San José: Liturgia de la Solemnidad |
Liturgia de la solemnidad de san
José, esposo de María
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recopilado
por SCTJM
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PRIMERAS VÍSPERAS, VIGILIA ANTES DE LA SOLEMNIDAD
Oración de la Tarde
INVOCACIÓN INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos
de los siglos. Amén.
HIMNO
Cante tu gloria célica armonía,
tú que compartes con la siempre pura
la misteriosa genealogía
de la Escritura.
Esposo vírgen de la Virgen Madre,
en quien Dios mismo declinó su oficio;
réplica humilde del eterno Padre,
padre nutricio.
Último anillo de las profecías,
¡oh patriarca de la nueva alianza!,
entre tus brazos se acuño el Mesías,
nuestra esperanza.
Guarda a la Iglesia de quien fue figura
la inmaculada y maternal María;
guárdala intacta, firme y con ternura
de eucaristía.
Gloria a Dios Padre que tu amor decuida,
gloria a Dios Hijo que te fue confiado,
gloria al Espíritu que alentó tu vida
para el Amado. Amén.
SALMODIA
Ant. 1 Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual
nació Jesús, que es el Mesías.
- Salmo 112 -
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1 Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual
nació Jesús, que es el Mesías.
Ant. 2 Fue enviado de parte de Dios el ángel Gabriel a una
ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen, deposada
con un hombre llamado José.
- Salmo 145 -
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos,
el Señor guarda a los peregrinos;
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2 Fue enviado de parte de Dios el ángel Gabriel a una
ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen, deposada
con un hombre llamado José.
Ant. 3 Estando desposada, María la madre de Jesús, con José,
antes de que empezaran a vivir juntos, se encnntró en cinta
por obra del Espíritu Santo.
Cántico
Ef. 1, 3-10
Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.
Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.
Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.
Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3 Estando desposada, María la madre de Jesús, con José,
antes de que empezaran a vivir juntos, se encnntró en cinta
por obra del Espíritu Santo.
LECTURA BREVE
Col 3, 23-24
Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al
Señor y no a los hombres: sabiendo bien que recibiréis del
Señor en
reconmpensa la herencia. Servid a Cristo
RESPONSORIO BREVE
V. El justo florecerá como un lirio.
R. El justo florecerá como un lirio.
V. Y se alegrará eternamente ante el Señor.
R. Como un lirio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. El justo florecerá como un lirio.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Este es el administrador fiel y solícito a quien el amo
ha puesto frente de su servidumbre.
Cántico de la Santísima Virgen María
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el todo poderoso ha hecho conmigo cosas grandes,
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia para siempre
PRECES
Acudamos suplicantes a Dios Padre todopoderoso, de quien
procede toda la familia del cielo y de la tierra,
y digámosle suplicantes:
Padre nuestro que estás en los cielos, escúchanos.
·
Padre santo, tú que en la aurora del nuevo Testamento
revelaste a José el misterio mantenido en silencio
desde el origen de los siglos,
ayúdanos a conocer cada vez mejor a tu Hijo, verdadero Dios
y verdadero hombre.
·
Padre celestial, tú que alimentas las aves del cielo y
vistes la hierba del campo,
concede a todos los hombres el pan
de cada día para su cuerpo y el alimento de la eucaristía
para su espíritu.
·
Creador del universo, tú que entregaste al hombre la obra de
tus manos,
haz que los trabajadores puedan
disfrutar de manera digna del fruto de su trabajo.
·
Señor, tú que eres la fuente de toda la justicia y deseas
que todos seamos justos,
por intercesión de san José, ayúdanos a agradarte en todo.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Haz, Señor, que los moribundos y los que ya han muerto,
obtengan tu misericordia eterna, por medio de tu Hijo,
de María y de san José.
Porque somos miembros de la familia de Dios, nos atrevemos a
decir: Padre Nuestro ...
ORACIÓN
Dios todopoderoso, que, en los albores del nuevo Testamento,
encomendaste a san José los misterios de nuestra salvación,
haz que ahora tu Iglesia, sostenida por la intercesión del
esposo de María, lleve a
su pleno cumplimieto la obra de la salvación de los hombres.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve
a la vida eterna.
R. Amén.
__________________________
OFICIO DE LECTURA
Oficio de lectura
San José,
esposo de santa María Virgen.
Solemnidad
INVITATORIO
V.
Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu
alabanza.
Ant Adoremos a Cristo, el Señor,
en esta solemnidad de
san José.
