SAN BERNARDINO DE SIENA
Fiesta: 20 de Mayo
Su sermón:
El
nombre de Jesús, luz de los predicadores
Nacido en Massa Marittima, territorio de
Siena, (hoy en región Toscana, Italia), el año 1380.
Queda huérfano y es criado por
una tía. Ya desde chico le gustaban las cosas de Dios. Componía altares e imitaba
a los predicadores. De adolescente era se cuidaba
de hablar y actuar con pureza.
Cuando tenía
20 años hubo una gran peste en
Italia que arrasó a
Siena. El y
otros jóvenes amigos suyos fueron al hospital y sirvieron por 3 meses
hasta que acabó la epidemia.
A los 22 años lo dejó
todo para entrar en la comunidad franciscana. Tanto movía los corazones
con su prédica que se cerraban las tiendas y hasta las clases en la
universidad para escucharle. Se convirtieron innumerables
pecadores que venían a el arrepentidos.
Entró en la Orden de los Frailes Menores,
se ordenó sacerdote y desplegó por toda Italia una gran actividad como
predicador, con notables frutos.
Propagó la devoción al santísimo
nombre de Jesús.
Tuvo un papel importante en la promoción intelectual y espiritual de su
Orden; escribió, además, algunos tratados de teología.
Propaga
la devoción a la Eucaristía. Acostumbraba a llevar consigo
una tablilla, mostrando la Eucaristía con rayos saliendo de ella y en el
medio, el
monograma IHS
que el ayudó a popularizar como símbolo de la Eucaristía. Fue
gran reformador de la Orden Franciscana.
No faltan las pruebas: El Papa Martín V lo suspende
como predicador pero San Juan Capistrano, le ayuda a arreglar su
situación.
Rechazó 3
episcopados, fundó más de 200 monasterios e intervino para traer la paz
entre dos bandos, los güelfos y los gibelinos.
A los 63 años se le
apareció San Pedro Celestino que le avisa de su
muerte ya cercana, la que acontece en la vigilia de la Ascensión.
Muere
en 1444 y seis años después es canonizado por el para Nicolás V.
Está sepultado en Aquila. Estuvo
incorrupto y
su ataúd sangró sin cesar hasta que vino la paz entre los bandos que
peleaban en la ciudad.
ORACION
San Bernardino, que propagaste la devoción al santísimo
nombre de Jesús, danos un tierno amor al Redentor y obtén para nosotros
la protección contra los males respiratorios, con los cuales tú mismo
fuiste probado. Te lo pedimos por los méritos de Nuestros ser
Jesucristo. Amén .
-Rezar Padre
Nuestro, Ave María y Gloria.