Con
Sangre del Alma se riega y fecundiza la simiente
Santa Margarita María Alacoque,
depositaria de las revelaciones del Sagrado Corazón a
los apóstoles del Sagrado Corazón.
Sobre el apostolado del sufrimiento.
Nadie mejor que Santa Margarita María podrá revelarnos
tanto la belleza como la fecundidad divina del apostolado doliente;
esto es, el de inmolación y sufrimiento por el reinado del Corazón de
Jesús. El Salvador en persona enseñó a
Santa Margarita, su
confidente y apóstol, esta ciencia altísima; El mismo la instruyó
acerca de la aplicación misteriosa y del mérito inmenso de este
apostolado característico propio de la devoción a su Sagrado Corazón.
“Ya que me llamáis aquí estoy.. Pero al mismo tiempo que vosotros, el
Rey de amor me pide y me manda que me acerque a vosotros, los
apóstoles de su Sagrado Corazón, a vosotros, mis hermanos en la misma
vocación de amor y de apostolado... Quiero repetiros, pues, la lección
maravillosa y fecunda que, en su gran misericordia, quiso el Señor
hacer a esta humilde discípula. ¡Oídme! ¡Ah, si pudiera yo revelaros
la gloria, toda la inmensa gloria con que el Rey de Reyes ha querido
cubrirme por eternidad de eternidades, y esto porque El mismo se dignó
inclinarse hacia mí y poner sus ojos en la pequeñez
y pobreza de su sierva!..
En verdad, Aquél que es la grandeza me ha hecho grande, recogiéndome
de entre el polvo para convertirme en el instrumento de sus designios
misericordiosos... ¿Y qué hice yo? Darle mi corazón, dárselo entero en
cambio del suyo adorable, a fin de que hiciese conmigo,
incondicionalmente, lo que Él deseara para establecer y dilatar en el
mundo entero el reinado de amor de su Sagrado Corazón...
Y porque Él es la misma bondad dignóse aceptar la ofrenda de mi
corazón con todos sus inmensos deseos, y con él, mi amor y mi vida,
ofrecida y consagrada sin reservas a su gloria... ¿Queréis saber
ahora, hermanos muy amados, lo que hizo Jesús conmigo para adaptarme a
la misión que había de confiarme?.. Me inspiró, al mismo tiempo que
una sed abrasadora de inmolarme, la capacidad divina de sufrir..., de
vivir muriendo de amor para hacer conocer y amar al Amor que no es
Amado.
Desde ese momento hasta mi último suspiro todo mi apostolado
consistió principalmente en abrazarme gozosa a la cruz y en
abandonarme amorosamente al Crucificado divino con gratitud del alma y
con sed inmensa de su gloria.
Que si a veces quiso el Señor que escribiera
pidiendo y reclamando en nombre suyo el homenaje de amor a su Corazón
adorable, esas cartas fueron victoriosas, y siguen siéndolo para su
gloria, únicamente porque hube de escribirlas con sangre del alma y en
el martirio de mi corazón crucificado.
Por ese mismo camino, sobre todo por ese camino, vosotros también, no
lo dudéis, labraréis a pesar de Satán y sus secuaces, el pedestal de
victoria del Rey de amor... Apóstoles del Corazón de Jesús,
bendecidle, pues El mismo os ha elegido para
que coronéis, en forma espléndida, la misión inicial que me fue
confiada a mi..
Que si por una dignación de misericordia incomparable, quiso el Señor
designarme para instrumento de su gloria en la primera etapa, cuando
el sol del Corazón de Jesús se levantaba apenas en su primer aurora..,
ahora que ese Sol divino ha rasgado las nubes, sois vosotros, sabedlo,
si, vosotros los felices precursores de su Reinado social, los que por
senda de inmolación amorosa debéis afianzar su victoria..¡Ah, pero no
os engañéis; vuestro apostolado será
maravillosamente fecundo sólo en la medida en que os penetréis
vosotros mismos del Evangelio que el Maestro Divino nos predicó, a
vosotros y a mi, en el Calvario y en Paray.., evangelio de cruz,
abnegación y sacrificio!...
¡Oh, aprended, pues, ante todo, la ciencia sublime de sufrir.., sí,
de sufrir amando y de cantar sufriendo para gloria del Divino
Corazón.! ¿Recordáis cuánto deseaba Él ser bautizado con bautismo
de sangre..., y ser levantado en el patíbulo de una Cruz para atraerlo
irresistiblemente todo desde ese trono de sangre a su Sagrado Corazón?
Pues proceded así también vosotros, los dichosos mensajeros de su
amor, dejaos atraer desde el Calvario a su Calvario, sin vacilaciones
ni cobardías..., ceded al imán de su Corazón crucificado.. Y no
temáis.., por que Aquél que os ha inspirado el deseo ardiente, y el
querer, sabrá también daros el poder con gracia superabundante.
Acercaos, pues al Tabernáculo del Rey de amor...venid, llevándole
gozosos, como ofrenda de apostolado, las dolencias..Ofrecedle como
rico tesoro..las flaquezas dolorosas de la salud
quebrantada..Presentadle este precioso obsequio, y colocándolo en la
herida de su Corazón adorable, decidle con toda resignación, con celo
ardiente y con amor apasionado:” Acepto Señor,
la gloria incomparable de ser una partícula de la Hostia redentora que
eres Tú mismo... Jesús.. Pero, en recompensa, sana las almas enfermas,
y en cambio de este nuestro Calvario, sube al Tabor de tu gloria,
Jesús”