NTRA. SRA. DEL ROSELL
Antigua Patrona de CARTAGENA (Murcia) - España
Aportado por G.N.

La bimilenaria ciudad de Cartagena, asentamiento de sucesivas y muy diversas civilizaciones que han dejado profunda huella en esta estratégica urbe del Mediterráneo, mantiene desde antiguo una profunda devoción por Ntra. Sra. del Rosell. Se dice que ya era venerada en la ciudad durante la dominación de los visigodos y, no en vano, siempre se la ha tenido como única y verdadera patrona desde tiempos inmemoriales hasta 1723, año en el que pasó a compartir dicho título con la Santísima Virgen de la Caridad.

Muchas son las leyendas sobre el origen de esta advocación cartagenera, tomándose como verídica la que relata el hallazgo de la imagen flotando sobre las aguas; un pescador apellidado Ros fue quien la sacó del mar para depositarla en la ciudad, nombre del que se derivaría luego la denominación de Rosell. La talla es la misma que aún hoy se venera y se trata de una escultura de procedencia bizantina, fechada en el siglo VI, representando a Nuestra Señora sentada en un trono con el Niño en el regazo y una rosa en la mano derecha. En torno a la imagen se han forjado más historias, como la de que el autor murió sin que hubiese terminado su obra y unos ángeles la acabaron de esculpir. También se dice que las rosas se convertían en oro al ponerlas en la mano de la Virgen, o que la talla se vuelve invisible en épocas de peligro y por ello no ha sido profanada ni durante la dominación árabe ni en las numerosas guerras que han azotado a la ciudad.

Lo que sí es cierto es que, al llegar el Príncipe Alfonso con sus tropas a Cartagena en 1245, la reducida población cristiana que habitaba la ciudad mantenía vivo el ancestral culto a la Virgen del Rosell y el futuro Rey Sabio pudo orar ante la imagen. En este sentido existe cierto paralelismo con la advocación de Santa María de la Arrixaca, la cual era venerada en Murcia capital desde antes de la Reconquista; a cada una de ellas dedicó el monarca dos de sus famosas Cantigas.

Un hecho daría excepcional trascendencia a la advocación de Ntra. Sra. del Rosell desde el 16 de noviembre de 1272, fecha en la que Alfonso X creó la Orden Militar de Santa María de España; Cartagena sería la ciudad-sede de la misma y la Virgen del Rosell su titular. Se edificó una abadía dentro del recinto fortificado del cerro de la Concepción, la parte más antigua de la urbe, lugar que daría cobijo a la talla de Nuestra Señora y desde el que esta congregación religiosa dirigiría su actividad. La Orden tendría como principal fin "la lucha contra el infiel en el mar", protegiendo las costas de la piratería y de posibles desembarcos musulmanes, además de potenciar y vigilar el comercio en el Mediterráneo; los servicios que prestaba a la Corona iban, por tanto, mucho más allá del ámbito de la propia Cartagena y de las fronteras del Reino de Murcia. El escudo de la Orden, extendida con el tiempo por toda la geografía nacional, se conformó desde un principio con una estrella de ocho puntas en cuyo centro aparecía la efigie de Santa María del Rosell; por ello, la congregación fue más conocida fuera de la ciudad como "Orden la Estrella" y, a su Virgen, como "Santa María de España" o "Santa María de Cartagena". No fue muy prolongada la existencia de la orden cartagenera pese a su rápida difusión, pues acabó integrándose con la de Santiago en aras de crear una congregación común y más potente. Con la desaparición de los caballeros de Santa María, la abadía de Cartagena y la imagen de la Virgen quedaron finalmente bajo la custodia del Concejo de la ciudad.


Catedral Vieja

Por otro lado, según las crónicas Cartagena había sido sede episcopal desde el siglo I d.C. por designación del propio Apóstol Santiago, quien desembarcó en la Península por este puerto y dispuso que aquí se levantara el primer templo episcopal de España. En fiel apoyo a esta tradición, en 1250 Alfonso X restauraría también la diócesis cartagenera y pronto comenzó la construcción de una catedral junto a la abadía de la Orden. Finalizadas las obras, la Virgen del Rosell sería trasladada al templo mayor de la ciudad; aquí recibiría culto ya como patrona de Cartagena, presidiendo una hermosa capilla junto a las efigies de los Cuatro Santos (Fulgencio, Isidoro, Leandro y Florentina). La llamada Catedral de Santa María sufriría numerosas reformas a lo largo de su historia, pero sin dejar nunca de alojar la talla de Ntra. Sra. del Rosell; se mantuvo su capilla y su culto a pesar de la creciente predilección del pueblo cartagenero por la Virgen de la Caridad, talla que llegó a la ciudad en 1723 y pronto sería nombrada como nueva patrona (primero por aclamación popular y dos siglos más tarde, en 1923, de forma oficial).

Los trágicos acontecimientos provocados por la Guerra Civil entre 1936 y 1939 supusieron un nuevo y definitivo traslado de la Virgen del Rosell. Cartagena sufrió varios bombardeos que destruyeron gran parte de la ciudad y de sus tesoros, la catedral entre ellos. Pudo salvarse la imagen de la antigua patrona y muchas de las obras de arte que enriquecían su interior, pero el edificio quedó en el estado ruinoso que aún hoy presenta. La Virgen fue nuevamente entronizada al acabar la contienda, pero esta vez en la iglesia de Santa María de Gracia; este gran templo barroco, construido entre los siglos XVII y XVIII en una parte más baja de la ciudad, viene sustituyendo hasta nuestros días a la Catedral Vieja como principal iglesia de Cartagena y es por ello que muchas veces se la designa como Catedral Nueva. Presidiendo su altar mayor, Ntra. Sra. del Rosell sigue recibiendo una profunda veneración por parte de los cartageneros, que siguen viendo en su imagen todo un símbolo de protección para la ciudad. No en vano lleva quince siglos íntimamente ligada a la agitada historia de Cartagena y a la religiosidad de sus habitantes.
La Virgen recibe cultos extraordinarios con motivo de su festividad, que tiene lugar el segundo domingo de noviembre. Muchos son los fieles que acuden a Santa María de Gracia en tal efeméride y recorren las calles de la ciudad en procesión junto a la imagen de Ntra. Sra. del Rosell, desfile que rememora las antiguas rogativas que se realizaban con la talla pidiendo la ansiada lluvia, el cese de epidemias y la protección de la ciudad.

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