Tesoros de la Iglesia - Consagraciones - Preparación para la
Consagración Total según San Luis de Montfort |
Preparación para la
Consagración Total según San Luis Grignion de Montfort
Por SCTJM
INTRODUCCIÓN
Preparación seria: La fórmula de Consagración Total a Jesús por María de
San Luis María Grignion de Monfort no se debe tomar a la ligera. Esto
queda probado por el hecho de que el mismo Santo aboga por una seria
preparación.
Consiste
en doce días preliminares para que el alma trate de vaciarse del
espíritu del mundo, que es todo lo opuesto al espíritu de Jesucristo. A éstos seguirán tres semanas de oración y meditación, durante las
cuales el alma buscará un mejor conocimiento de si misma (primera
semana) de María (segunda semana) y de Jesucristo (tercera semana).
Aunque se recomienda mucho este tiempo preliminar, es obvio que el
tiempo empleado en dicha preparación puede variar según las necesidades
personales y las circunstancias. Para provecho de aquellas personas que
quieren hacer la preparación completa, recomendadas por el santo, los
padres Montfortianos de los EUA, han reunido en un libro las oraciones y
meditaciones que proporcionan una preparación adecuada para la
Consagración Total a Jesús por María.
Primera Parte
DOCE DÍAS PRELIMINARES
Tema: El espíritu del mundo
Examina tu conciencia, reza, practica la renuncia a tu propia voluntad;
mortificación, pureza de corazón. Esta pureza es la condición
indispensable para contemplar a Dios en el cielo, verle en la tierra y
conocerle a la luz de la fe.
La primera parte de la preparación se deberá emplear en vaciarse del
espíritu del mundo, que es contrario al espíritu de Jesucristo. El
espíritu del mundo consiste en esencia en la negación del dominio
supremo de Dios, negación que se manifiesta en la práctica del pecado y
la desobediencia; por tanto es totalmente opuesto al espíritu de
Jesucristo, que es también el de María.
Esto se manifiesta por la concupiscencia de la carne, por la
concupiscencia de los ojos y por el orgullo como norma de vida, así como
por la desobediencia a las leyes de Dios y el abuso de las cosas
creadas. Sus obras son el pecado en todas sus formas; en consecuencia
todo aquello por lo cual el demonio nos lleva al pecado; obras que
conducen al error y oscuridad de la mente y seducción y corrupción de la
voluntad. Sus pompas son el esplendor y las artimañas empleadas por el
demonio para hacer que el pecado sea deleitoso, en las personas, sitios
y cosas.
ORACIONES PARA LOS DOCE DÍAS PRELIMINARES
Veni Creator Spiritus
Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles.
Llena de la divina
gracia los corazones que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de
Dios,
Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de
tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros
corazones
y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz,
siendo Tú mismo
nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo y que en Ti,
que eres el
Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre y al Hijo que resucitó de entre los muertos,
y al
Espíritu Consolador, por los siglos infinitos.
Amén.
Ave Maris Stella
Salve, estrella del mar,
Madre santa de Dios y siempre Virgen, feliz puerta del cielo.
Aceptando aquel «Ave» de la boca de Gabriel, afiánzanos en la paz al trocar el nombre de Eva.
Desata las ataduras de los reos, da luz a quienes no ven, ahuyenta nuestros males, pide para nosotros todos los bienes.
Muestra que eres nuestra Madre, que por ti acoja nuestras súplicas Quien nació por nosotros, tomando el ser de ti.
Virgen singular, dulce como ninguna, l líbranos de la culpa, haznos dóciles y castos.
Facilítanos una vida pura, prepáranos un camino seguro, para que viendo a Jesús, nos podamos alegrar para siempre contigo.
Alabemos a Dios Padre, glorifiquemos a Cristo soberano y al Espíritu Santo, y demos a las Tres personas un mismo honor. Amén. |
Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi
espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la
humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí:su nombre es santo, y
su misericordia llega a sus fieles de generación en
generación.
El hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de
corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los
ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres- en favor de
Abrahán y su descendencia por siempre.
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DÍA 1º Leer San Mateo Capítulo 5 versículos del 1 al 19
Día 2º
Leer San Mateo Capítulo 5 versículo 48 y Capítulo 6 del 1 al 15
Día 3º
Leer San Mateo Capítulo 7 versículos 1 al 14
Día 4º
Que ningún bien tiene el hombre de suyo ni cosa alguna de qué alabarse
Señor, ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, o el hijo del
hombre para que le visites?
