Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María 

XIII Edición

                 diciembre 2000


eN EL CORAZÓN DE La iGLESIA 

En el nuevo milenio que comienza, hemos de  cultivar de manera particular las tres virtudes teologales:  fe, esperanza y caridad.  El Catecismo Universal de la Iglesia nos enseña sobre estas virtudes.

 Sobre la Fe: "Nuestra vida moral tiene su fuente en la fe en Dios que nos revela su amor.  S. Pablo habla de la "obediencia de la fe" (Rm 1:5) como la primera obligación.  Hace ver en el "desconocimiento de Dios" el principio y la explicación de todas las desviaciones morales (cf. Rm 1: 18).  Nuestro deber para con Dios es creer en El y dar testimonio de El."

Sobre la Esperanza: "Cuando Dios se revela y llama al hombre, éste no puede responder plenamente al amor divino por sus propias fuerzas.  Debe esperar que Dios le dé la capacidad de devolverle el amor y de obrar conforme a los mandamientos de la caridad.  La esperanza es aguardar confiadamente la bendición divina y la bienaventurada visión de Dios; es también el temor de ofender el amor de Dios y de provocar su castigo.

Sobre la Caridad: La virtud de la caridad es la más excelsa de todas las virtudes como también el fin a la que tienden.  La caridad es la plenitud de la ley de la obra de conversión.  Es en el propio Corazón de Jesús donde podemos palpar y contemplar la supremacía de la caridad.

Nos dice el Catecismo: "La fe en el amor de Dios encierra la llamada y la obligación de responder a la caridad divina mediante un amor sincero.  El primer mandamiento nos ordena a amar a Dios sobre todas las cosas y a las  criaturas por El y a causa de El.


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