Tesoros de la Iglesia - Consagraciones - Preparación para la
Consagración Total según San Luis de Montfort |
Tercera Parte
Tema: CONOCIMIENTO DE MARÍA
Los actos de amor, afectos piadosos hacia la Santísima
Virgen, imitación de sus virtudes, especialmente su humildad profunda,
su fe viva, su obediencia ciega, su continua oración mental, su
mortificación en todas las cosas, su pureza incomparable, su caridad
ardiente, su paciencia heroica, su dulzura angelical y su sabiduría
divina: <<siendo esto>> como dice san Luis María Grignion de Montfort,
<<las diez virtudes principales de la santísima Virgen>>.
Tenemos que unirnos a Jesús por María, ésta es la
característica de nuestra devoción; por tanto, San Luis María Grignion
de Montfort nos pide que nos empleemos a fondo para adquirir un
conocimiento de la Santísima Virgen. María es nuestra soberana y nuestra
medianera, nuestra Madre y nuestra Señora. Esforcémonos, pues, en
conocer los efectos de esta realeza, de esta mediación, y de esta
maternidad, así como las grandezas y prerrogativas que son los
fundamentos o consecuencias de ello. Nuestra Santísima Madre también es
perfecta –un molde en donde podemos ser moldeados para poder hacer
nuestras sus intenciones y disposiciones. Esto no lo conseguiremos sin
estudiar la vida interior de María, o sea, sus virtudes, sus
sentimientos, sus acciones, su participación en los misterios de
Jesucristo y su unión con El.
ORACIONES QUE SE REZARÁN DESDE EL DÍA
20º AL 26º, INCLUSIVE
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA
DE SAN LUIS MARÍA GRIGNION DE MONTFORT
¡Salve, María , amadísima Hija del Eterno Padre; salve
María, madre admirable del Hijo; salve, María, fidelísima Esposa del
Espíritu Santo; salve, María, mi amada Madre, mi amable Maestra, mi
poderosa Soberana; salve, gozo mío, gloria mía, mi corazón y mi alma!
Sois toda mía por misericordia, y yo soy todo vuestro por justicia, pero
todavía no o soy bastante. De nuevo me entrego a Ti todo entero en
calidad de eterno esclavo, sin reservar nada, ni para mí, ni para otros.
Si algo ves en mí que todavía no sea tuyo, tómalo
enseguida, te lo suplico, y hazte dueña absoluta de todos mis haberes
para destruir y desarraigar y aniquilar en mí todo lo que desagrada a
Dios y plantar y levantar y producir todo lo que os guste.
La luz de tu fe disipe las tinieblas de mi espíritu; tu
humildad profunda ocupe el lugar de mi orgullo; tu contemplación sublime
detenga las distracciones de mi fantasía vagabunda; tu continua vista de
Dios llene de su presencia mi memoria, el incendio de caridad de tu
corazón abrase la tibieza y frialdad del mío; cedan el sitio a tus
virtudes mis pecados; tus méritos sean delante de Dios mi adorno y
suplemento. En fin, queridísima y amadísima Madre, haz, si es posible,
que no tenga yo más espíritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y
entender sus divinas voluntades; que no tenga más alma que la tuya para
alabar y glorificar al Señor; que no tenga más corazón que el tupo para
amar a Dios con amor puro y con amor ardiente como Tú.
No pido visiones, ni revelaciones, ni gustos, ni
contentos, ni aun espirituales. Para Ti
el ver claro, sin tinieblas; para Ti el gustar por entero
sin amargura; para Ti el triunfar gloriosa a la diestra de tu Hijo, sin
humillación; para Ti el mandar a los ángeles, hombres y demonios, con
poder absoluto, sin resistencia, y el disponer en fin, sin reserva
alguna de todos los bienes de Dios. Esta es, divina María, la mejor
parte que se te ha concedido, y que jamás se te quitará, que es para mi
grandísimo gozo. Para mí y mientras viva no quiero otro sino el
experimentar el que Tú tuviste: creer a secas, sin nada ver y gustar;
sufrir con alegría, sin consuelo de las criaturas; morir a mí mismo,
continuamente y sin descanso; trabajar mucho hasta la muerte por Ti, sin
interés, como el más vil de los esclavos. La sola gracia, que por pura
misericordia te pido, es que en todos los días y en todos los momentos
de mi vida diga tres amenes: amén (así sea) a todo lo que hiciste en la
tierra cuando vivías; amén a todo lo que haces al presente en el cielo;
amén a todo lo que obras en mi alma, para que en ella no haya nada más
que Tú, para glorificar plenamente a Jesús en mí, ahora y en la
eternidad. Amén.
Rezar el Santo Rosario
Día 20º
Leer: San Lucas, capítulo 2, versículos 16-21; y
versículos 42-52
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Oración a Nuestra Señora de San Luis Grignion de Montfort
Santo Rosario
Día 21º
La verdadera devoción a la Virgen
Para subir y unirse a Él, preciso es valerse del mismo
medio de que Él se valió para descender a nosotros, para hacerse hombre
y para comunicarnos sus gracias; y ese medio es una verdadera devoción a
la Santísima Virgen.
Hay muchas devociones a la Virgen Santísima y verdaderas
que no hablo aquí de las falsas.
