ANGELUS
"SOLEMNIDAD DE SAN PEDRO Y SAN PABLO"
S.S. Benedicto XVI
Junio 29, 2005
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Queridos hermanos y hermanas:
Pido humildemente disculpa por mi retraso. Como
sabéis, hemos celebrado con gran solemnidad, en la
basílica, a San Pedro y San Pablo. Está de fiesta
especialmente Roma, donde estos dos insignes
testigos de Cristo sufrieron el martirio y donde se
veneran sus restos. El recuerdo de los santos
patronos me hace sentir particularmente cercano a
vosotros, queridos fieles de la diócesis de Roma. La
divina Providencia me ha llamado a ser vuestro
Pastor: os agradezco el afecto con que me habéis
acogido, y os pido que oréis para que san Pedro y
san Pablo me obtengan la gracia de desempeñar con
fidelidad el ministerio pastoral que me ha sido
encomendado. Como Obispo de Roma, el Papa presta un
servicio único e indispensable a la Iglesia
universal: es el principio perpetuo y fundamento
visible de la unidad de los obispos y de todos los
fieles.
El signo litúrgico de la comunión que une a la Sede
de Pedro y su Sucesor con los metropolitanos y, a
través de ellos, con los demás obispos del mundo es
el palio, que esta mañana, durante la celebración
eucarística en la basílica de San Pedro, he impuesto
a más de treinta pastores procedentes de varias
comunidades. A estos queridos hermanos, y a sus
acompañantes, les renuevo mi saludo fraterno.
También dirijo con afecto un saludo cordial a la
delegación del Patriarcado ecuménico de
Constantinopla, que ha venido para esta
circunstancia especial. ¡Cómo no recordar hoy que el
primado de la Iglesia que está en Roma y de su
Obispo es un primado de servicio a la comunión
católica! Además, desde el doble acontecimiento del
martirio de san Pedro y san Pablo, todas las
Iglesias comenzaron a mirar a la de Roma como el
punto de referencia central para la unidad doctrinal
y pastoral. El concilio Vaticano II afirma: "Dentro
de la comunión eclesial, existen legítimamente las
Iglesias particulares con sus propias tradiciones,
sin quitar nada al primado de la cátedra de Pedro,
que preside la asamblea universal de la caridad (cf.
San Ignacio M., Ad Rom., Pref.: Funk, I, 252),
protege las diferencias legítimas y al mismo tiempo
se preocupa de que las particularidades no sólo no
perjudiquen a la unidad, sino que más bien la
favorezcan" (Lumen gentium, 13).
La Virgen María nos obtenga que el ministerio
petrino del Obispo de Roma no sea considerado como
un obstáculo, sino más bien como un apoyo en el
camino hacia la unidad, y nos ayude a hacer realidad
cuanto antes el anhelo de Cristo: "ut unum sint".
Que los apóstoles san Pedro y san Pablo intercedan
por nosotros.
* * *
Después del Ángelus
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española
en esta solemnidad de San Pedro y San Pablo, que
transmitieron con fidelidad y fortaleza el mensaje
salvador de Cristo, hasta derramar su sangre por él
en Roma. A todos mi bendición.
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