HIMNO
C ustodio
providente y fiel del Hijo,
amor junto al Amor doquier presente,
silencio del que ve la gloria inmensa
de Dios omnipotente.
E sposo
enamorado de la Virgen,
la mente ante el misterio reclinabas,
rosal inmaculado que florece,
es obra del Señor a quien amabas.
C allada
voluntad en Dios perdida,
amor hecho mirada de confianza,
fiel en el trabajo y en la prueba,
proveenos de amor y de esperanza.
P rotege
la asamblea de los justos,
reunidos en la fe, cuerpo de Cristo;
sé padre que nos lleve a nuetro Padre,
amor del gran Amor que nos da el Hijo. Amén.
SALMODIA
Ant. 1
Un ángel del Señor se
apareció en sueños a José,
y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María
como esposa; dará a luz un Hijo y le llamarás Jesús."
- Salmo 20, 2-8. 14 -
S eñor,
el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios.
T e
adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término.
T u
victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia;
porque el rey confía en el Señor
y con la gracia del Altísimo no fracasará.
L evántate,
Señor, con tu fuerza,
y al son de intrumentos cantaremos tu poder.
G loria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1
Un ángel del Señor se
apareció en sueños a José,
y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María
como esposa; dará a luz un Hijo y le llamarás Jesús."
Ant. 2 Al despertar José del
sueño, hizo como le había
ordenado el ángel del Señor y llevó a María como esposa a su
casa.
Salmo 91
--I--
E s
bueno dar gracias al Señor
y tocar para tu nombre, oh Altísimo,
proclamar por la mañana tu misericordia
y de noche tu fidelidad,
con arpas de diez cuerdas y laúdes
sobre arpegios de cítaras.
T us
acciones, Señor, son mi alegría,
y mi júbilo, las obras de tus manos.
¡Qué magníficas son tus obras, Señor
qué profundos tus designios!
El ignorante no los entiende
ni el necio se da cuenta.
A unque
germinen como hierba los malvados
y florezcan los malhechores,
serán destruidos para siempre.
Tú, en cambio, Señor,
eres excelso por los siglos.
G loria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2
Al despertar José del
sueño, hizo como le había
ordenado el ángel del Señor y llevó a María como esposa
a su casa.
Ant. 3 José subió de la
ciudad de Nazaret a la ciudad
de David que se llama Belén, para empadronarse con
María.
--II--
P orque
tus enemigos, Señor, perecerán,
los malhechores serán dispersados;
pero a mí me das las fuerzas de un búfalo
y me unges con aceite nuevo.
Mis ojos no temerán a mis enemigos,
mis oídos escucharán su derrota.
E l
justo crecerá como palmera,
y se alzará como cedro del Líbano:
plantado en la casa del Señor,
crecerá en los atrios de nuestro Dios;
e n
la vejez seguirá dando fruto
y estará lozano y frondoso,
para proclamar que el Señor es justo,
que en mi Roca no existe la maldad.
G loria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3
José subió de la ciudad
de Nazaret a la ciudad
de David que se llama Belén, para empadronarse con María.
VERSÍCULO
V.
El justo floreserá como un lirio.
R. Y se alegrará eternamente ante el Señor.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Hebreos.
11, 1-16
Hermanos: La fe es la firme seguridad de los bienes
que se esperan, la plena convicción de las realidades que
no se ven. A causa de ella fueron alabados nuestros ma-
yores. Por la fe sabemos que el universo fue formado
por la palabra de Dios, de modo que lo visible ha tenido
su origen en una causa invisible.
Por la fe ofreció Abel a Dios un sacrificio más exce-
lente que el de Caín; por ella fue proclamado justo,
dando Dios mismo testimonio a favor de sus ofrendas,
y por la fe continúa hablando aún después de su muerte.
Por la fe fue transladado Henoc sin experimentar la
muerte: "No fue hallado más, porque Dios se lo llevó."
Pero antes de ser transladado se da testimonio en su fa-
vor de que "había sido grato a Dios". Ahora bien, sin la
fe es imposible agradar a Dios, pues el que se acerca a
Dios debe creer que existe y que es remunerador de
los que lo buscan.
Por la fe, movido de religoso temor, Noé fabricó el
arca para salvar a su familia, advertido por Dios de lo
que aún no se veía venir; e, igualmente por la fe, con-
dená al mundo y se hizo heredero de la justificación que
se alcanza por la fe.