Consiste la primera en cumplir con los deberes de
cristiano, evitando el pecado mortal, obrando más por amor que por
temor, rogando de tiempo en tiempo a la Santísima Virgen y honrándola
como Madre de Dios, sin ninguna otra especial devoción para con ella.
La segunda tiene para la Virgen más altos sentimientos de
estima, amor, veneración y confianza; induce a entrar en las cofradías
del santo Rosario y del Escapulario, a rezar la corona o el santo
Rosario, a honrar las imágenes y altares de María, a publicar sus
alabanzas, a alistarse en sus congregaciones. Y esta devoción (con tal
que nos abstengamos de pecar) buena es, santa y laudable; pero no tan a
propósito como la que sigue para apartar a las almas de las criaturas y
desprenderlas de sí mismas a fin de unirlas a Jesucristo.
La tercera devoción a la Santísima Virgen, de muy pocas
personas conocida y practicada; es almas predestinadas, la que os voy a
descubrir.
Consiste en darse todo entero, como esclavo, a María y a
Jesús por Ella; y en hacer todas las cosas con María, en María, por
María y para María.
Hay que escoger un día señalado para entregarse,
consagrarse y sacrificarse; y esto ha de ser voluntariamente y por amor,
sin encogimiento, por entero y sin reserva alguna; cuerpo y alma, bienes
exteriores y fortuna, como casa, familia, rentas; bienes interiores del
alma, a saber: sus méritos, gracias, virtudes y satisfacciones.
(Tomado del Libro El Secreto de María por
San Luis María Grignion de Montfort. núms.23 y 24)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Oración a Nuestra Señora de San Luis Grignion de Montfort
Santo Rosario
Día 22º
Sus caracteres
Interior:
La verdadera devoción a Nuestra Señora es interior: es
decir, debe partir del espíritu y del corazón; nace dicha devoción de la
estima que se hace de la Virgen, de la alta idea que uno se ha formado
de sus grandezas y del amor que se la tiene.
Tierna:
Es tierna, es decir, llena de confianza en la Santísima Virgen, como la
de un niño para con su buena madre. Esta devoción es la que hace que un
alma recurra a Ella en todas sus necesidades de cuerpo y espíritu con
mucha sencillez, confianza y ternura.
Santa:
Esta devoción a nuestra Señora es santa: es decir, que conduce a un alma
a evitar el pecado y a imitar las virtudes de la Santísima Virgen, en
particular la humildad profunda, la fe viva, la ciega obediencia, la
continua oración, su universal mortificación, la pureza incomparable, la
caridad ardiente, la heroica paciencia, la dulzura angelical y la divina
sabiduría. Tales son las diez principales virtudes de la Santísima
Virgen.
Constante:
Es constante, es decir, afirma a un alma en el bien y la lleva a no
abandonar fácilmente las prácticas de devoción; la hace animosa para
oponerse al mundo, y a sus costumbres y sus máximas, a la carne con sus
apetitos y sus pasiones, y al demonio en sus tentaciones; de modo que
una persona verdaderamente devota de la Santísima Virgen no es mudable,
melancólica, escrupulosa ni medrosa.
Desinteresada:
La verdadera devoción a la Santísima Virgen es desinteresada; es decir,
inspira a un alma que no se busque a sí misma; sino sólo a Dios en su
Santísima Madre. Un verdadero devoto de María no ama a esta augusta
Reina por espíritu de lucro y de interés, ni por su bien temporal ni
espiritual, sino únicamente porque merece ser servida, y Dios sólo en
Ella.
(Tomado del Libro Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort.
Núms.105-110)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Oración a Nuestra Señora de San Luis Grignion de Montfort
Santo Rosario
Día 23º
En qué consiste la perfecta consagración
a Jesús por María.
Toda vez que nuestra perfección consiste en estar
conformes, unidos y consagrados a Jesucristo, la más perfecta de todas
las devociones es, sin duda alguna, la que nos conforma, une y consagra
más perfectamente a este acabado modelo de toda santidad; y pues que
María es entre todas las criaturas la más conforme a Jesucristo, es
consiguiente que entre todas las devociones, la que consagra y conforma
más un alma a Nuestro Señor, es la devoción a la Santísima Virgen, su
Santa Madre, y cuanto más se consagre un alma a María, más se unirá con
Jesucristo, y, he aquí por qué la perfecta consagración a Jesucristo no
es otra cosa que una perfecta y entera consagración de sí mismo a la
Santísima Virgen, y ésta es la devoción que yo enseño; o con otras
palabras, una perfecta renovación de los votos y promesas del santo
Bautismo.
Consiste, pues, esta devoción en entregarse enteramente a
la Santísima Virgen para ser todo de Jesucristo por medio de María. Es
menester entregarle: primero, nuestro cuerpo con todos sus sentidos y
sus miembros; segundo, nuestra alma con todas sus potencias; tercero,
nuestros bienes exteriores, o sea nuestra fortuna presente y futura;
cuarto, nuestros bienes interiores y espirituales, o sea nuestros
méritos, nuestras virtudes y nuestras buenas obras pasadas, presentes y
futuras; en una palabra: todo lo que tenemos en el orden de la
naturaleza y en el orden de la gracia, y todo lo que lleguemos a tener
en lo porvenir en el orden de la naturaleza, de la gracia y de la
gloria, y esto sin reserva ninguna, ni de un céntimo, ni de un cabello,
ni de la menor buena obra, y además por toda la eternidad, y sin
pretender ni esperar ninguna otra recompensa de nuestra ofrenda y de
nuestros servicios, que la honra de pertenecer a Jesucristo por María y
en María, aun cuando esta amable Señora no fuere, como lo es siempre, la
más liberal y reconocida de las criaturas.
