SANTA LYDWINA
Ejemplo heroico de entrega a Dios en el sufrimiento y el rechazo.
Patrona de patinadores sobre hielo
1380-1433

Santa Lydwina no es muy conocida. Su fiesta, 14 de abril, no aparece en el calendario litúrgico. Sin embargo esta joven es un testimonio heroico de fe en medio de grandes pruebas. Desde los 15 años hasta su muerte, postrada en cama, ofrece su vida por amor a Dios.


En un frío dia de enero de 1395, Lydwina con un grupo de niñas de Schiedam, pequeño pueblo cerca de Rotterdam, Holanda, patinaban sobre el congelado Río Schie. Lydwina tenía quince años y era la única niña de nueve hijos.

Mientras las niñas patinaban, una perdió el balance y chocó con Lydwina quien cayó dándose un fuerte golpe en la cabeza contra el hielo y quebrándose una costilla.

Sus amigas la llevaron a su casa y sus padres buscaron un médico. En los próximos días, Lydwina empeoró. Tenía violentos ataques de vómito y estaba en continuo dolor. Pasaron semanas y Lydwina aun no se reponía. Entonces comenzó a comprender que su condición era permanente.

El Padre Juan Pot, su párroco, visitaba a Lydwina frecuentemente. El sabía que ella había deseado ser religiosa, por lo que le sugirió a Lydwina que aceptase su situación como una vocación. En el convento ella hubiese ofrecido oraciones por la conversión de los pecadores; el Padre Pot le sugirió que hiciera de su cuarto un convento y, como Cristo en la cruz, ofreciera sus sufrimientos a Dios.

La sugerencia del Padre Pot cambió la vida de Lydwina. Encontró un propósito para sus sufrimientos y la depresión se le quitó. Profundizó su vida de oración y meditación, y Dios le concedió favores especiales, entre ellos, visiones de Nuestro Señor y de varios santos.

Se propagó la fama de santidad de Lydwina, especialmente por su aceptación del sufrimiento en imitación a Cristo. Llegaban personas para pedirle consejos espirituales.

Nuevas pruebas acecharon a Lydwina cuando el Padre Pot fue transferido de la parroquia. El nuevo sacerdote, el Padre Andries, enseguida demostró desagrado hacia Lydwina y la acusó desde el púlpito de ser una impostora por lo que no le llevaría mas la comunión. Los vecinos de Lydwina se enojaron mucho hasta que el obispo envió una comisión a Schiedam para investigar el caso de Lydwina. Al final declararon que Lydwina es una católica ferviente, sinceramente religiosa y no pudieron encontrar evidencia de fraude. Como signo de confianza en Lydwina, el obispo le permitió recibir la Santa Comunión dos veces por semana -un gran privilegio en el siglo XV ya que la recepción de la comunión era infrecuente.

Dios quiso dar a conocer la paciencia y santidad que Lydwina vivía en medio de enormes sufrimientos físicos y espirituales. Su tumba se convirtió en lugar de peregrinación.

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