Por la fe obedeció Abraham al ser llamado por Dios,
saliendo hacia la tierra que había de recibir en heren-
cia, y salió sin saber a dónde iba. Por la fe peregrinó
por la tierra prometida, como en tierra extraña, habi-
tando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de las
mismas promesas, pues esperaba entrar en esa ciudad
de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es
el mismo Dios.
Por la fe la misma Sara, a pesar de su avanzada edad,
recibió el poder de ser madre, pues tuvo fe en aquel que
se lo había prometido. Y, por esto mismo, de un solo
hombre, ya incapaz de transmitir vida, nacieron hi-
jos, "numerosos como las estrellas del cielo, incontables
como las arenas del mar".
En la fe murieron todos ellos, sin haber alcanzado la
realización de las promesas, pero las vieron desde lejos
y las saludaron, reconociendo que eran "forasteros y
peregrinos sobre la tierra". En verdad que quienes así
se expresan dan a entender claramente que van en busca
de una patria, pues, si hubiesen pensado en aquella de
la que había salido, ocasiones tuvieron para volver a
ella. Pero ellos aspiraban a una patria mejor, es decir,
a la celestial. Por eso Dios no se desdeña de llamarse
su Dios, pues le tenía ya preparada una ciudad.
Responsorio
R.
No lo hizo vacilar la incredulidad ante la promesa
de Dios, sino que fortalecido por la fe, dio gloria
a Dios; por lo cual Dios se lo tomó como justifi-
cación.
V. La fe cooperaba con sus
obras, y por sus obras su
fe alcanzó la plenitud.
R. Por lo cual Dios se lo tomó
como justificación.
SEGUNDA LECTURA
De los Sermones de san Bernardino de Siena,
presbítero.
Es norma general de todas las gracias especiales co-
municadas a cualquier creatura racional que, cuando la
gracia divina elige a alguien para algún oficio especial o
algún estado muy elevado, otorga todos los carismas que
son necesarios a aquella persona así elegida, y que la
adornan con profusión.
Ello se realizó de un modo eminente en la persona de
san José, que hizo las veces de padre de nuestro Señor
Jesucristo y que fue verdadero esposo de la Reina del
mundo y Señora de los ángeles, que fue elegido por el
Padre eterno como fiel cuidador y guardián de sus más
preciados tesoros, a saber, de su Hijo y de su esposa;
cargo que él cumplió con absoluta fidelidad. Por esto el
Señor le dice: Bien siervo bueno y fiel, pasa al banquete
de tu Señor.
Si miramos la relación que tiene José con toda la
Iglesia, ¿no es éste el hombre especialmente elegido, por
el cual y bajo el cual Cristo fue introducido en el mun-
do de un modo regular y honesto? Por tanto, si toda la
Iglesia está en deuda con la Virgen Madre, ya que por
medio de ella recibió a Cristo, de modo semejante le
debe a san José, después de ella, una especial gratitud
y reverencia.
Él, en efecto, cierra el antiguo Testamento, ya que
en él la dignidad patrialcal y profética alcanza el fruto
prometido. Además, él es el único que poseyó corporal-
mente lo que la condescendencia divina había prome-
tido a los patriarcas y a los profetas.
Hemos de suponer, sin duda alguna, que aquella
misma familiaridad, respeto y altísima dignidad que
Cristo tributó a José mientras vivía aquí en la tierra,
como un hijo con su padre, no se la ha negado en el
cielo; al contrario, la ha colmado y consumado.
Por esto, no sin razón añade el Señor: Pasa
al ban-
quete de tu Señor. Pues, aunque el gozo festivo
de la
felicidad eterna entra en el corazón del hombre, el Se-
ñor profirió decirle: Pasa al banquete, para insinuar
de un modo misterioso que este gozo festivo no sólo se
halla dentro de él, sino que lo rodea y absorbe por to-
das partes, y que está sumergido en él como en un
abismo profundo.
Acuérdate, pues, de nosotros, bienaventurado José, e
intercede con tus oraciones ante tu Hijo; haz también
que sea propicia a nosotros la santísima Virgen, tu es-
posa, que es madre de aque que con el Padre y el Es-
píritu Santo vive y reina por los siglos infinitos. Amén.
Responsorio
R.
Dios me contituyó como padre del rey y como se-
ñor de toda su casa; me elevó para hacer llegar
la salvación a muchos pueblos.
V. El Señor ha sido el auxilio y
refugio que me ha
salvado.
R. Me elevó para hacer llegar la
salvación a muchos
pueblos.
