La
Reencarnación
-Padre Jordi Rivero.
Ver
también: Yoga
En que consiste
Reencarnar
(volver a encarnar). En general, reencarnación es la creencia
según la cual el alma,
después de la muerte, se separa del cuerpo y toma otro cuerpo para
continuar otra vida mortal. Según esta creencia, las almas pasan por ciclos de muertes y nuevas encarnaciones.
Un ser humano, por ejemplo, podría volver a vivir en la tierra naciendo como un nuevo
personaje. Una creencia
reencarnacionista llamada “metempsicosis”, enseña que los grandes
pecadores pueden reencarnarse en un animal o una planta.
Posiblemente la creencia en la
reencarnación comenzó al querer aplicar al ser humano el ciclo que
observaban en la naturaleza: El sol y la luna aparecen y desaparecen.
Igualmente las estaciones del año, el follaje, las flores y tantas otras cosas
en la naturaleza tienen un ciclo. Así pensaron que el ser humano moría
pero regresaba otra vez en otro cuerpo.
La reencarnación es también
fruto del deseo humano de darle explicación a las diferencias de
inteligencia, salud, talentos, fortuna, etc. que existen entre seres
humanos. Según la doctrina de la reencarnación estas
diferencias serían culpa o mérito por el comportamiento en vidas anteriores.
Por lo tanto se le culpa a los pobres, los
enfermos y los desdichados por su condición desdichada y no se hace nada
por ellos porque están pagando su culpa. El Evangelio, por el contrario
nos revela que Dios se hizo hombre en pobreza En los pobres encontramos
al mismo Cristo. Para reflexionar sobre el misterio
del sufrimiento>>.
El hombre no debe inventarse "respuestas"
para lo que no puede entender. "San Antonio el Grande,
el célebre abad egipcio, meditaba en el desierto: ¿Por
qué algunos mueren tras una vida corta mientras que otros llegan a una
envidiable vejez? ¿Por qué algunos son pobres y otros ricos? ¿Por qué
los injustos se enriquecen y los justos pasan necesidad? Entonces oyó
una voz que le respondía: "Antonio, Antonio, ocúpate de ti mismo, pues
eso pertenece al juicio de Dios y a ti nada te aprovecha saberlo".
(Testimonios y Enseñanzas de los Padres del
Desierto, C. Tescaroli). Publicado en la revista: Tierra Santa.
Mayo-Junio 2002. Jerusalén. Número 756.
La
reencarnación está vinculada al concepto del "Karma", según
el cual cada uno paga por su buen
o mal comportamiento en sus próximas reencarnaciones. El alma de
quien tenga un buen karma "transmigrará" encarnándose en un
ser superior, quién tenga un mal karma encarnará como un ser inferior,
ya sea, por ejemplo una vaca o una cucaracha. En
las sucesivas reencarnaciones el alma podría
evolucionar hacia la perfección hasta convertirse en espíritu puro que
no necesita más reencarnaciones. Entonces se sumerge para siempre en la
eternidad.
Los
proponentes de la reencarnación creen que el alma es eterna pero no la persona. El
alma habita en un cuerpo y cuando este se gasta se consigue otro.
El alma no es individual sino que forma parte de
"Dios" o "Brama". El objetivo en los ciclos
de reencarnaciones es pagar culpas de vidas anteriores y purificar el alma
del mal hasta llegar a la "iluminación", lo cual le hace
posible quedar absorta en el "todo", el
"alma mundial". Conocerse como parte de ese
"todo" es señal de iluminación.
¿Donde se origina?
La
creencia en la reencarnación comienza en la India en el siglo VII
a.C. Eso significa que no es tan antigua como la fe de los judíos o de
los sumerios, egipcios, persas y chinos. Ninguno de estos creía en la
reencarnación y por eso edificaron magníficas tumbas.
El Budismo apareció en la
India, en el siglo V a.C. y adoptó la creencia en la reencarnación. Mas
tarde pasó a Grecia y Roma. Algunas religiones también adoptaron esta
explicación humana a los problemas que no podían entender. Tuvo adeptos entre
algunos filósofos griegos. En nuestros tiempos se encuentra entre las enseñanzas de las
sociedades teosóficas, los gurus indios, los psíquicos y el movimiento
de la nueva era por el cual se han importado muchas creencias
orientales.
El Antiguo Testamento
desconoce la reencarnación
Algunos malinterpretan la Biblia y dicen
que apoya la reencarnación.
La religión judía por mucho tiempo no tubo
una clara doctrina sobre lo que ocurre después de la muerte pero
ciertamente no enseñaba la reencarnación ya que esa creencia surge mucho mas
tarde y es incompatible con la revelación que los judíos habían recibido
de Dios.