(Tomado del Libro Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort.
Núms.120-121)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Oración a Nuestra Señora de San Luis Grignion de Montfort
Santo Rosario
Día 24º
Esta devoción es un camino fácil, corto, perfecto y
seguro para llegar a la unión con Dios que es la perfección cristiana.
Es un camino fácil:
Es un camino que Jesús ha recorrido viniendo a nosotros, y en que no se
encuentra ningún tropiezo para llegar a El. Es verdad que es posible
llegar a la unión con Dios por otros caminos, pero será pasando por
muchas más cruces y extraños desfallecimientos, y al través de muchas
más dificultades, penosísimas de vencer.
Es un camino corto:
Esta devoción a la Santísima Virgen es un camino corto para hallar a
Jesucristo, ya sea porque en él no hay extravíos, ya sea porque, como
acabo de decir, por él se camina con más gozo y facilidad y, por tanto,
con más prontitud. Se avanza más en poco tiempo de sumisión y de
dependencia de María, que en años enteros de propia voluntad y de apoyo
sobre sí mismo.
Es un camino perfecto:
Esta devoción a la Santísima Virgen es un camino perfecto para ir a
unirse a Jesucristo, toda vez que la divina María es la más perfecta y
la más santa de las puras criaturas, y que Jesucristo que vino
perfectamente a nosotros, no tomó otro camino para su grande y admirable
viaje.
El Altísimo, el Incomprensible, el Inaccesible, El que
es, ha querido venir a nosotros, pequeños gusanos de la tierra que nada
somos. ¿Cómo se ha obrado esto? El Altísimo ha descendido perfecta y
divinamente por María hasta nosotros sin perder nada de su divinidad y
de su santidad, y por María deben los más pequeños subir perfecta y
divinamente al Altísimo sin temor alguno.
Es un camino seguro:
Esta devoción a la
Santísima Virgen es un camino seguro para ir a Jesucristo y adquirir la
perfección uniéndose a El. Porque esta práctica que enseño, no es nueva;
es tan antigua, que no se pueden marcar sus principios. Y no se la
podría condenar sin trastornar los fundamentos del cristianismo. Consta,
pues, en conclusión, que esta devoción no es nueva, y que si bien no es
común, cosiste esto en que es demasiado preciosa para ser saboreada y
practicada por todo el mundo. Esta devoción es un medio seguro para ir a
Nuestro Señor, porque es propio de la Santísima Virgen el conducirnos
seguramente a Jesucristo, como lo es de Jesucristo llevarnos seguramente
al Padre Eterno.
(Tomado del Libro Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort.
Núms.152-164)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Oración a Nuestra Señora de San Luis Grignion de Montfort
Santo Rosario
Día 25º
Efectos maravillosos de esta devoción
Persuadíos de que si sois fieles a las prácticas
interiores y exteriores de esta devoción, que os voy a marcar a
continuación, tendrán lugar los efectos siguientes:
Efecto 1º.
El Espíritu Santo os dará por María, su amada Esposa, luz
para conocer lo malo de vuestro fondo, vuestra corrupción y vuestra
incapacidad para todo bien, si Dios no es su principio, como autor de la
naturaleza y de la gracia, y por consecuencia de este conocimiento os
despreciaréis y no pensaréis en vos sino con horror. Os consideraréis
como un reptil que lo mancha todo con su baba, o como un áspid que lo
inficiona todo con su veneno, o como una maliciosa serpiente que sólo
procura engañar. En fin, la humilde María os hará partícipe de su
profunda humildad, la que os hará, despreciándoos, que no despreciéis a
nadie y deseéis que os menosprecien.
Efecto 2º.
La Santísima Virgen os dará parte de su fe, que fue sobre
la tierra más grande que la fe de todos los Patriarcas, de los Profetas,
de los Apóstoles y de todos los Santos.
Efecto 3º.
Esta Madre del Amor Hermoso quitará de vuestro corazón
todo escrúpulo, todo temor servil y desarreglado.
Efecto 4º.
La Santísima Virgen os llenará de una gran confianza en
Dios y en Ella misma porque ya no os acercaréis a Jesucristo por
vosotros mismos, sino por medio de esta buena Madre.
Efecto 5º.
El alma de la Santísima Virgen se os comunicará para
glorificar al Señor. Su espíritu entrará en el lugar del vuestro, para
regocijarse en Dios, su Salvador, siempre que seáis fieles a las
prácticas de esta devoción.
Efecto 6º.
Si cultivamos bien a María, que es el árbol de la vida en
nuestra alma, siguiendo con fidelidad la práctica de esta devoción, Ella
dará su fruto en su tiempo, y este fruto suyo es Jesucristo.
Efecto 7º.
