Oh Virgen Inmaculada, Madre de Dios y Madre nuestra,
con la más viva confianza en tu poderosa intercesión
tantas veces manifestada por medio de tu Medalla,
te suplicamos humildemente de dignar alcanzarnos
las gracias que pedimos por esta novena.
(Pedir una gracia personal)
Oh Virgen de la Medalla Milagrosa que apareció
a santa Catalina Labouré en la actitud de Mediadora
para el mundo entero y cada alma en particular,
entregamos en tus manos y confiamos a tu Corazón nuestras súplicas.
Dígnate presentarlas a tu Divino Hijo y conceder lo que pedimos
si está conforme a la Voluntad Divina
y útil a nuestras almas. Y después de levantar hacia Dios tus manos suplicantes,
bájalos hacia nosotros y envuélvenos en los rayos de tus gracias,
Iluminando nuestro espíritu,
purificando nuestro corazón, para que guiados por ti,
alcancemos algún día la eterna bienaventuranza.
Amén.