El Salmo 39, 14: “Señor, no
me mires con enojo, para que pueda alegrarme, antes de que me vaya y ya
no exista más” (v.14).
Job le dice a Dios: “Apártate de mí. Así podré sonreír un poco, antes de
que me vaya para no volver, a la región de las tinieblas y de las
sombras” (Job 10,21-22).
Sabiduría16,14: “El hombre, en su maldad, puede quitar la vida, es
cierto; pero no puede hacer volver al espíritu que se fue, ni liberar el
alma arrebatada por la muerte’’
2 Samuel 14,14. “Todos tenemos que morir, y seremos como agua derramada
que ya no puede recogerse”
2 Samuel 12,22-23. “Mientras el niño vivía, yo ayunaba y lloraba. Pero
ahora que está muerto ¿para qué voy a ayunar? ¿Acaso podré hacerlo
volver? Yo iré hacia él, pero él no volverá hacia mí”
Aproximadamente 200 años a. C. se introdujo en el judaísmo la fe en
la resurrección, doctrina incompatible con la reencarnación.
La doctrina de la resurrección enseña que después de la muerte la
persona vive pero no en la tierra sino con Dios en la eternidad. Aparece
por primera vez en Daniel 12,2: “La multitud de los que duermen en la
tumba se despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la
vergüenza y el horror eterno”
Aparece por segunda vez en 2
Mac 7,9. El rey Antíoco IV de Siria quiere obligar a siete
hermanos fieles a la ley judía, por medio de tortura, a abandonar su fe.
Al morir el segundo dijo al rey: “Tú nos privas de la vida presente,
pero el Rey del mundo a nosotros nos resucitará a una vida eterna” .
El séptimo al morir dijo: “Mis hermanos, después de haber soportado una
corta pena, gozan ahora de la vida eterna” (2 Mac 7,36).
El Nuevo Testamento
La doctrina del N.T. es incompatible con la reencarnación. El N.T.
Enseña que después de la muerte NO se regresa a otra vida en la tierra
sino que pasamos enseguida al
purgatorio que es un estado
temporal pero no en esta tierra, o pasamos a nuestro destino definitivo
que es el
cielo o el
infierno. Nuestro cuerpo
volverá al polvo hasta el día de la resurrección cuando nuestro único
cuerpo cobrará vida pero será glorificado. Ver
Resurrección.
La parábola del rico Epulón (Lc 16,19.31): Lázaro después
de la muerte va inmediatamente al cielo. El rico muere y va
inmediatamente al infierno. El versículo 25 revela que el rico pagará
por su mala conducta, no reencarnándose, sino en el infierno para
siempre, del cual no puede pasar al otro lado ni volver a la tierra.
El buen ladrón desde la cruz
pidió a Jesús: “acuérdate de mí cuando vayas a tu reino”. Jesús le
responde: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lc 23,43).
El buen ladrón no regresó a la tierra para pagar su "karma" por ser
ladrón. Fué directo al cielo "hoy mismo" por el perdón recibido de
Jesús.
Filipenses
1,23-24: “Me siento apremiado por los dos lados. Por una parte,
quisiera morir para estar ya con Cristo. Pero por otra, es más necesario
para ustedes que yo me quede aún en este mundo” Obviamente Pablo sabía
que al morir no regresaría con otra vida al mundo sino que estaría
definitivamente "con Cristo".
1 Cor 15,42.44. “En la resurrección de los muertos, se entierra un
cuerpo corruptible y resucita uno incorruptible, se entierra un cuerpo
humillado y resucita uno glorioso, se entierra un cuerpo débil y
resucita uno fuerte, se entierra un cuerpo material y resucita uno
espiritual"
Hebreos 9,27 sintetiza
la enseñanza de las Escrituras al respecto:
"está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el
juicio"
Uno de los pasajes bíblicos en que
pretenden encontrar la reencarnación es Mateo 11,14: "Y, si queréis admitirlo, él
(Juan Bautista) es Elías, el que iba a venir." Jesús habla aquí de
que el espíritu
profético de Elías (no su cuerpo ni su alma) continúa en San Juan
Bautista. Que
se refiere al espíritu profético y no al cuerpo físico de Elías se
deduce de Lucas 1,17 "e irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto."
Además,
el mismo San Juan Bautista negó explícitamente ser Elías:
"Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo soy.» - «¿Eres tú el profeta?» Respondió: «No.»"