Por medio de esta práctica, fidelísimamente observada,
daréis a Jesucristo más gloria en un mes, que de ninguna otra manera,
por más difícil que sea, en muchísimos años.
(Tomado del Libro Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort.
Núms.213-225)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Oración a Nuestra Señora de San Luis Grignion de Montfort
Santo Rosario
Día 26º
Si queréis comprender a la Madre, dice un santo,
comprended al Hijo, pues es una Madre digna de Dios: Que aquí toda
lengua enmudezca. Para demostrar que la divina María ha estado
desconocida hasta ahora, y que es una de las razones por las cuales
Jesucristo no es conocido como debe serlo. Si, pues, como es cierto, el
reino de Jesucristo ha de venir al mundo, no será sino consecuencia
necesaria del conocimiento del reino de la Santísima Virgen María, que
le trajo al mundo la vez primera y le hará resplandecer en la segunda
venida.
Confieso con toda la Iglesia que no siendo María sino una
pura criatura salida de las manos del Altísimo, comparada con la
Majestad infinita es menos que un átomo, o más bien es nada, puesto que
sólo Dios es quien es, y por consiguiente, confieso que este gran Señor,
Ser soberano y absoluto, ni ha tenido ni ahora tiene necesidad alguna de
la Santísima Virgen para hacer su voluntad santísima y para manifestar
su gloria. Basta que Dios quiera, para que todo se haga.
Digo, sin embargo, que así y todo, habiendo querido Dios
empezar y concluir sus más grandes obras por la Santísima Virgen desde
que la formó, es de creer que no cambiará de conducta en el transcurso
de los siglos, pues es Dios y no varía en sus sentimientos ni en su
proceder.
María es la Reina del cielo y de la tierra por la gracia,
como Jesús es Rey por naturaleza y por conquista; pues el reino de
Jesucristo consiste principalmente en el corazón y en el interior del
hombre, según estas palabras: “El reino de Dios está dentro de vosotros
“, del mimo modo el reino de la Santísima Virgen está principalmente en
el interior del hombre, es decir, en las almas, y en las almas es en
donde principalmente está más glorificada con su Hijo que en todas las
criaturas visibles, y podemos llamarla con los santos, Reina de los
corazones.
(Tomado del Libro Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort.
Núms.12-38)
Letanía del Espíritu Santo
Letanía de Nuestra Señora
Ave, Maris Stella
Oración a Nuestra Señora de San Luis Grignion de Montfort
Santo Rosario
Cuarta Parte
Tema: CONOCIMIENTO DE JESUCRISTO
Actos de amor a Dios, acción de
gracias por las bendiciones de Jesús, contrición y resolución
Durante este período nos emplearemos en estudiar a
Jesucristo. ¿Qué se tiene que estudiar de Jesucristo?
Primero:
El Hombre- Dios, su
gracia y gloria, después sus derechos en el dominio soberano sobre
nosotros; ya que, habiendo renunciado a Satanás y al mundo, tomamos a
Jesucristo como Nuestro Señor.
Segundo:
Su vida interior; las virtudes y los actos de su Sagrado Corazón; su
asociación con maría y los misterios de la Anunciación y Encarnación.
Durante su infancia y vida oculta en la fiesta de las bodas de Caná y en
el Calvario…
ORACIONES QUE SE REZARÁN
DESDE EL DÍA 27º AL 33º
Letanía del Espíritu Santo
Ave, Maris Stella
LETANIA DEL SANTO NOMBRE DE JESUS
Señor, ten piedad de nosotros
Cristo, ten piedad de nosotros
Señor, ten piedad
de nosotros
Jesús, óyenos
Jesús, escúchanos.
Dios, Padre
celestial
ten piedad de nosotros
Dios, Hijo, redentor del
mundo, ”
Dios, Espíritu Santo,
Dios santo, trino y uno,
Jesús, Hijo de Dios vivo,
Jesús, resplandor del Padre,
Jesús, candor de la luz eterna,
Jesús, rey de la gloria,
Jesús, sol de justicia,
Jesús, Hijo de la Virgen María,
Jesús, amable,
Jesús, admirable,
Jesús, Dios fuerte,
”
Jesús, Padre del siglo futuro,
Jesús, ángel del gran consejo
Jesús, poderosísimo,
Jesús, obedientísimo,
Jesús, manso y humilde de corazón,
Jesús, amador de la castidad,
Jesús, amador nuestro,
Jesús, Dios de paz,
Jesús, autor de la vida,
Jesús, modelo de virtudes,
Jesús, celador de las almas,
Jesús, Dios nuestro,
Jesús, refugio nuestro,
”
Jesús, padre de los pobres,
ten
piedad de nosotros
Jesús, tesoro de los fieles,
”
Jesús, buen pastor,
Jesús, luz verdadera,
Jesús, sabiduría eterna,
Jesús, bondad infinita,
Jesús, camino y vida nuestra,
Jesús, gozo de los ángeles,
Jesús, rey de los patriarcas,
Jesús, maestro de los apóstoles,
Jesús, doctor de los evangelistas,
Jesús, fortaleza de los mártires,
Jesús, luz de los confesores,
Jesús, pureza de las vírgenes,
Jesús, corona de todos los santos,
”
Sednos propicio,
perdónanos, Jesús
Sednos propicio,
escúchanos, Jesús
De todo mal,
líbranos, Jesús
De todo pecado,
”
De tu ira,
”
De las asechanzas del demonio,
Del espíritu de fornicación,
De la muerte eterna,
Del desprecio de tus inspiraciones,
Por el misterio de tu santa encarnación,
Por tu nacimiento,
Por tu infancia,
Por tu vida divina,
Por tus trabajos,
Por tu Pasión y gloria,
Por tu cruz y desamparo,
Por tus sufrimientos,
Por tu muerte y sepultura,
Por tu resurrección,
Por tu ascensión,
Por tu institución de la santísima Eucaristía,
Por tus gozos,
Por tu gloria,
”
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús,
perdónanos
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, Jesús,
escúchanos.
Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
Jesús, ten piedad de nosotros
Jesús,
óyenos.
Jesús,
escúchanos.
Bendito sea el nombre del Señor.
Ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que dijiste: Pedid y recibiréis, buscad
y hallaréis, llamad y se os abrirá; te suplicamos derrames sobre
nosotros la ternura de tu divino amor, a fin de que amándote de todo
corazón, con palabra y con obras, nunca cesemos de alabarte. Haz, Señor,
que temamos y amemos también perpetuamente tu santo nombre, porque jamás
abandona tu providencia a los que proteges con la fortaleza de tu amor.
Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
ORACIÓN DE MONTFORT A JESUCRISTO
Dejadme, Amabilísimo Jesús mío, que dirija a Vos, para
atestiguaros mi reconocimiento por la merced que me habéis hecho con la
devoción de la esclavitud, dándome a vuestra Santísima Madre para que
sea Ella mi abogada delante de vuestra Majestad, y en mi grandísima
miseria mi universal suplemento. ¡Ay, Señor! Tan miserable soy, que sin
esta buena Madre, infaliblemente me hubiera perdido. Sí, que a mí me
hace falta María, delante de Vos y en todas partes; me hace falta ara
calmar vuestra justa cólera, pues tanto os he ofendido y todos los días
os ofendo; me hace falta para detener los eternos y merecidos castigos
con que vuestra justicia me amenaza, para pediros, para acercarme a Vos
y para daros gusto; me hace falta para salvar mi alma y la de otros; me
hace falta, en una palabra, para hacer siempre vuestra voluntad, buscar
en todo vuestra mayor gloria. ¡Ah, si pudiera yo publicar por todo el
universo esta misericordia que habéis tenido conmigo! ¡Si pudiera hacer
que conociera todo el mundo que si no fuera por María estaría yo
condenado! ¡Si yo pudiera dignamente daros las gracias por tan grande
beneficio! María está en mí. Haec facta est mihi. ¡Oh, qué
tesoro! ¡Oh, qué consuelo! Y, de ahora en adelante, ¿no seré todo para
Ella? ¡Oh, qué ingratitud! Antes la muerte. Salvador mío queridísimo,
que permitáis tal desgracia, que mejor quiero morir que vivir sin ser
todo de María. Mil y mil veces, como San Juan Evangelista al pie de la
cruz, la he tomado en vez de todas mis cosas. ¡Cuántas veces me he
entregado a Ella! Pero si todavía no he hecho esta entrega a vuestro
gusto, la hago ahora, mi Jesús querido, como vos queréis la haga. Y si
en mi alma o en mi cuerpo veis alguna cosa que no pertenezca a esta
Princesa augusta, arrancadla, os ruego arrojadla lejos de mí; que no
siendo de María, indigna es de Vos.
¡Oh, Espíritu Santo! Concededme todas las gracias,
plantad, regad y cultivad en mi alma el árbol de la vida verdadero, que
es la amabilísima María, para que crezca y florezca y dé con abundancia
el fruto de vida. ¡Oh, Espíritu Santo! Dadme mucha devoción y mucha
afición a María; que me apoye mucho en su seno maternal, y recurra de
continuo a su misericordia, para que en ella forméis dentro de mí a
Jesucristo, al natural, crecido y vigoroso hasta la plenitud de su edad
perfecta. Amén.
Oh, Jesús, que vives en María
Ven, ¡Oh, Jesús!, que vives en María; ven a vivir y
reinar en nosotros, que tu vida se exprese en nuestra vida para vivir
tan sólo para Ti. Forja en nuestra alma, ¡Oh, Cristo!, tus virtudes, tu
Espíritu divino y santidad, tus máximas perfectas y tus normas y el
ardor de tu eterna caridad. Danos parte, Señor, en tus misterios para que te podamos
imitar; tú que eres Luz de Luz, danos tus luces, y en pos de Ti podremos
caminar. Reina, Cristo, en nosotros por tu Madre, sobre el demonio
y la naturaleza, en virtud de tu nombre soberano, para la gloria del
Padre celestial. Amén.
Día 27º
Cristo, nuestro fin último
Jesucristo Nuestro Señor, verdadero Dios y verdadero
hombre, debe ser el fin último de nuestras devociones; a no ser así,
serían falsas y engañosas. Jesucristo es el alfa y el omega,
el comienzo y fin de todas las cosas.
