Como
Escuchar a Dios
S.S. Benedicto XVI, 17
Feb, 2007
Un seminarista pregunta al Papa
"...El lenguaje de Dios es especial y sólo quien está atento puede
captarlo entre las mil voces que resuenan dentro de nosotros. Por
eso, le pedimos que nos ayude a comprender cómo habla Dios en
concreto y cuáles son las huellas que deja al hablarnos en nuestro
interior".
Respuesta del Papa
¿Cómo podemos discernir la voz de Dios entre las mil voces que
escuchamos cada día en nuestro mundo? Yo diría que Dios habla con
nosotros de muchísimas maneras. Habla por medio de otras personas,
por medio de los amigos, de los padres, del párroco, de los
sacerdotes —aquí, os habla a través de los sacerdotes que se
encargan de vuestra formación, que os orientan—. Habla por medio de
los acontecimientos de nuestra vida, en los que podemos descubrir un
gesto de Dios. Habla también a través de la naturaleza, de la
creación; y, naturalmente, habla sobre todo en su Palabra, en la
sagrada Escritura, leída en la comunión de la Iglesia y leída
personalmente en conversación con Dios.
Es importante leer la sagrada Escritura, por una parte, de modo muy
personal, y realmente, como dice san Pablo, no como palabra de un
hombre o como un documento del pasado, como leemos a Homero o
Virgilio, sino como una palabra de Dios siempre actual, que habla
conmigo. Aprender a escuchar en un texto, que históricamente
pertenece al pasado, la palabra viva de Dios, es decir, entrar en
oración, convirtiendo así la lectura de la sagrada Escritura en una
conversación con Dios.
San Agustín dice a menudo en sus homilías: llamé muchas veces a la
puerta de esta Palabra, hasta que pude percibir lo que Dios mismo me
decía. Por una parte, esta lectura muy personal, esta conversación
personal con Dios, en la que trato de descubrir lo que el Señor me
dice; y juntamente con esta lectura personal, es muy importante la
lectura comunitaria, porque el sujeto vivo de la sagrada Escritura
es el pueblo de Dios, es la Iglesia.
Esta Escritura no era algo meramente privado, de grandes escritores
—aunque el Señor siempre necesita a la persona, necesita su
respuesta personal—, sino que ha crecido con personas que estaban
implicadas en el camino del pueblo de Dios y así sus palabras son
expresión de este camino, de esta reciprocidad de la llamada de Dios
y de la respuesta humana.
Por consiguiente, el sujeto vive hoy como vivió en aquel tiempo; la
Escritura no pertenece al pasado, dado que su sujeto, el pueblo de
Dios inspirado por Dios mismo, es siempre el mismo. Así pues, se
trata siempre de una Palabra viva en el sujeto vivo. Por eso, es
importante leer la sagrada Escritura y escuchar la sagrada Escritura
en la comunión de la Iglesia, es decir, con todos los grandes
testigos de esta Palabra, desde los primeros Padres hasta los santos
de hoy, hasta el Magisterio de hoy.
Sobre todo en la liturgia se convierte en una Palabra vital y viva.
Por consiguiente, yo diría que la liturgia es el lugar privilegiado
donde cada uno entra en el "nosotros" de los hijos de Dios en
conversación con Dios. Es importante: el padrenuestro comienza con
las palabras "Padre nuestro". Sólo podré encontrar al Padre si estoy
insertado en el "nosotros" de este "nuestro"; sólo escuchamos bien
la palabra de Dios dentro de este "nosotros", que es el sujeto de la
oración del padrenuestro.
Así pues, esto me parece muy importante: la liturgia es el lugar
privilegiado donde la Palabra está viva, está presente; más aún,
donde la Palabra, el Logos, el Señor, habla con nosotros y se pone
en nuestras manos. Si nos disponemos a la escucha del Señor en esta
gran comunión de la Iglesia de todos los tiempos, lo encontraremos.
Él nos abre la puerta poco a poco. Por tanto, yo diría que en este
punto se concentran todos los demás: el Señor nos guía personalmente
en nuestro camino y, al mismo tiempo, vivimos en el gran "nosotros"
de la Iglesia, donde la palabra de Dios está viva.
Luego vienen los demás puntos: escuchar a los amigos, escuchar a los
sacerdotes que nos guían, escuchar la voz viva de la Iglesia de hoy,
escuchando así también las voces de los acontecimientos de este
tiempo y de la creación, que resultan descifrables en este contexto
profundo.
Por tanto, para resumir, diría que Dios nos habla de muchas maneras.
Es importante, por una parte, estar en el "nosotros" de la Iglesia,
en el "nosotros" vivido en la liturgia. Es importante personalizar
este "nosotros" en mí mismo; es importante estar atentos a las demás
voces del Señor, dejarnos guiar también por personas que tienen
experiencia con Dios, por decirlo así, y nos ayudan en este camino,
para que este "nosotros" se transforme en mi "nosotros", y yo, en
uno que realmente pertenece a este "nosotros". Así crece el
discernimiento y crece la amistad personal con Dios, la capacidad de
percibir, en medio de las mil voces de hoy, la voz de Dios, que
siempre está presente y siempre habla con nosotros.