HIMNO FINAL
S eñor,
Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
P ostrados
ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:
S anto,
santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
A
ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A
ti la Iglesia santa,
por los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:
P adre,
infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
Santo Espíritu de amor y de consuelo.
O h
Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.
T ú,
para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.
T ú
destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
T ú
vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
T ú
vendrás algún día,
como juez universal.
M uéstrate,
pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.
Y
recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos elegidos.
S alva
a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.
S é
su pastor,
y guíalos por siempre.
D ía
tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.
D ígnate,
Señor,
guardarnos de pecado en este día.
T en
piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Q ue
tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
A
ti, Señor me acojo,
no quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
O remos:
Dios todopoderoso, que, en
los albores del nuevo
Testamento, encomendaste a san José los misterios
de nuestra salvación, haz que ahora tu Iglesia, soste-
nida por la intercesión del esposo de María, lleve a
su pleno cumplimieto la obra de la salvación de los
hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN.
V.
Bendigamos al Señor.
R, Demos gracias a Dios.
LAUDES DE LA SOLEMNIDAD
San
José,
esposo de santa María Virgen.
Solemnidad
Martha de Jesús+
1941-2008
Daniel +
1972-2001
INVITATORIO
V. Señor, abre mis labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
Ant Adoremos a Cristo, el Señor, en esta solemnidad de san
José.
[Sal 94] ó [Sal 99] ó [Sal 66] ó [Sal 23]
HIMNO
Escuchen qué cosa y cosa
tan maravillosa, aquesta:
un padre que no ha engendrado
un Hijo, a quien otro engendra.
Un hombre que da alimentos
al mismo que lo alimenta;
cría al que lo crió, y a mismo
sustenta que lo sustenta.
Manda a su propio Señor
y su Hijo Dios respeta;
tiene por ama a una esclava,
y por esposa a una reina.
Celos tuvo y confianza,
seguridad y sospechas,
riesgos y seguridades
necesidad y riquezas.
Tuvo, en fin, todas las cosas
que pueden pensarse buenas;
y es fin, de María esposo
y, de Dios, padre en la tierra. Amén.
SALMODIA
Ant. 1 Los pastores vinieron presurosos y encontraron
a María y a José, y al niño acostado en un pesebre.
- Salmo 62 -
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansias de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a las sombras de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1 Los pastores vinieron presurosos y encontraron
a María y a José, y al niño acostado en un pesebre.
Ant. 2 José y María, la madre de Jesús, estaban
maravillados de lo que se decía de él, y Simeón
los bendijo.
Cántico.
Dn. 3,57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Angeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas bendecid al Señor;
témpanos y hielos, beendecid al Señor.
Escarchas y nieve, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzadlo, por los siglos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2 José y María, la madre de Jesús, estaban
maravillados de lo que se decía de él, y Simeón
los bendijo.
Ant. 3 Se levantó José y tomó de noche al niño y a su
madre, y partió para Egipto, y allí permaneció
hasta la muerte de Herodes.
-Salmo 149-
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes coa argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3 Se levantó José y tomó de noche al niño y a su
madre, y partió para Egipto, y allí permaneció
hasta la muerte de Herodes.
LECTURA BREVE
2S 7, 28-29
Mi Señor, tú eres el Dios verdadero, tus palabras
son de fiar, y has hecho esta promesa a tu siervo.
Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para
que esté siempre en tu presencia, ya que tú, mi Señor,
lo has dicho, sea siempre bendita la casa de tu siervo.
RESPONSORIO BREVE
V. Lo nombró administrador de su casa.
R. Lo nombró administrador de su casa.
V. Señor de todas sus posesiones.
R. Administrador de su casa.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Lo nombró administrador de su casa.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. José se estableció en una ciudad llamada Nazaret; así
se cumplió lo que de Cristo habían anunciado los
profetas: que sería llamado Nazareno.
Cántico de Zacarías
Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con
nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días
Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. José se estableció en una ciudad llamada Nazaret; así
se cumplió lo que de Cristo habían anunciado los
profetas: que sería llamado Nazareno.
PRECES.
Acudamos suplicantes al Señor, el único que puede
hacernos justos, y digámosle suplicantes:
Con tu justicia, Señor, danos vida.
Tú, Señor, que llamaste a nuestros padres en la fe
para que caminasen en tu presencia con un corazón
sincero,
haz que también nosostros, siguiendo sus huellas,
seamos santos ante tus ojos.