No trabajamos, como dice el Apóstol, más que por hacer
perfecto a todo hombre en Jesucristo, porque sólo en El reside toda
plenitud de la Divinidad y todas las demás plenitudes de gracia, de
virtudes y de perfecciones; porque sólo en El estamos bendecidos con
toda bendición espiritual; porque El es el único Maestro que debe
enseñarnos, es nuestro único Señor de quien debemos depender, nuestro
único Jefe a quien debemos pertenecer, nuestro único Modelo a que
debemos conformarnos, nuestro único Médico que nos debe sanar, nuestro
único Pastor que debe alimentarnos, nuestro único Camino por donde
debemos andar, nuestra única Verdad que debemos creer, nuestra única
Vida que debe vivificarnos, y nuestro único Todo en todas las cosas que
debe bastarnos.
No se ha pronunciado bajo el cielo otro nombre que el de
Jesús por el cual debamos ser salvos. Dios no ha puesto otro fundamento
de nuestra salvación, de nuestra perfección y de nuestra gloria, más que
a Jesucristo; todo edificio que no está construido sobre esta piedra
firme, está levantado sobre movediza arena, y más o menos tarde caerá
infaliblemente.
Con Jesucristo y en Jesucristo lo podemos todo: podemos
dar toda honra y gloria al Padre en unidad del Espíritu Santo, hacernos
perfectos y ser para el prójimo buen olor de vida eterna.
Si, pues, nos entregamos a la hermosa devoción hacia la
Virgen Santísima, es sólo para establecer más perfectamente el amor de
Jesucristo, y de hallar un medio fácil y seguro de hallar a Jesucristo.
Como ya lo he demostrado, y aún demostraré más adelante,
pues esta devoción nos es necesaria para hallar a Jesucristo
perfectamente, para amarle tiernamente y para servirle fielmente.
(Tomado del Libro Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort.
Núms.61-62)
Letanía del Espíritu Santo
Ave,
Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que
vives en María
Día 28º
Leer: San Mateo, capítulo 26, versículos 1-2; 26-29;
36-46.
Letanía del Espíritu Santo
Ave,
Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que
vives en María
Día 29º
De la imitación de Cristo y desprecio de
todas las vanidades del mundo.
Quien me sigue no anda en tinieblas, dice el Señor. Estas
palabras son de Cristo, con las cuales nos amonesta que imitemos su vida
y costumbres, si queremos verdaderamente ser alumbrados y libres de toda
la ceguedad del corazón.
Sea, pues, nuestro estudio pensar en la vida de
Jesucristo. La doctrina de Cristo excede a la de todos los Santos, y el
que tuviese espíritu hallará en ella maná escondido.
Mas acaece que muchos, aunque a, menudo oigan el
Evangelio, gustan poco de él, porque no tienen el espíritu de Cristo.
Conviéneles que procuren conformar con El toda su vida.
¿Qué te aprovecha disputar altas cosas de la Trinidad, si
careces de humildad, por donde desagradas a la Trinidad?
Por cierto, las palabras subidas no hacen santo ni justo;
mas la virtuosa vida hace al hombre amable a Dios.
Más deseo sentir la contrición que saber definirla.
Si supieses toda. 1a Biblia. a la letra y los dichos de
todos los filósofos, ¿qué te aprovecharía todo sin caridad y gracia de
Dios?
Vanidad de vanidades y todo vanidad, sino amar y servir
solamente a Dios.
Suma sabiduría es, por el desprecio del mundo, ir a los
reinos celestiales.
(Tomado del Libro: Imitación de Cristo,
Libro I, cap. 1).
Letanía del Espíritu Santo
Ave,
Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que
vives en María
Día 30º
Leer: San Mateo, capítulo 27, versículos 36-44.
Del Camino Real de la Santa Cruz
Esta palabra parece dura a muchos: Niégate a ti mismo,
toma tu cruz, y sigue a Jesús. Pero mucho más duro será oír aquella
postrera palabra: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno. Pues los
que ahora oyen y siguen de buena voluntad la palabra de la cruz, no
temerán entonces oír la palabra de la eterna condenación.
Esta señal de la cruz estará en el cielo, cuando el Señor
vendrá a juzgar.
Entonces todos los siervos de la cruz, que se conformaron
en la vida con el crucificado, se llegarán a Cristo juez con gran
confianza.
Pues que así es, ¿por qué temes tomar la cruz, por la
cual se va al reino?
En la cruz está la salud, en la cruz la vida, en la cruz
está la defensa de los enemigos, en la cruz está la infusión de la
suavidad soberana, en la cruz está la fortaleza del corazón, en la cruz
está el gozo del espíritu, en la cruz está la suma virtud, en la cruz
está la perfección de la santidad.
No está la salud del
alma, ni la esperanza de la vida eterna, sino en la cruz.
Toma, pues, tu cruz, y sigue a Jesús, e irás a la vida eterna.
El vino primero, y llevó su cruz y murió en la cruz por ti; porque tú
también la lleves, y desees morir en ella.
Porque si mueres juntamente con El, vivirás con El.
Y si fueres compañero de la pena, lo serás también de la gloria.
(Tomado del Libro: Imitación de Cristo,
Libro II, cap. 11).
