La conversión del doctor Bernard Nathanson
a la cultura de la vida y a la Iglesia Católica
Participó en 75.OOO abortos
y ahora es uno de los más incansables defensores de la vida
El doctor Bernard Nathanson ha escrito el libro
The Hand of God. A Journey from Death to Life by the Abortion Doctor Who Changed His
Mind'. Se trata de la autobiografía de quien fue conocido en Nueva York como el rey
del aborto', se convirtió luego en destacado defensor de la vida y ha acabado ingresando
en la Iglesia católica. La categoría intelectual y moral del doctor Nathanson ha hecho
que otros muchos que practicaban o fomentaban el aborto, incluídos algunos
parlamentarios, reconozcan su error y se unan a la lucha en favor de la vida humana más
indefensa. Sencillamente, el aborto y su cortejo desde la grotesca eutanasia del
doctor Kevorkian hasta los embriones congelados de Gran Bretaña son asuntos que
nunca quedarán sanjados, pues afectan al sentido mismo de la vida humana. En ningún
lugar se puede ver mas clara que en Estados Unidos en este momento de la historia la
división entre las fuerzas de la «cultura de la muerte» y «la civilización del
amor». Las conversiones de Nathanson, primero a la causa pro-vida y luego al
cristianismo, son altamente significativas, en cuanto muestras del poder de la evidencia
científica y de la oración. Y manifiestan, además, la estrecha conexión que existe
entre Dios y la ley natural inscrita por él en la naturaleza humana. Quien reconoce y
sigue la ley natural, es muy posible que acabe encontrando a Dios y a la Iglesia.
El aborto tal como es
Muchos lectores conocen a grandes rasgos la historia del doctor Nathanson. En 1969
fundó, junto con otras personas, la Asociación nacional para la revocación de las leyes
contra el aborto (NARAL, más tarde rebautizada Liga nacional para la acción por el
derecho al aborto, nombre que tiene las mismas siglas en inglés). Fue director del Centro
de salud reproductiva y sexual (Nueva York), que era entonces la mayor clínica abortista
del mundo. Al final de los años 70 renegó de su militancia en pro del aborto y llegó a
ser un gran abogado de la causa pro-vida, en particular con el precursor libro Aborting
America y el video El Grito Silencioso (The Silent Scream). Este documento fue en verdad
revolucionario: en él se empleó la tecnología médica más reciente para mostrar de
forma definitiva todo el horror del aborto tal y como tiene realmente lugar dentro del
vientre materno. Este video, junto con su continuación, The Eclipse o Reason fue
ampliamente exhibido no solo para el público en general a través de numerosas
televisiones del mundo, sino también en sesiones especiales para parlamentarios de
distintos países. Nathanson pronto se convirtió en el blanco de las iras de las fuerzas
de la cultura anti-vida en Estados Unidos. Su cambio de actitud al persuadirse de la
realidad objetiva del aborto la supresión de una vida humana inocente le hizo
objeto habitual de radicalización y sátira. Desde entonces ha simultaneado una
prestigiosa labor como tocólogo y como profesor universitario, con viajes por todo el
mundo para dar conferencias en defensa de los no nacidos. Ahora, próximo ya a jubilarse,
ha publicado su autobiografía, con impresionantes revelaciones sobre cómo un hombre pudo
llegar a ser abortista. Pero es también un testimonio fehaciente del poder de la gracia
divina, escrito cuando estaba a punto de dar el último paso con su bautismo y su
incorporación a la Iglesia de Cristo.
Sin excusas
El libro no es fácil ni agradable de leer, pues revela unas malas acciones
verdaderamente repugnantes. Lo destacable y digno de elogio es que el autor no se excusa
por su comportamiento. Aunque el lector no justifique la conducta de Nathanson, al menos
encontrará muchas razones para comprenderla cuando conozca cómo fue la infancia y
adolescencia del autor, criado en un ambiente familiar que con verdad se puede describir
como falto de amor. Nathanson relata con minuciosidad sus primeros años en Nueva York, en
el seno de una familia aquejada de graves anomalías desde al menos, al parecer, dos
generaciones antes. En aquel hogar no hacia el menor atisbo de fe religiosa ni de lealtad
o cariño familiar. La religión no tuvo papel alguno en su educación. Su familia,
judía, no practicaba la fe, aunque celebraba las fiestas religiosas, quizá al igual que
muchos cristianos siguen festejando en cierto modo la Pascua o la Navidad, sin que estas
solemnidades tengan consecuencias reales en su forma de pensar o de comportarse. Es
realmente impresionante cómo describe Nathanson la idea que en su niñez tenía de Dios.