Tú que elegiste a José, varón justo, para que cui-
dara de tu Hijo durante su niñez y adolecencia,
haz que también nosotros nos consagremos al ser-
vicio del cuerpo de Cristo, sirviendo a nuestros
hermanos.
Tú que entregaste la tierra a los hombres para que
la llenaran y la sometieran,
ayúdanos a trabajar con empeño en nuestro mun-
do, pero teniendo siempre nuestros ojos puestos
en tu gloria.
No te olvides, Padre del universo, de la obra de tus
manos
y haz que todos los hombres, mediante su trabajo
honesto, tengan una vida digna.
Se pueden añadir algunas intenciones libres
Porque somos miembros de la familia de Dios, nos
atrevemos a decir:
Padre nuestro .............
ORACIÓN.
Dios todopoderoso, que, en los albores del nuevo
Testamento, encomendaste a san José los misterios
de nuestra salvación, haz que ahora tu Iglesia, soste-
nida por la intercesión del esposo de María, lleve a
su pleno cumplimieto la obra de la salvación de los
hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN.
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.
VÍSPERAS II DE LA
SOLEMNIDAD
Oración de la tarde
INVOCACIÓN INICIAL
V.
Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en
socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
HIMNO
¡O h
qué dichoso este día
en que José, dulce suerte,
entre Jesús y María
rinde tributo a la muerte!
T uvo
en la tierra su cielo;
por un favor nunca visto,
con la Virgen, su consuelo
fue vivir sirviendo a Cristo.
Y a
con suprema leticia
los justos lo aclamarán,
lleva la buena noticia
hasta el seno de Abraham.
S i
fue grande la agonía
que sufrió en la encarnación,
será inmesa alegría
que tendrá en resurrección.
Q uiera
Dios que en nuestros trance
no nos falte su favor,
y piadoso nos alcance
ver benigno Redentor.
Q ue
en Jesús, José y María,
gloria de la humanidad,
resplandezca tu armonía,
¡oh indivisa Trinidad! Amén.
SALMODIA
Ant. 1
Hallaron a Jesús en el templo, sentado en medido de
los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
- Salmo 14 -
S eñor,
¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?
E l
que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,
e l
que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,
E l
que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
E l
que así obra nunca fallará.
G loria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 1
Hallaron a Jesús en el templo, sentado en medido de
los doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas.
Ant. 2 Su madre le dijo a
Jesús: "Hijo mío, ¿por qué te
has portado así con nosotros? Tu padre y yo te
buscábamos llenos de angustia."
- Salmo 111 -
D ichoso
quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
E n
su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
D ichoso
el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.
N o
temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.
R eparte
limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.
E l
malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.
G loria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 2
Su madre le dijo a Jesús: "Hijo mío, ¿por qué te
has portado así con nosotros? Tu padre y yo te
buscábamos llenos de angustia."
Ant. 3 Jesús bajó a Nazaret
con sus padres, y vivía
sumiso a ellos.
Cántico.
Ap. 15,3-4
G randes
y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh rey de los siglos!
¿Q uién
no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiesto.
G loria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. 3
Jesús bajó a Nazaret con sus padres, y vivía
sumiso a ellos.
LECTURA BREVE
Col 3, 23-24
L o
que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para
servir al Señor y no a los hombres: sabiendo bien
que recibiréis del Señor en reconmpensa la herencia.
Servid a Cristo
RESPONSORIO BREVE
V.
El justo florecerá como un lirio.
R. El justo florecerá como un
lirio.
V. Y se alegrará eternamente
ante el Señor.
R. Como un lirio.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y
al Espíritu Santo.
R. El justo florecerá como un lirio.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant.
Jesús tenía unos treinta años y era considerado
hijo de José.
Cántico de la Santísima
Virgen María
Lc 1, 46-55
P roclama
mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
D esde
ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
É l
hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
A uxilia
a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
--como lo había prometido a nuestros padres--
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.
G loria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant.
Jesús tenía unos treinta años y era considerado
hijo de José.
PRECES
Acudamos
suplicantes a Dios Padre todopoderoso,
de quien procede toda la familia del cielo y de la
tierra
y digámosle suplicantes:
Padre nuestro que estás en los cielos,
escúchanos.
Padre santo, tú que en la aurora del nuevo Testamento
revelaste a José el misterio mantenido en
silencio desde el origen de los siglos,
ayúdanos a conocer cada vez mejor a tu
Hijo,
verdadero Dios y verdadero hombre.
