1907).
Cf. Hist. polit. Blatter, CXX, 901; Fehr in
Kirchenlexicon, s. v.
Regreso a
la página principal
www.corazones.org
Esta página es obra
de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y
María.
Copyright
© 1999 SCTJM