«Mi imagen de Dios era concluyó al reflexionar sobre ella al cabo de seis
decenios la figura amenazadora, majestuosa y barbuda del Moisés de Miguel Ángel.
Sentado en lo que parecía ser su trono, considerando mi destino y a punto de lanzar su
juicio inexorablemente condenatorio. Así era mi Dios judío: terrible, despótico e
implacable. En una fase posterior de su vida, cuando cumplía el servicio militar en la
aviación, para sobrellevar las horas muertas leyó un libro sobre la Biblia. Allí
descubrió que «el Dios del Nuevo Testamento era una figura amable, clemente e
incomparablemente cariñosa. En ella iría después a buscar, y al fin encontraría, el
perdón que por tanto tiempo y tan desesperadamente he deseado». Fue un presagio de su
posterior conversión a la fe cristiana.
El secreto de la paz de Cristo
Durante sus estudios de medicina en la universidad McGill (Canada), tuvo como profesor
al famoso psiquiatra judío Karl Stern, que había emigrado desde la Alemania nazi. Esta
relación tendría consecuencias positivas varios decenios después, cuando Nathanson
empezó a examinar más de cerca las razones del cristianismo. De Stern dice: «Era la
figura dominante en el departamento: un gran profesor; un orador fascinante, elocuente
incluso, aunque utilizaba un idioma que no era el suyo, y un polemista brillante que
infaliblemente disparaba ideas originales y atrevidas (...). Con Stern tuve una especie de
culto al héroe, estudié la psiquiatría con la diligencia de un escriba que escudriña
la Biblia, y a cambio me dieron el premio de psiquiatría al acabar el cuarto curso (...).
Stern transmitía una serenidad y una seguridad indefinibles. Entonces yo no sabía que en
1943, tras años de meditación, lectura y estudio, se había convertido al catolicismo».
Más tarde, Nathanson leyó la famosa autobiografía de Stern, The Pillar o Fire. Entonces
comprendió que Stern «poseía un secreto que yo había estado buscando toda mi vida: el
secreto de la paz de Cristo». Posteriores capítulos describen una promiscuidad
compulsiva en Nathanson, de la que resulta su primer contacto con un aborto, practicado a
su primera novia y pagado por su padre. Luego vienen la historia de sus dos primeros
matrimonios y el suceso quizás más escalofriante: el aborto, realizado por él mismo, a
otra de las mujeres con las que había tenido relaciones.
La evidencia cientifíca
En los capítulos siguientes, Nathanson relata lo que, en gran parte, ya había
explicado en su libro Aborting America sobre su creciente participación en la campaña
por la liberalización del aborto en Estados Unidos, proceso que culminó, como es sabido,
en 1973, con la sentencia del Tribunal Supremo que de hecho legalizó el aborto a
petición. Pasado el tiempo, Nathanson vió con claridad la evidencia científica, en gran
parte gracias a las nuevas tecnologías, que le permitieron observar al niño en el
vientre materno. «Aquello» que había abortado miles de veces (según sus propios
cálculos, Nathanson ha estado implicado directa o indirectamente en unos 75.000 abortos)
era en realidad un ser humano desde el instante de la concepción. Dejó de practicar
abortos y llegó a ser el converso y defensor de la causa pro-vida más conocido en
Estados Unidos, en especial por sus innovadores videos.
Mataderos humanos
En uno de los últimos capítulos, titulado Hacia los tanatorios, Nathanson hace
predicciones sobre lo que ya vaticinó con tanta claridad Pablo Vl en la encíclica Humane
Vitae: una vez que se pierde el respeto por la vida humana en su comienzo, inevitablemente
se llegará a la eutanasia. Pronostica que pronto habrá clínicas que harán negocio con
la muerte. «Basándome en mi experiencia con una modalidad similar de paganismo extremo,
puedo predecir que habrá empresarios que montarán pequeños y discretos sanatorios para
aquellos que deseen morir o hayan sido persuadidos o coaccionados o engañados por -los
medicos (...). Pero eso no será más que la primera fase. Cuando los tanatorios prosperen
y se expandan, formando cadenas de clínicas y redes de concesionarios, los economistas
tomarán el mando, y recortarán gastos y costes corrientes a medida que aumente la
competencia. En su versión final, los tanatorios reorganizados, eficientes y
económicamente intachables se parecerán más que a ninguna otra cosa a las
fábricas de producción en serie en que se han convertido las clínicas abortistas, y
en una fase posterior a los hornos de Auschwitz».