- Padre celestial, tú que alimentas las aves
del cielo
y vistes la hierba del campo,
-
concede a todos los hombres el pan
de cada día
para su cuerpo y el alimento de la eucaristía para su
espíritu.
Creador del universo, tú que entregaste al hombre
la obra de tus manos,
-
haz que los trabajadores puedan
disfrutar
de manera digna del fruto de su trabajo.
-
- Señor, tú que eres la fuente de toda la
justicia y
deseas que todos seamos justos,
-
por intercesión de san José,
ayúdanos a agradarte en todo.
-
- Haz, Señor, que los moribundos y los que ya
han muerto,
-
obtengan tu misericordia eterna,
por medio de
tu Hijo, de María y de san José.
-
- Porque somos miembros de la familia de Dios,
nos atrevemos a decir
-
P adre
Nuestro ........
ORACIÓN
D ios
todopoderoso, que, en los albores del nuevo
Testamento, encomendaste a san José los misterios
de nuestra salvación, haz que ahora tu Iglesia, soste-
nida por la intercesión del esposo de María, lleve a
su pleno cumplimieto la obra de la salvación de los
hombres. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
CONCLUSIÓN
V.
El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.
LECTURAS DE LA SANTA MISA DE LA SOLEMNIDAD
Antífona de Entrada
Celebremos con alegría la fiesta de san José, el
siervo prudente y fiel, a quien el Señor puso al frente
de su familia.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso, que quisiste poner bajo la protección
de san José el nacimiento y la infancia de nuestro
Redentor, concédele a tu Iglesia proseguir y llevar
a término, bajo su patrocinio, la obra de la redención
humana.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera
Lectura
Lectura del segundo libro de
Samuel
(7, 4-5. 12-14. 16)
En
aquellos días, el Señor le habló al profeta Natán y le
dijo: “Ve y dile a mi siervo David que el Señor le manda
decir esto: ‘Cuando tus días se hayan cumplido y
descanses para siempre con tus padres, engrandeceré a tu
hijo, sangre de tu sangre, y consolidaré su reino.
El
me construirá una casa y yo consolidaré su trono
para siempre. Yo seré para él un padre y él será para mí
un hijo. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre
ante mí, y tu trono será estable eternamente’ ”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo
Responsorial
Salmo 88
Su descendencia
perdurará
eternamente.
Proclamaré sin cesar la misericordia del
Señor y daré a conocer que su fidelidad es eterna, pues
el Señor ha dicho: “Mi amor es para siempre y
mi lealtad, más firme que los cielos.
Su descendencia
perdurará
eternamente.
Un juramento hice a David, mi servidor,
una alianza pacté con mi elegido: ‘Consolidaré tu
dinastía para siempre y afianzaré tu trono eternamente’.
Su descendencia
perdurará
eternamente.
El me podrá decir: ‘Tú eres mi padre, el
Dios que me protege y que me salva’. Yo jamás le
retiraré mi amor ni violaré el juramento que le hice”.
Su descendencia
perdurará
eternamente.
Segunda Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san
Pablo a los romanos
(4, 13. 16-18. 22)
Hermanos: La promesa que Dios hizo a
Abraham y a sus descendientes, de que ellos heredarían
el mundo, no dependía de la observancia de la ley, sino
de la justificación
obtenida
mediante la fe.
En esta forma, por medio de la fe, que es
gratuita, queda asegurada la promesa para todos sus
descendientes, no sólo para aquellos que cumplen la ley,
sino también para todos los que tienen la fe de
Abraham.Entonces, él es
padre de todos nosotros, como dice la Escritura: Te
he constituido padre de todos los pueblos.
Así pues, Abraham es nuestro padre
delante de aquel Dios en quien creyó y que da la vida a
los muertos y llama a la existencia a las cosas
que todavía no existen. El, esperando contra toda
esperanza, creyó que habría de ser padre de muchos
pueblos, conforme a lo que Dios le había prometido: Así
de numerosa será tu descendencia.
Por eso, Dios le acreditó esta fe como
justicia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación
antes del Evangelio
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
Dichosos los que viven en tu casa;
siempre, Señor, te alabarán.
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según
san Mateo
(1, 16. 18-21. 24)
Gloria a ti, Señor.
Jacob engendró a José, el esposo de
María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Cristo vino al mundo de la siguiente
manera: Estando María, su madre, desposada con José y
antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra
del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo.
José, su esposo, que era hombre justo, no
queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en
secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel
del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no
dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque
ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a
luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús,
porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo
lo que le había mandado el ángel del Señor.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
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José
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