Jesus intercambó
corazones con Sta. Lutgarda |
St. Lutgarda, Virgen
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Fiesta: 16 Junio (no aparece en el calendario actual)
Santa
Mística
sisterciense
de Aywieres, Bélgica.
Nace en
1182. A los doce años de edad fue encomendada a las monjas
benedictinas cerca de Saint-Trond, no por piedad sino porque el dinero
para su dote matrimonial había sido perdido por su padre. Era la
costumbre de la época.
Lutgarda
era bonita y le gustaba divertirse sanamente y vestir bien. No
aparentaba vocación religiosa, por lo que en el convento vivía como
una especie de pensionista, libre para entrar y salir. Sin embargo, un
día, mientras charlaba con unas amistades, tuvo una visión de Nuestro
Señor Jesucristo que le mostraba sus heridas y le pedía que lo amase
solo a El. Lutgarda aquel día descubrió el amor de Jesús y lo aceptó
al instante como su Prometido. Desde aquel momento su vida cambió.
Algunas
monjas que observaron el cambio en Lutgarda vaticinaron que aquello no
duraría. Se equivocaron, ya que su amor por Jesús mas bién crecía.
Al rezar lo veía con sus ojos corporales, hablaba con El en forma
familiar. Cuando la llamaban para algún servicio, le decía a Jesús:
"Aguárdame aquí, mi Señor; volveré tan pronto como termine esta
tarea". También tuvo visiones de Santa Catalina, la patrona de su
convento y San Juan Evangelista. En éxtasis a veces se alzaba un palmo
del suelo o su cabeza irradiaba luz.
Compartió
místicamente los sufrimientos de Jesús cuando meditaba la Pasión. En
esas ocasiones aparecían en su frente y cabellos minúsculas gotas de
sangre. Su amor se extendía a todos de manera que sentía como propios
los dolores y penurias ajenas.
Después de
doce años en el convento de Santa Catalina, sintió la inspiración de
abrazar la regla cisterciense que es mas estricta. Siguiendo el
consejo de su amiga Santa Cristina que era de su mismo convento,
ingresó en el Cister de Aywieres a pesar que allí solo se hablaba
francés, idioma que desconocía.
Tenía gran
humildad y solo se quejaba de su propia impotencia para responder como
era debido a las gracias de Dios. En una ocasión oraba ofreciendo
vehemente su vida al Señor, cuando se le reventó una vena que le causó
una fuerte hemorragia. Le fue revelado que, en el cielo, su efusión se
aceptaba como un martirio.
Tenía el
don de curación de enfermos, de profetizar, de entender las Sagradas
Escrituras, de consolar espiritualmente. Según la beata María de
Oignies, Lutgarda es una intercesora sin igual por los pecadores y las
almas del purgatorio.
Tuvo visiones del Sagrado Corazón de Jesús.
En una ocasión Nuestro Señor le preguntó que regalo
ella deseaba. Ella respondió: "Quiero Tu
Corazón", a lo que Jesús respondió: "Yo
quiero tu corazón". Entonces ocurrió un evento sin precedentes
conocidos: Nuestro Señor místicamente intercambió corazones con
Lutgarda.
Once años
antes de morir perdió la vista, lo cual recibió con gozo, como una
gracia para desprenderse mas del mundo. Aun ciega ayunaba severamente.
El Señor se le apareció para anunciarle su próxima muerte y las tres
cosas que debía hacer para prepararse: 1-dar gracias a Dios sin cesar
por los bienes recibidos; 2- orar con la misma insistencia por la
conversión de los pecadores; 3- Para todo confiar únicamente en Dios.
Predijo su
muerte que ocurrió en la noche del sábado posterior a la Santísima
Trinidad, precisamente cuando comenzaba el oficio nocturno del
domingo. Era el 16 de junio del 1246.
Fuente: Butler, Vida de los Santos, Vol II, pg
561-563, adaptado y digitalizado por SCTJM