El ejemplo y la oración
Sin embargo, Nathanson termina el libro con una nota de esperanza en la misericordia,
el perdón y la salvación ofrecida por Cristo. Como suele ocurrir en las historias de
conversiones, fueron la oración y el ejemplo de muchos de sus amigos y colegas pro-vida
los que terminaron por vencer la resistencia del ateo endurecido, que pudo así comprender
que puede haber un sitio en el corazón de Dios incluso para gente como él. Al referir
una manifestación pro-vida ante una clínica abortista, cuenta que los participantes
«rezaban, se apoyaban y animaban mutuamente, cantaban himnos de júbilo y recordaban
constantemente unos a otros la prohibición absoluta de emplear violencia. Rezaban por los
no nacidos, por las pobres mujeres que acudían a abortar y por los médicos y enfermeras
de la clínica. Incluso rezaban por los policías y los periodistas destacados en el
lugar. Y yo me preguntaba: ¿Cómo puede esta gente entregarse por un público que es
y será siempre mudo, invisible e incapaz de agradecerles nada?». Ver
aquellos manifestantes pro-vida, que estaban dispuestos a ir a la cárcel y a arruinarse
por sus convicciones causó una honda impresión en Nathanson. Entonces, dice, «por
primera vez en toda mi vida de adulto, empecé a abrigar la noción de Dios, un Dios que
paradójicamente me había llevado a través de los proverbiales círculos del infierno,
sólo para mostrarme el camino hacia la redención y el perdón por medio de su gracia.
Ese pensamiento contradecía todas las dieciochescas certezas que tan queridas habían
sido para mi; en un instante convirtió mi pasado en una repugnante ciénaga de pecado y
maldad; me acusó y condenó de graves crímenes contra los que me amaban y contra
aquellos que ni siquiera conocí; y a la vez milagrosamente me ofreció una
reluciente chispa de esperanza, en la creencia, cada vez más firme, en que, hace dos
milenios, Alguien había muerto por mis pecados y mi maldad".
Literatura de conversos
Además del poderoso ejemplo de amor dispuesto al sacrificio que vio en los pro-vida,
movieron también a Nathanson unas lecturas que apelaban a su inteligencia. «Busqué en
la literatura de conversos, incluído The Pillar of Fire, de Karl Stern. También leí a
Malcolm Muggeridge, Walker Percy, Graham Green, C.S. Lewis, el cardenal Newman y otros.
Era totalmente coherente con mi carácter que examinara con atención la literatura
disponible antes de embarcarme en una aventura tan temible y arriesgada como la de buscar
a Dios». Así se despide del lector el doctor Nathanson, cuando está a punto de ser
recibido en la Iglesia católica, dispuesto para «cruzar el umbral de la esperanza»,
dejando atrás para siempre «la cultura de la muerte».
-L'OSSERVATORE ROMANO en lengua española, 21 de febrero de 1997, 9 (93)
Carta
Del Dr. Bernard Nathanson
(traducción de D. Carlos Etayo)
Soy responsable directo de 75.000 abortos, lo que empuja a
dirigirme a el público poseyendo credibilidad sobre la materia.
Fui uno de los fundadores de la Asociación Nacional para Revocar las Leyes sobre el
Aborto en E.E. U.U., en 1968. Entonces una encuesta veraz hubiera establecido el hecho de
que la mayoría de los norteamericanos estaban en contra de leyes permisivas sobre el
aborto. No obstante, a los 5 años habíamos conseguido del Tribunal Supremo que
legalizara el Aborto en 1973.
¿Como lo conseguimos? Es importante conocer las tácticas que utilizamos, pues con
pequeñas diferencias se repitieron con éxito en el mundo Occidental.
Nuestro primer gran logro fue hacernos con los mass-media ; les convencimos de que la
causa proaborto favorecía a un avanzado liberalismo y sabiendo que en encuestas veraces
seríamos derrotados, amañamos los resultados de supuestas encuestas y los publicamos en
los media ; según ellas el 60% de los norteamericanos era favorable a la implantación de
leyes permisivas del Aborto. Fue la táctica de exaltar la propia mentira y conseguimos un
apoyo suficiente amañando el número de abortos ilegales que se producían anualmente en
E.E. U.U.. Esta cifra era de 100.000 aproximadamente, pero la que reiteradamente dimos a
los "media" fue de 1.000.000. Y una mentira lo suficientemente reiterada la hace
verdad el público.