¿Qué ha merecido el hombre para que le dieses Tu gracia?
Señor, ¿de qué me puedo quejar si me desamparas? O ¿cómo justamente
podré contender contigo, si no hicieres lo que pido?
Por cierto, una cosa puedo yo pensar y decir con verdad: Nada soy.
Señor, nada puedo, nada bueno tengo de mí; mas en todo me hallo vacío, y
camino siempre a la nada.
Y si no soy ayudado e instruido interiormente por Ti, me vuelvo
enteramente tibio y disipado.
Mas Tú, Señor, eres siempre el mismo, y permaneces eternamente, siempre
bueno, justo y santo, haciendo todas las cosas bien, justa y santamente,
y ordenándolas con sabiduría. Pero yo, que soy más inclinado a caer que
a aprovechar, no persevero siempre en un estado, y me mudo siete veces
cada día.
Mas luego me va mejor cuando te dignas alargarme tu mano auxiliadora;
porque Tú solo, sin humano favor, me puedes socorrer y fortalecer, de
manera que no se mude más mi semblante, sino que a Ti solo se convierta
y en Ti descanse mi corazón.
El que quisiere estar muy seguro en tiempo de paz, se encontrará abatido
y temeroso en tiempo de guerra.
Si supieses permanecer siempre humilde y pequeño para contigo, y morar u
regir bien tu espíritu, no caerías tan presto en peligro ni pecado.
Buen consejo es que pienses cuando estás con fervor de espíritu, lo que
puede ocurrir con la ausencia de luz.
(Imitación de Cristo, libro II, caps. 40 y 7)
Oraciones para los doce días preliminares
DIA 5º
Por lo cual, si yo supiese bien desechar toda consolación humana, ya sea
por alcanzar devoción o por la necesidad que tengo de buscarte, porque
no hay hombre que me consuele, entonces con razón, podría yo esperar en
tu gracia, y alegrarme con el don de la nueva consolación.
Gracias sean dadas a Ti, de quien viene todo, siempre que me sucede
algún bien.
Porque delante de Ti yo soy vanidad y nada, hombre mudable y flaco.
¿De dónde, pues, me puedo gloriar, o por qué deseo ser estimado?
¿Por ventura de la nada? Esto es vanísimo.
Verdaderamente, la gloria frívola es una verdadera peste y grandísima
vanidad; porque nos aparta de la verdadera gloria y nos despoja de la
gracia celestial.
Porque contentándose un hombre a sí mismo, te descontenta a Ti; cuando
desea las alabanzas humanas, es privado de las virtudes verdaderas.La verdadera gloria y alegría santa consiste en gloriarse en Ti y no en
sí; gozarse en Tu nombre, y no en su propia virtud, ni deleitarse en
criatura alguna, sino por Ti.
Sea alabado Tu nombre, y no el mío; engrandecidas sean Tus obras, y no
las mías; bendito sea Tu santo nombre, y no me sea a mí atribuida parte
alguna de las alabanzas de los hombre.
Tú eres mi gloria. Tú eres la alegría de mi corazón.
En Ti me gloriaré y ensalzaré todos los días; mas de mi parte no hay de
qué, sino de mis flaquezas.
(Imitación de Cristo, libro III, cap. 40)
Oraciones para los doce días preliminares
Día 6º
El ejemplo de los Santos Padres
Considera bien los heroicos ejemplos de los Santos Padres, en los cuales
resplandece la verdadera perfección y religión, y verás cuán poco o casi
nada es lo que hacemos.
¡Ay de nosotros! ¿Qué es nuestra vida comparada con la suya?
Los santos y amigos de Cristo sirvieron al Señor en hambre, en sed, en
frío y desnudez, en trabajos y fatigas, en vigilias y ayunos, en
oraciones y santas meditaciones, en persecuciones y muchos oprobios.
¡Oh! ¡Cuán graves y muchas tribulaciones padecieron los apóstoles,
mártires, confesores, vírgenes y todos los demás que quisieron seguir
las pisadas de Jesucristo!
Pues en esta vida aborrecieron sus vidas para poseer sus almas en la
eterna.
¡Oh! ¡Cuán estrecha retirada vida hicieron los Santos Padres en el
yermo! ¡Cuán largas y graves tentaciones padecieron! ¡Cuán ordinarios
fueron atormentados del enemigo! ¡Cuán continuas y fervientes oraciones
ofrecieron a Dios! ¡Cuán rigurosas abstinencias cumplieron! ¡Cuán gran
celo y fervor tuvieron en su aprovechamiento espiritual! ¡Cuán fuertes
peleas pasaron para vencer los vicios! ¡Cuán pura y recta intención
tuvieron con Dios!