Letanía del Espíritu Santo
Ave,
Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que
vives en María
Día 31º
De la Bondad y Caridad de Dios, que se
manifiesta en el Santísimo Sacramento a los hombres
Señor, confiando en tu bondad y gran misericordia, vengo
yo enfermo, al médico: hambriento y sediento, a la Fuente de la vida;
pobre, al rey del cielo; siervo, al Señor; criatura, al Criador;
desconsolado, a mi piadoso consolador.
Mas ¿de dónde a mí tanto bien, que Tú vengas a mí? ¿Quién
soy yo para que te me des a Ti mismo?
¿Cómo se atreve el pecador a comparecer delante de Ti? Y
Tú ¿cómo te dignas de venir al pecador?
Tú conoces a tu siervo, y sabes que ningún bien tiene por
donde pueda merecer que Tú le hagas este beneficio.
Yo te confieso, pues, mi vileza, reconozco tu verdad,
alabo tu piedad, y te doy gracias por tu extremada caridad.
(Tomado del Libro: Imitación de Cristo,
Libro IV, cap. 3).
Los que toman esta santa esclavitud profesarán devoción
singular al gran misterio de la Encarnación del Verbo, el 25 de marzo,
que es el misterio propio de esta devoción que ha sido inspirada por el
Espíritu Santo: primero, para honrar e imitar la dependencia inefable
que Dios Hijo ha querido tener respecto de María, para la gloria de Dios
su Padre y para nuestra salvación, la cual dependencia se muestra
particularmente en este misterio en que Jesús aparece cautivo y esclavo
en el seno de la divina María, en donde depende totalmente de Ella para
todas las cosas. Segundo, para dar gracias a Dios por los favores
incomparables que ha concedido a María y particularmente el de haberla
escogido por su dignísima Madre, elección que ha sido hecha en este
misterio. Tales son los dos principales fines de la esclavitud de Jesús
en María. Como vivimos en un siglo orgulloso, en que hay un gran número
de sabios hinchados, espíritus fuertes y críticos que encuentran
defectuosas las prácticas de piedad mejor fundadas y más sólidas, vale
más, para no darles ocasión de crítica sin necesidad, decir la
esclavitud de Jesús en María, y llamarse el esclavo de Jesucristo, que
es esclavo de María, tomando la denominación de esta devoción más bien
de su fin último, que es Jesucristo, que el camino y medio para llegar a
este fin, que es María, por más que una y otra se pueden, a la verdad,
usar sin escrúpulo. Otra razón es, que el principal misterio que en esta
devoción se celebra y se honra es el misterio de la Encarnación, en el
cual no se puede ver a Jesucristo sino en maría y encarnado en su seno,
es más a propósito decir la esclavitud de Jesús en María, según
aquella hermosa plegaria de tan grandes almas:
Oh Jesús que vives en María, ven vivir y reinar en nosotros …etc.
Los que adopten esta esclavitud dirán con gran devoción
el Ave María o la salutación angélica, cuyo precio, mérito,
excelencia y necesidad, pocos cristianos, aun los más ilustrados,
conocen. Ha sido preciso que la Santísima Virgen se haya aparecido
muchas veces a grandes santos muy esclavos suyos para mostrarles tan
gran mérito.
Letanía del Espíritu Santo
Ave,
Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que
vives en María
Día 32º
Del amor de Jesús sobre todas las cosas
Bienaventurado el que conoce lo que es amar a Jesús, y
despreciarse a sí mismo por Jesús.
Conviene dejar un amado por otro amado, porque Jesús
quiere ser amado sobre todas las cosas. El amor de la criatura es
engañoso y mudable, el amor de Jesús es fiel y durable. El que se llega
a la criatura, caerá con lo caedizo; el que abraza a Jesús, afirmará en
El para siempre. Ama a Jesús y tenle por amigo, que aunque todos te
desamparen, El no te desamparará ni te dejará perecer en el fin.
Tu amado es de tal condición, que no quiere consigo
admitir a otro, mas El solo quiere tener tu corazón, y como rey sentarse
en su propia silla.
Si tú supieras bien desocuparte de toda criatura, Jesús
morará de buena gana contigo.
(Tomado del Libro: Imitación de Cristo,
Libro II, cap. 7)
He aquí algunas prácticas interiores muy propias para los
que el Espíritu Santo llama a una alta perfección, que, en cuatro
palabras, se reducen a ejecutar todas las acciones por María, con María,
en María y para María, a fin de practicarlas más perfectamente por
Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús.
Es menester ejecutar las acciones por María, es decir, es
menester obedecer en todo a la Santísima Virgen y conducirse en todo por
su espíritu, que es el espíritu de Dios. Los que son guiados por El, son
hijos de Dios. Los que son guiados por el espíritu de María, son hijos
de María, y por consiguiente hijos de Dios, y entre tantos devotos de la
Santísima Virgen, no hay más verdaderos y fieles devotos que los que se
conducen por su espíritu. Porque el espíritu de María es el espíritu de
Dios, ya que Ella no se guió jamás por su propio espíritu.
Qué dichosa es un alma cuando está del todo poseída y
gobernada por el espíritu de María, que es un espíritu suave y fuerte,
celoso y prudente, humilde e intrépido, puro y fecundo.