Y el número de mujeres que morían anualmente por abortos ilegales oscilaba entre 200
y 250 ... pero la cifra que continuamente repetían los media" era 10.000... y a
pesar de su falsedad fue admitida por muchos norteamericanas convenciéndoles de la
necesidad de cambiar las Leyes sobre el aborto.
Otro mito que extendimos entre el público,, es que el cambio de las Leyes solamente
implicaría que los abortos que se practicaban ilegalmente, pasarían a ser legales. Pero
la verdad es que actualmente, el aborto es el principal medio para controlar la natalidad
en EEUU. Y el número de anual de abortos se ha incrementado en un 1500% -15 veces más-.
LA SEGUNDA TÁCTICA FUNDAMENTAL FUE JUGAR LA CARTA DEL ANTICATOLICISMO.
Vilipendiamos sistemáticamente a la Iglesia Católica, calificando sus ideas sociales
de retrógradas ; y atribuimos a sus Jerarquías e papel del "malvado" principal
entre los opositores al Aborto Permisivo.
Resaltándolo incesantemente. Los "medias" reiteraban que la oposición al
aborto procedía de dichas Jerarquías, no de los católicos ; y una vez más, falsas
encuestas "probaban" reiteradamente que la mayoría de los católicos deseaban
la reforma de las leyes antiaborto. Y los tambores de los "media" persuadieron
al pueblo americano de que cualquier oposición al aborto tenía su origen en la
Jerarquía Católica y que los católicos probaortistas eran los inteligentes y
progresistas. El hecho de que grupos cristianos no católicos, y aún ateos, se declarasen
Pro Vida, fue constantemente silenciado.
La tercera táctica fundamental fue denigrar o ignorar, cualquier evidencia científica
de que la vida comienza con la concepción.
Frecuentemente me preguntan que es lo que me hizo cambiar. ¿Cómo pasé de ser un
destacado abortista a un Abogado Pro Vida ?
En 1973 llegué a ser Director de Obstetricia en un grran Hospital de la ciudad de
Nueva York, y tuve que iniciar una unidad de investigación perinatal ; era el comienzo de
una nueva tecnología que ahora utilizamos diariamente para estudiar el Feto en el útero
materno. Un típico argumento pro aborto es aducir la imposibilidad de definir cuando
comienza el principio de la vida, afirmando que ello es un problema teológico o
filosófico, no científico.
Pero la Fetología demuestra la evidencia de que la vida comienza en la Concepción y
requiere toda la protección de que gozamos cualquiera de nosotros.
Ud. podría preguntar : ¿Entonces, por qué algunos Doctores, conocedores de la
Fetología, se desacreditan practicando abortos ?
Cuestión de aritmética : A 300 dólares cada uno, un millón quinientos cincuenta mil
(1.550.000) abortos en los Estados Unidos, implican una industria que produce 500 millones
de dólares anualmente. De los cuales, la mayor parte van a los bolsillos de los Doctores
que practican el aborto.
Es un hecho claro que el Aborto voluntario es una premeditada destrucción de vidas
humanas. Es un acto de mortífera violencia.
Debe de reconocerse que un embarazo no planificado plantea graves y difíciles
problemas. Pero acudir para solucionarlos a un deliberado acto de destrucción supone
podar la capacidad de recursos de los humanos ; y subordinar el bien público a una
respuesta utilitarista a un problema social.
COMO CIENTIFICO, NO CREO, YO SE Y CONOZCO QUE LA VIDA HUMANA COMIENZA EN LA
CONCEPCIÓN. Y AUNQUE NO SOY UN RELIGIOSO DETERMINADO, CREO CON TODO MI CORAZON QUE EXISTE
UNA DIVINIDAD QUE NOS ORDENA FINALIZAR PARA SIEMPRE ESTE INFINITAMENTE TRISTE Y VERGONZOSO
CRIMEN CONTRA LA HUMANIDAD
Dr. Bernad Nathanson
El Dr. Nathanson fue bautizado en la Iglesia en 1996 y es hoy dia un ferviente
católico y defensor de la vida. Ha escrito y producido videos pro-vida. Entre los
mas famosos: El Alarido Silencioso (video) y La
Mano de Dios (libro)