De día trabajaban, y por la noche se ocupaban en larga oración; y aunque
trabajando, no cesaban de la oración mental.
Todo el tiempo gestaban bien; las horas les parecían cortas para darse a
Dios; y por la gran dulzura de la contemplación, se olvidaban de la
necesidad del mantenimiento corporal.
Renunciaban a todas las riquezas, honras, dignidades, parientes y
amigos; ninguna cosa querían del mundo; apenas tomaban lo necesario para
la vida, y les era pesado servir a su cuerpo aun en las cosas
necesarias.
De modo que eran pobres de lo temporal, pero riquísimos en gracia y
virtudes.
(Imitación de Cristo, libro I, cap. 18)
Oraciones para los doce días preliminares
Día 7º
En lo de fuera eran necesitados, pero en lo interior estaban con la
gracia y divinas consolaciones recreados.
Ajenos eran al mundo; mas muy allegados a Dios, del cual eran familiares
y amigos.
Teníanse por nada cuando a sí mismos, y para con el mundo eran
despreciados; mas en los ojos de Dios eran muy preciosos y amados.
Estaban en verdadera humildad; vivían en la sencilla obediencia; andaban
en caridad y paciencia, y por eso cada día crecían en espíritu, y
alcanzaban mucha gracia delante de Dios.
Fueron puestos por dechados a todos los religiosos y más nos deben mover
para aprovechar el bien, que no la muchedumbre de los tibios para
aflojar y descaecer. ¡Oh! ¡Cuán grande fue el fervor de todos los
religiosos al principio de sus sagrados institutos!
¡Cuánta la devoción de la Oración! ¡Cuánto el celo de la virtud! ¡Cuánta
disciplina floreció! ¡Cuánta reverencia y obediencia al superior hubo en
todas las cosas!
Aun hasta ahora dan testimonio de ello las señales que quedaron, de que
fueron verdaderamente varones santos y perfectos que, peleando tan
esforzadamente, vencieron al mundo.
Ahora ya se estima en mucho aquel que no es transgresor, y si con
paciencia puede sufrir lo que aceptó por su voluntad.
¡Oh tibieza y negligencia de nuestro estado, que tan presto declinamos
del fervor primero, y nos es molesto el vivir por nuestra flojedad y
tibieza!
¡Pluguíese a Dios que no durmiese en ti el aprovechamiento de las
virtudes, pues viste muchas veces tantos ejemplos de devotos!
(Imitación de Cristo, libro I, cap. 18)
Oraciones para los doce días preliminares
Día 8º
Cómo se ha de resistir a las tentaciones
Mientras en el mundo vivimos no podemos estar sin tribulaciones y
tentaciones.
Por lo cual está escrito en Job: Tentación es la vida del hombre sobre
la tierra.
Por eso cada uno debe tener mucho cuidado acerca de la tentación, y
velar en oración, porque no halle el demonio lugar de engañarle, que
nunca duerme, sino busca por todos lados a quién tragarse.
Ninguno hay tan santo ni tan perfecto que no tenga algunas veces
tentaciones, y no podemos vivir sin ellas.
Mas las tentaciones son muchas utilísimas al hombre, aunque sean graves
y pesadas, porque en ellas es uno humillado, purgado y enseñado.
Todos los santos, por muchas tribulaciones y tentaciones pasaron, y
aprovecharon.
Y los que no las quisieron sufrir y llevar bien, fueron tenidos por
malos y desfallecieron.
No hay orden ni religión tan santa, ni lugar tan secreto, donde no haya
tentaciones y adversidades.
No hay hombre seguro del todo de tentaciones mientras que vive; porque
en nosotros mismos está la causa de donde vienen, pues que nacimos con
la inclinación al pecado.
Pasada una tentación o tribulación sobreviene otra, y siempre tendremos
que sufrir, porque se perdió el bien de nuestra primera felicidad.
Muchos quieren huir de las tentaciones, y caen en ellas más gravemente.
No se pueden vencer sólo con huirlas; con paciencia y buen ánimo,
vencerlas (con el favor divino) mejor que no con tu propio conato y
fatiga.
