Corazones de Jesús y de María...
Esperanza de la Humanidad©
"Tenemos que ganar el mundo entero y cada alma, ahora y en el
 futuro, hasta el final de los tiempos, para la Inmaculada, y a través de ella, 
para el Sagrado Corazón de Jesús."
(San Maximiliano Kolbe)


Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María          VII Edición        febrero 2000      Archivo del Boletín


EN ESTA EDICIÓN:
Editorial "De Corazón a Corazón" (esta página) En el Corazón de la Iglesia Nos Habla el Corazón del Papa
Corazones que Arden de Amor  Conozcamos el Corazón de JesúsEn el Corazón de María

DE CORAZÓN A CORAZÓN 
EL EVANGELIO DEL SUFRIMIENTO  
EDITORIAL Madre Adela Galindo, Fundadora, SCTJM

Queridos hermanos y hermanas:

El 11 de febrero, fecha en la cual conmemoramos y celebramos la aparición de la Santísima Virgen a Bernardita en Lourdes, el Santo Padre, Juan Pablo II, convocó el Jubileo de los Enfermos. Creo que fue un gesto particularmente elocuente, el hecho de que en esta fiesta mariana el santo padre quisiera reunir en Roma y en Lourdes, y tambíen por todo el mundo, a los enfermos y así pedir que se derramen en ellos y para ellos pedir que se derramen en ellos y para ellos, las gracias abundantes de este gran Jubileo. Fue su deseo confiar a todos los que sufren alguna dolencia a la protección de la Virgen de Lourdes.

El Santo Padre deseó enfatizar “la importancia fundamental de la enfermedad y de la persona que sufre.” Quiso decirle a “todo el mundo que el dolor tiene su significado positivo, es más, que se convierte en manantial de vida para toda la humanidad cuando se vive con Cristo”.

Invitándonos a comprender el valor redentor del sufrimiento, que es central para nuestra fe, el Santo Padre nos dijo: “Cualquier enfermo puede ofrecer sus dolores a Cristo para encontrar un sentido; de este modo, sus dolores se unen a los sufrimientos del Redentor, quien hace de ellos un manantial de salud integral, incluso física”.

Durante la celebración de la Santa Misa que tuvo lugar en la Plaza de San Pedro ante miles de enfermos, el Santo Padre dijo unas palabras llenas de profundo amor y de gran reto para todos nosotros: “Mis queridos hermanos y hermanas que sufren, tenemos con ustedes una gran deuda. La Iglesia tiene con ustedes una gran deuda. También el Papa la tiene. ¡Oren por nosotros!

El Santo Padre quiso enfatizar un mensaje muy cercano a su corazón, y que a través de su pontificado, ha dirigido en muchas ocasiones a toda la humanidad: “El sufrimiento de los enfermos, junto con sus oraciones, son una fuerza poderosa de gracia y salvación para la Iglesia Universal”.

En todos sus viajes apostólicos, el Papa, visita y tiene un encuentro con los enfermos y los que sufren. En la república Checa, en 1997, dio una visión del sufrimiento que vale la pena meditar: “Vosotros constituís una fuerza oculta que contribuye en gran medida a la vida de la Iglesia: con vuestros sufrimientos participáis en la redención del mundo. También vosotros, estáis puestos por Dios de columna en el templo de la Iglesia para que seáis su firme apoyo. La Iglesia amadísimos enfermos, os agradece vuestra paciencia, vuestra resignación cristiana, más aún, la generosidad y entrega con que lleváis, a veces de forma heroica, la cruz que Jesús ha puesto sobre vuestros hombros. Estáis cerca de su Corazón. Vosotros dais un testimonio valioso en este mundo pobre en valores, que confunde a menudo el amor con el placer y considera el sacrificio como algo sin sentido”.

¿Comprenden los enfermos que son “columnas de la Iglesia”? ¿Que en su debilidad externa y corporal, van construyendo no solo su templo espiritual, sino el de toda la Iglesia?

¡Si tan solo entendiéramos el poder del sufrimiento a la luz de la Cruz de Nuestro Señor! El Santo Padre comprende tan profundamente el valor del sufrimiento unido al sufrimiento de Cristo, especialmente cuando mas amenazado se encuentra el hombre por el pecado, que el domingo 29 de mayo, de 1994 en su meditación mariana después de cuatro semanas de hospitalización, nos dijo las siguientes palabras que resuenan todavía en mi corazón como un incesante eco:

“Por medio de María quisiera expresar hoy mi gratitud por este don del sufrimiento, asociado nuevamente al mes mariano de mayo. Quiero agradecer este don. He comprendido que es un don necesario. El Papa debía sufrir. He meditado en todo esto durante mi hospitalización. Me he reencontrado con la figura del Cardinal Wyszynski, quien al comienzo de mi pontificado, me dijo: Si el Señor te ha llamado, debes llevar a la Iglesia hasta el tercer milenio.

He comprendido que debo llevar a la Iglesia de Cristo hasta este tercer milenio con la oración, con diversas iniciativas, pero he visto que no basta: necesito llevarla con el sufrimiento, con el atentado, y con todos los nuevos sacrificios. ¿Por qué ahora? ¿Por qué este año?

Porque este año es el de la Familia. Precisamente, porque se amenaza a la familia, porque se le ataca, el Papa debe ser atacado, el Papa debe sufrir, para que todos en el mundo entero vean que hay un evangelio, podría decir, superior: el evangelio del sufrimiento, con el que hay que preparar el futuro y el tercer milenio”.

¡El evangelio del sufrimiento! ¿No es este acaso el evangelio de Nuestro Señor Jesucristo?. ¿No es acaso su Cruz, el evangelio mas elocuente?

La Santísima Virgen en Fátima preguntó a los niños en su primera aparición: “¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos , en reparación por los pecados con que es ofendido y por la conversión de los pecadores?” Hermanos, no desperdiciemos el sufrimiento. Unámoslos a Cristo y a su Cruz. Ofrezcamos nuestros dolores por el bien de la Iglesia y por la salvación de muchos que están alejados del Señor.

¡Qué este milenio sea de los Dos Corazones!

 OTRAS SECCIONES:
En el Corazón de la Iglesia Nos Habla el Corazón del Papa Corazones que Arden de Amor
Conozcamos el Corazón de JesúsEn el Corazón de María


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