-Jn 1,21
Para entender el sentido
bíblico pongo un ejemplo: Si nosotros decimos de
una niña: "tiene los ojos de su madre", todos entienden que no se trata
de un transplante de ojos. No se trata de la reencarnación de los
ojos de la madre en la niña. Solo estamos diciendo que los ojos
de madre e hija se parecen mucho.
Diferencias principales entre la doctrina cristiana y la reencarnación
Es alarmante que según
algunas encuestas (AD 2004), el 34% de los católicos dicen creer en la
reencarnación. Estos no se han enterado que hay
diferencias fundamentales entre la revelación cristiana y la
reencarnación.
-
La Resurrección. La fe cristiana se
fundamenta en la resurrección de Jesucristo. Nuestros cuerpos
no serán ni reciclados ni aniquilados. El alma no pierde su
identidad absorbiéndose en el cosmos. El destino
final del hombre es la resurrección para el gozo de la vida con Dios para siempre en el
cielo o la pena eterna de la separación de Dios en el infierno.
La
resurrección es muy superior a la reencarnación. Es cierto que algunas religiones narran sobre dioses que
mueren y resucitan pero solo el cristianismo habla de un cuerpo
gloriosamente resucitado y del poder para compartir esta nueva vida con otros. Los
judíos no esperaban un Mesías que muriera y resucitara. Algunos
tenían la esperanza de resucitar, pero no con cuerpos gloriosos sino en una
resurrección análoga a la de Lázaro (Cf. Is. 26:19; Ez. 37:10; Dn
12:2).
Algunas
filosofías y religiones han creído en la reencarnación o en la inmortalidad del alma
apartada del cuerpo. Pero la fe en la resurrección
solo se encuentra entre los cristianos. (Más
sobre la resurrección).
-
La naturaleza de Dios. El Dios de la
revelación judeo-cristiana es personal, mientras
que en la reencarnación se le percibe como algo impersonal, el Todo
Cósmico de las religiones orientales.
-
El amor. Un Dios impersonal no ama, no
es Padre, entonces los hombres no somos hermanos. Según los
proponentes de la reencarnación los pobres son culpables de su
miseria por males que hicieron en otras vidas. Como están pagando
el karma, no se les debe ayudar. Son una casta baja.
Jesucristo no solo nos enseña el amor a los pobres sino que el
mismo se hizo pobre para darnos ejemplo.
-
La victoria sobre el mal. El mal no es
vencido por cada individuo expiando sus pecados por medio de
transmigraciones a otras formas de vida. Los cristianos creemos
que Jesucristo pagó por nuestros pecados en la cruz y solo en
El tenemos salvación. Nosotros cooperamos con nuestros
sacrificios pero la salvación es un don.
-
La iluminación. Lo que constituye
"iluminación" para los cristianos es muy diferente
al concepto reencarnacionista:
Esta se consigue al conocer a Jesucristo, el Camino, la Verdad y la
Vida, y recibiendo el Espíritu Santo, Espíritu de la Verdad
enviado por el Padre y Jesucristo.
-
El Tiempo. El concepto judeo-cristiano del
tiempo y de la relación de Dios con el tiempo es totalmente
diferente. El tiempo para el cristiano no es un ciclo sin fin.
Es lineal, teniendo un principio y un fin. Dios es el creador y
Señor del tiempo. Jesús es el "Alfa y Omega",
principio y fin del tiempo. El hombre tiene un propósito que
cumplir en el tiempo que tiene, según la voluntad de Dios. El
Génesis nos habla del principio del tiempo. El Apocalipsis, del fin
del tiempo: la segunda venida del Señor. Después ya no
habrá tiempo sino la eternidad, vivida en el cielo o en el
infierno.
-
La Eternidad. Los cristianos no creemos que
los hombres sean diluidos en el cosmos impersonal. Todo lo bueno se
unirá en Cristo y será presentado al Padre "Que Dios sea todo
en todos" (I Cor 15:28) pero nuestra individualidad, nuestra
persona no se perderá jamás. Podríamos imaginarnos a los santos
en el cielo como un precioso campo de flores. Al mismo tiempo cada
flor es individual y preciosa en si misma. Los redimidos por
Cristo encontrarán su identidad plenamente en el cielo. Serán
sanados y elevados a la plenitud de su ser. Los santos están
unidos por el amor y al mismo tiempo cada uno es precioso.
El evangelio del amor y del perdón sobrepasa en grande
la enseñanza cruel de la reencarnación con sus ciclos y karmas. Dios tanto amó
al mundo que envió a Su único Hijo para que el que crea en El tenga
vida eterna.
Fuente- Alan Schreck en inglés, artículo
en New Covenant, V-1990 y varias otras.
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