Es necesario hacer todas nuestras obras con María; es
decir: que debemos en nuestras acciones mirar a María como modelo
acabado de toda virtud y perfección que el Espíritu Santo ha formado en
una pura criatura, para que lo imitemos, según nuestra capacidad. Es
menester, pues, que en cada acción miremos cómo María la ha hecho o la
haría si estuviera en nuestro lugar. Para esto debemos examinar y
meditar las grandes virtudes que Ella practicó durante su vida,
particularmente: primero su fe viva, por la cual creyó sin titubear la
palabra del ángel, y creyó fiel y constantemente hasta el pie de la
cruz; segundo, su humildad profunda, que la ha hecho ocultarse,
callarse, someterse a todo y colocarse siempre la última.
(Tomado del Libro Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort.
Núms.257-260)
Letanía del Espíritu Santo
Ave,
Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que
vives en María
Día 33º
El cuerpo se Cristo y la Sagrada
Escritura son muy necesarios al alma fiel.
¡Oh dulcísimo Señor Jesús! ¡Cuánta es la dulzura del alma
devota, que se regala contigo en el banquete, donde se le presenta otro
manjar que a su único amado, apetecible sobre todos los deseos de su
corazón!
Sería ciertamente muy dulce para mí derramar en Tu
presencia copia de lágrimas afectuosas, y regar con ellas tus pies, como
la piadosa Magdalena. Mas, ¿Dónde está ahora esta devoción? ¿ Dónde el
copioso derramamiento de lágrimas devotas?
Por cierto, en Tu presencia, y en la de tus santos
ángeles, todo mi corazón debiera encenderse y llorar de gozo.
Porque en el Sacramento te tengo verdaderamente presente,
aunque encubierto bajo otra especie.
Porque el mirarte en tu propia y divina claridad no
podrían mis ojos resistirlo, ni el mundo entero subsistiría ante el
resplandor de la gloria de Tu majestad.
Tienes, pues, consideración a mi debilidad cuando te
ocultas bajo de este Sacramento.
(Tomado del Libro: Imitación de Cristo,
Libro IV, cap. 12).
Es menester practicar estas acciones en María. La
Santísima Virgen es el verdadero paraíso terrenal del nuevo Adán, del
cual el antiguo paraíso terrestre era sólo figura. Hay, pues, en este
paraíso terrenal riquezas, bellezas, singularidades y dulzuras
inexplicables que el nuevo Adán, Jesucristo, dejó en él. En este paraíso
tuvo El sus complacencias durante nueve meses, obró sus maravillas y
ostentó sus riquezas con la magnificencia de Dios. En este paraíso
terrestre es donde verdaderamente está el árbol de la vida, que es
Jesucristo, fruto de la vida eterna; el árbol de la ciencia del bien y
del mal que ha dado la luz al mundo. Hay en este lugar divino árboles
plantados por la mano de Dios y rociados con su divina gracia, que han
producido y todos los días dan frutos de un sabor exquisito. Solamente
el Espíritu Santo puede hacer conocer la verdad escondida bajo las
figuras de las cosas materiales.
El Espíritu Santo, por boca de los Santos Padres, llama
también a la Santísima Virgen, la puerta oriental por la cual el gran
sacerdote Jesucristo entró en el mundo; por ella entró la primera vez y
por ella vendrá la segunda.
Por último, es necesario hacer todas nuestras acciones
para María. No que la tomemos como el último fin de nuestras acciones,
que es sólo Jesucristo, sino por nuestro fin próximo, nuestro misterioso
medio y manera segura para ir a El.
Es necesario emprender y hacer grandes cosas para esta
augusta soberana, apoyados en su protección. Es necesario defender sus
privilegios, cuando se le disputan, es necesario sostener su gloria,
cuando se la ataca; llevar todo el mundo, si se puede, a su servicio y a
esta sólida y verdadera devoción.
Es necesario no pretender de ella, como recompensa de
estos pequeños servicios, más que el honor de pertenecer a una tan
amable Princesa y la felicidad de estar por Ella unidos a Jesús Hijo en
el tiempo y en la eternidad.
(Tomado del Libro Tratado de la Verdadera
Devoción a la Santísima Virgen por San Luis María Grignion de Montfort.
Núms.261-265)
Letanía del Espíritu Santo
Ave,
Maris Stella
Letanía del Santo Nombre de Jesús
Oración de Montfort a Jesucristo
Oh, Jesús, que
vives en María
CÓMO HACER LA CONSAGRACIÓN
Al fin de las tres semanas se confesará y comulgará con
la intención de entregarse a Jesucristo en calidad de esclavo de amor,
por medio de María, y después de la Comunión recitará la fórmula de
consagración, que convendrá escribirla o hacerla escribir, si no está
impresa, y firmar el mismo día que la haga. Bueno será que en ese día se
pague algún tributo a Jesucristo y a la Virgen, ya por vía de penitencia
de la infidelidad a los votos del bautismo, ya para protestar de la
completa dependencia del dominio de Jesús y de María. Este tributo será
según la devoción y la capacidad de cada cual, como ayuno, una
mortificación, una limosna; aun cuando no se diera más que un alfiler,
es bastante para Jesús, que sólo atiende a la buena voluntad. Todos los
años, el mismo día se renovará la misma consagración, observando estas
prácticas durante tres semanas.
Consagración de sí mismo a Jesucrsito, por medio
de María>>>
Continuación>>>