ANGELUS
"FIESTA DE SAN BENITO ABAD"
S.S. Benedicto XVI
Julio 10, 2005
www.vatican.va
Queridos hermanos y hermanas:
Mañana se celebra la fiesta de san Benito abad,
patrono de Europa, un santo al que aprecio de forma
especial, como se puede intuir por haber elegido su
nombre. Benito, que nació en Nursia alrededor del
año 480, hizo los primeros estudios en Roma, pero,
defraudado por la vida de la ciudad, se retiró a
Subiaco, donde permaneció cerca de tres años en una
cueva -el célebre "sacro speco"-, dedicándose
totalmente a Dios. En Subiaco, utilizando las ruinas
de una ciclópea villa del emperador Nerón,
construyó, junto con sus primeros discípulos,
algunos monasterios, dando vida a una comunidad
fraterna fundada en el primado del amor a Cristo, en
la que la oración y el trabajo se alternaban
armoniosamente para alabanza de Dios. Algunos años
después, en Montecassino, dio forma definitiva a
este proyecto, y lo puso por escrito en la "Regla",
la única obra suya que ha llegado hasta nosotros.
Entre las cenizas del Imperio romano, Benito,
buscando ante todo el reino de Dios, sembró, quizá
sin darse cuenta, la semilla de una nueva
civilización, que se desarrollaría integrando los
valores cristianos con la herencia clásica, por una
parte, y con las culturas germánica y eslava, por
otra.
Hay un aspecto típico de su espiritualidad, que hoy
quisiera destacar en particular. Benito no fundó una
institución monástica destinada principalmente a la
evangelización de los pueblos bárbaros, como otros
grandes monjes misioneros de su época, sino que
indicó a sus seguidores como objetivo fundamental de
la existencia, más aún, el único, la búsqueda de
Dios: "Quaerere Deum". Pero sabía que, cuando el
creyente entra en relación profunda con Dios, no
puede contentarse con vivir de modo mediocre según
una ética minimalista y una religiosidad
superficial.
Desde esta perspectiva se comprende mejor la
expresión que Benito tomó de san Cipriano y que
sintetiza en su Regla (IV, 21) el programa de vida
de los monjes: "Nihil amori Christi praeponere", "No
anteponer nada al amor de Cristo". En esto consiste
la santidad, propuesta que vale para todo cristiano
y que es una verdadera urgencia pastoral en nuestra
época, en la que se siente la necesidad de arraigar
la vida y la historia en sólidas referencias
espirituales.
María santísima, que vivió en constante y profunda
comunión con Cristo, es modelo sublime y perfecto de
santidad. Invoquemos su intercesión, junto con la de
san Benito, para que el Señor aumente también en
nuestra época el número de hombres y mujeres que, a
través de una fe iluminada, testimoniada en la vida,
sean en este nuevo milenio sal de la tierra y luz
del mundo.
--------------------------------------------------------------------------------
Después del Ángelus
Todos sentimos un profundo dolor por los atroces
atentados terroristas del jueves pasado en Londres.
Oremos por las personas asesinadas, por las heridas
y por sus seres queridos. Pero oremos también por
los que han perpetrado los atentados. Que el Señor
toque su corazón. A cuantos fomentan sentimientos de
odio y a cuantos llevan a cabo acciones terroristas
tan repugnantes les digo: Dios ama la vida, que ha
creado, no la muerte. En nombre de Dios, ¡deteneos!
(En castellano)
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua
española. En este tiempo veraniego, invito a todos a
acoger con gozo la semilla del Evangelio, para que
Cristo sea luz y fuente de paz en cada uno de
vosotros, en vuestras familias y en todos los
pueblos de la tierra. ¡Feliz domingo y feliz verano!
© Copyright 2005 - Libreria Editrice Vaticana