Toma muchas veces consejo en la tentación, y no seas desabrido con el
que está tentado; antes procura consolarle como tú lo quisieras para ti.
El principio de toda tentación es la inconstancia del ánimo y la poca
confianza en Dios.
Porque como la nave sin timón la llevan a una y otra parte las olas, así
el hombre descuidado y que desiste de sus propósitos es tentado de
diversas maneras.
(Imitación de Cristo, libro 1, cap. 13)
Oraciones para los doce días preliminares
Día 9º
El fuego prueba al hierro, y la tentación al hombre justo.
Muchas veces no sabemos lo que podemos; mas la tentación descubre lo que
somos.
Debemos pues, velar principalmente al venir la tentación; porque
entonces más fácilmente es vencido el enemigo cuando no le dejamos pasar
de la puerta del alma, y se le resiste al umbral luego que toca.
Atajar al principio el mal procura:
Si llega a echar raíz, tarde se cura.
Porque primeramente se ofrece al ánima sólo el pensamiento sencillo;
después, la importuna imaginación; luego, la delectación y el torpe
movimiento, y el consentimiento.
Y así entra poco a poco el maligno enemigo, y se apodera de todo por no
resistirle al principio.
Y cuanto más tiempo fuere uno perezoso en resistir, tanto se hace cada
día más flaco, y el enemigo contra él más fuerte.
Algunos padecen graves tentaciones al principio de su conversión, y
otros, al fin.
Pero otros son molestados casi por toda su vida.
Algunos son tentados blandamente, según la sabiduría y el juicio de la
divina Providencia, que mide el estado y los méritos de los hombres, y
todo lo tiene ordenado para la salvación de sus escogidos.
Por eso no debemos desconfiar cuando somos tentados, sino antes rogar a
Dios con mayor fervor que sea servido de ayudarnos en toda tribulación;
el cual, sin duda, según el dicho de San Pablo, nos dará el auxilio
junto con la tentación para que la podamos resistir.
Humillemos, pues, nuestras almas bajo la mano de Dios en toda
tribulación y tentación, porque El salvará y engrandecerá a los humildes
de espíritu.
En las tentaciones y adversidades se ve cuánto uno ha aprovechado y en
ellas consiste el mayor merecimiento y se conoce mejor la virtud.
Imitación de Cristo, libro I, cap.13)
Oraciones para los doce días preliminares
Día 10º
En despreciando el mundo, es dulce cosa servir a Dios
Otra vez hablaré, Señor, ahora, y no callaré. Diré en los oídos de mi
Dios, mi Señor y mi Rey, que está en el cielo:
¡Oh Señor, cuán grande es la abundancia de tu dulzura, que escondiste
para los que te temen! Pero, ¿qué eres para los que te aman, y qué para
los que te sirven de todo corazón?
Verdaderamente es inefable la dulzura de tu contemplación, la cual das a
los que te aman.
En esto me has mostrado singularmente tu dulce caridad, en que cuando yo
no existía me creaste, y cuando erraba lejos de ti, me convertiste para
que te sirviese, y me mandaste que te amase.
¡Oh fuente de amor perenne! ¿Qué diré de Ti?
¿Cómo podré olvidarme de Ti, que te dignaste acordarte de mí aun después
que yo me perdí y perecí?
Usaste de misericordia con tu siervo sobre toda esperanza, y sobre todo
merecimiento me diste tu gracia y amistad.
¿Qué te volveré yo por esta gracia? Porque no se concede a todos que,
dejadas todas las cosas, renuncien al mundo y escojan vida retirada.
¿Por ventura es gran cosa que yo te sirva, cuando toda criatura está
obligada a servirte?
No me debe parecer mucho servirte, sino más bien me parece grande y
maravilloso que Tú te dignaste recibir por siervo a un tan pobre e
indigno y unirle con tus amados siervos.
Tuyas son, pues, todas las cosas que tengo y con que te sirvo.
Pero, por el contrario, Tú me sirves más a mí que yo a Ti.
El cielo y la tierra que Tú creaste para el servicio del hombre, están
prontos, y hacen cada día todo lo que les has mandado; y esto es poco,
pues aun has destinado los ángeles para servicio del hombre.
Mas a todas estas cosas excede el que Tú mismo te dignaste servir al
hombre, y le prometiste que te darías a Ti mismo.
¿Qué te daré yo por tantos millares de beneficios? ¡Oh! ¡Si pudiese
solamente, siquiera un solo día hacerte algún digno servicio!
