Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María 

VIII Edición

 marzo 2000


CONOZCAMOS SU CORAZÓN 

En esta cuaresma adentrémonos en le Corazón de Jesús y meditemos en sus sufrimientos para que alcancemos la conversión.

El Corazón de Jesús quiso revelarse mostrando los signos de su Pasión.

En el Evangelio de San Juan vemos que el Señor, al aparecerse a sus discípulos, según nos dice la Escritura “les mostró las manos y el costado” (Jn 20:20). El Señor quiso dejar las marcas de su Pasión en su cuerpo glorificado para que fueran signos por medio de los cuales sus discípulos le reconocieran y también, fueran un recordatorio del precio que El pagó por nuestra salvación.

Cuando Jesús le reveló su Corazón a Santa Margarita María, se lo mostró, no solamente rodeado de llamas y de gran luz, símbolo de Su ardiente caridad por los hombres, sino también, llevando los signos de la Pasión: la cruz; la corona de espinas y la llaga de su costado.

¿Por qué el Señor quiso hacer esto? ¿Por qué la cruz, la corona de espinas y la llaga de su costado?

Jesús manifestó su Corazón como el último remedio para la conversión de la humanidad y se presentó con los instrumentos de Su Pasión porque nos quería dejar saber que todavía hoy El continúa padeciendo, en Su Cuerpo Místico, a causa de nuestros pecados.

La Cruz: El Señor revela Su Corazón en llamas, con la cruz en la parte superior. La Cruz es el signo de nuestra redención, el instrumento en el cual Cristo se entregó por nosotros, dándonos la salvación. Por el poder de la cruz somos liberados, sin embargo, Jesús, al mostrar la cruz quiso manifestarnos que, aún hoy, hay muchas almas que continúan despreciando su redención, a través de la indiferencia, apatía y por la falta de amor de sus corazones. Su Corazón Sagrado sufre al ver cuántos rechazan Su sacrificio en la cruz y como para tantos Su sacrificio ha sido en vano, pues no aceptan la salvación.

La Corona de Espinas: La corona de espinas nos revela como son nuestros pecados los que se clavan, como espinas punzantes, en Su Corazón. Estas espinas son la tibieza de las almas; el olvido; la falta de esfuerzo por vivir la santidad; la frivolidad y la vanidad de los corazones; el orgullo, la ingratitud y la frialdad. Cada vez que nuestro corazón comete una de estas faltas, es como si le estuviésemos clavando una espina en el Sagrado Corazón.

La Llaga del Costado: “Por sus llagas hemos sido sanados”(1 P 2:24). Por la llaga de Su Corazón nuestro Señor nos mostró Su “amor hasta el extremo”(Jn13:1). Quiso que quedara abierta para invitarnos a todos a entrar, por ella, a lo más íntimo de su Corazón. Sin embargo, no hemos sabido responderle mas que con rechazo y desprecio. ¡Qué doloroso para nuestro Señor! El quiso revelar Su Corazón con la llaga bien abierta de donde brotó “Sangre y Agua”, para recordarnos que El espera por nosotros, que Su salvación es gratuita y que solamente requiere la aceptación de nuestra parte.

En esta Cuaresma, contemplemos el Corazón de nuestro Redentor, y permitámosle revelarnos nuestros pecados y faltas para que con un corazón arrepentido y contrito nos acerquemos a El y alcancemos la gracia de una auténtica conversión.

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