Verdaderamente Tú solo eres digno de todo servicio, de toda honra y de
alabanza eterna.
Verdaderamente Tú solo eres mi Señor, y yo soy un pobre siervo tuyo, que
estoy obligado a servirte con todas mis fuerzas, y nunca debo cansarme
de alabarte.
Así lo quiero, así lo deseo; y lo que me falta, ruégote que Tú lo
suplas.
Grande honra y gran gloria es servirte, y despreciar todas las cosas por
Ti.
Por cierto, grande gracia tendrán los que de toda voluntad se sujetaren
a Tu santísimo servicio.
Hallarán la suavísima consolación del Espíritu Santo los que por amor
tuyo despreciaron todo deleite carnal.
(Imitación de Cristo, libro III, cap. 10)
Oraciones para los doce días preliminares
DIA 11º
De la fervorosa enmienda de nuestra vida
Se hallaba uno lleno de congoja luchando entre el temor y la esperanza;
y un día cargado de tristeza entró en la iglesia y se postró delante del
altar en oración, y meditando en su corazón varias cosas, dijo: ¡Oh! ¡Si
supiese que había de perseverar! Y luego oyó en lo interior la divina
respuesta: ¿Qué harías si eso supieses? Haz ahora lo que entonces
quisieras hacer, y estarás seguro.
Y en aquel punto, consolado y confortado, se ofreció a la divina
voluntad, y cesó su congojosa turbación.
Y no quiso escudriñar curiosamente para saber lo que le había de
suceder, sino que anduvo con mucho cuidado de saber lo que fuese la
voluntad de Dios, y a sus divinos ojos más agradable y perfecto, para
comenzar y perfeccionar toda buena obra.
El Profeta dice: Espera en el Señor, y has bondad, y habita en la
tierra, y serás apacentado en sus riquezas.
Detiene a muchos el fervor de su aprovechamiento, el espanto de la
dificultad, o el trabajo de la pelea.
Ciertamente aprovechan más en las virtudes, aquellos que más
varonilmente ponen todas sus fuerzas para vencer las que les son más
graves y contrarias.
Porque allí aprovecha el hombre más y alcanza mayor gracia, adonde más
se vence, a sí mismo y se mortifica el espíritu.
Pero no todos tienen igual ánimo para vencer y mortificarse.
No obstante, el diligente y celoso de su aprovechamiento, más fuerte
será para la perfección, aunque tenga muchas pasiones, que el de buen
natural, si pone poco cuidado en las virtudes.
(Imitación de Cristo, libro I, cap. 25)
Oraciones para los doce días preliminares
Día 12º
Mas si vieres alguna cosa digna de reprensión, guárdate de hacerla;
y si alguna vez la hiciste, procura enmendarte luego.
Así como tú miras a los otros, así los otros te miran a ti.
¡Oh! ¡Cuán alegre y dulce cosa es ver los devotos y fervorosos hermanos,
con santas costumbres y observante disciplina!
¡Cuán triste y penoso es verlos andar desordenados, y qué no hacen
aquello a que son llamados por su vocación!
¡Oh! ¡Cuán dañoso es ser negligentes en el propósito de su llamamiento,
y ocuparse en lo que no les mandan!
Acuérdate de la profesión que tomaste, y proponte por modelo al
Crucificado.
Bien puedes avergonzarte mirando la vida de Jesucristo; porque aún no
estudiaste a conformarte más con El, aunque ha muchos años que estás en
el camino de Dios.
El religioso que se ejercita intensa y devotamente en la santísima vida
y pasión del Señor, halla allí todo lo útil y necesario cumplidamente
para sí; y no hay necesidad que busque cosa mejor fuera de Jesús.
¡Oh! ¡Si viniese a nuestro corazón Jesús crucificado, cuán presto y
cumplidamente seríamos enseñados.
El hombre fervoroso y diligente, a todo está dispuesto.
Mayor trabajo es resistir a los vicios y pasiones, que sudar en los
trabajos corporales.
El que no evita los defectos pequeños, poco a poco cae en los grandes.
Te alegrarás siempre a la noche, si gastares bien el día.
Vela sobre ti, despiértate a ti, amonéstate a ti, y sea de los otros lo
que fuere, no descuides de ti.
Tanto aprovecharás cuanto más fuerza te hicieres.
Amén.
(Imitación de Cristo, libro I, cap. 25)
Oraciones para los doce días preliminares
Continuación>>>
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Traspasados de Jesús y María
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