Para
comprender las manifestaciones de amor de Nuestra
Señora del Pronto Socorro por sus hijos de
Louisiana y la gratitud que estos le tienen,
debemos remontarnos a los tiempos en que llegaron
los primeros europeos a la región del sur de USA
-- a los días de La Salle y Bienville.
La Salle reclamó para Francia la inmensa
región que comprende toda la tierra irrigada por
el Río Mississippi y sus tributarios. La
llamó Louisiana en honor al los reyes Franceses
Luis XIV y Ana. Este vasto territorio se extiende
desde el Canadá al Golfo de México y desde las
Montañas Apalaches hasta las Rocosas. Nueva
Orleans, en la desembocadura del Río
Mississippi, se convirtió en uno de los
asentamientos mas importantes.
En 1727, un pequeño grupo de hermanas
Ursulinas Francesas fueron enviadas a Nueva
Orleans a encargarse del Hospital Real y a
conducir la escuela. El gobernador, Bienville les
dio su propia casa para vivir hasta que fuese
construido el convento. Estas Ursulinas fueron
las primeras religiosas en lo que hoy conocemos
como los Estados Unidos. Pronto hubo una
floreciente escuela para niñas y jóvenes damas
en Nueva Orleans.
En 1763, como resultado de la guerra entre los
franceses y los indios, Francia se vio obligada a
entregarle a Inglaterra todas las tierras al este
del Río Mississippi excepto Nueva Orleans, la
cual entregó a su aliada, España, junto con
toda la tierra al Oeste del Río. Al estar Nueva
Orleans estaba bajo España, las nuevas hermanas
que llegaban al convento ya no eran francesas
sino españolas.
En 1789, estalló la Revolución Francesa. El
rey, la reina y muchos de la nobleza fueron
ejecutados. Iglesias y conventos fueron
destruidos, cerrados o tomados. Sacerdotes y
religiosas fueron obligados a huir, pero muchos
fueron ejecutados. Era como que el
"infierno" se había abierto en
Francia. Los gobiernos subían y se precipitaban
sucesivamente y la violencia se prolongaba de uno
al otro. Finalmente tomó el poder Napoleón
Bonaparte quien, en 1800, hizo un tratado secreto
con España en el que recibió toda Louisiana,
pero pronto decidió venderla a los Estados
Unidos.
La mayoría de las hermanas eran españolas y
se fueron a la Habana, Cuba. Así fue que
La Madre André, le escribió a su prima, la
Madre San Miguel, contándole su terrible
desgracia y como temía por la existencia de su
Orden en Nueva Orleans si no recibían mas
hermanas. La Madre San Miguel hacía una valiosa
labor y su obispo, no queriéndola perder, le
dijo que solo el Papa podía darle permiso para
irse a América. El sabía que dicho permiso era
prácticamente imposible. Napoleón tenía
cautivo en Roma al Papa Pío VII. Sus
carceleros tenían ordenes estrictas de prevenir
toda comunicación con el Santo Padre. La Madre
San Miguel sabía esto, pero decidió escribirle
al Papa de todas formas, prometiéndole a la
Virgen Santa que, si ella recibía una respuesta
favorable para poder ayudar a las hermanas en
Nueva Orleans y movía rápidamente todos los
obstáculos, le haría una estatua y propagaría
la devoción a Nuestra Señora del Prompt Succor.
Prompt Succor quiere decir "pronto
socorro", y esto es lo que Nuestra Señora
le dio a la Madre San Miguel. En un corto plazo,
la oración de la Madre San Miguel fue contestada
de la forma mas extraordinaria. Recibió
respuesta del Papa por medio de su secretario en
acuerdo a su propuesta. Todos los obstáculos
fueron removidos, de modo que ella y sus
compañeras pudieron unirse a sus hermanas en
Nueva Orleans. Fiel a su promesa, el 31 de
diciembre, de 1810, la Madre San Miguel colocó
en la capilla del convento de Nueva Orleans, una
estatua nueva, preciosa, que el obispo de
Montpellier pidió bendecir el mismo. Desde
entonces, se le ha dado veneración pública a la
virgen María bajo el titulo de Nuestra Señora
del Pronto Socorro.
En 1812, Louisiana, en su tamaño actual, fue
admitida en la Unión como estado. La otra parte
de ese vasto territorio eventualmente se
convirtió en otros estados. En ese mimo año, un
incendio terrible se desató en Nueva Orleans.
Los vientos estaban rápidamente dirigiendo las
llamas hacia el convento. A las hermanas se les
comunicó que permanecer allí por mas tiempo era
peligroso ya que el fuego estaba fuera de
control. La hermana San Antonio rápidamente
sacó una estatua de Nuestra Señora del Pronto
Socorro y la colocó en una ventana de cara al
incendio. En ese mismo momento, la Madre San
Miguel calló de rodillas, exclamando,
"¡Nuestra Señora del Pronto Socorro,
estamos perdidas si tu no nos ayudas!"
!Nuestra Señora escuchó la oración! El viento
cambió y las llamas se apagaron. El convento
estaba fuera de peligro y el resto de Nueva
Orleans se había salvado también de la
destrucción.
En el mismo año del terrible incendio, una
guerra estalló entre los americanos y los
ingleses que duró varios años. En 1815, una
batalla famosa se libró cerca de Nueva Orleans,
en los llanos de Chalmette y Nuestra Señora
salvó nuevamente a la ciudad de Nueva Orleans.
El general Americano Andrew Jackson tenía seis
mil hombres listos para pelear con quince mil
soldados Británicos bien entrenados. ¡Una
situación sin esperanza para los americanos!
Jackson hizo el voto que si los americanos
perdían la batalla, los británicos
encontrarían a Nueva Orleans en ruinas ya
que el lucharía hasta el final.
Las hermanas pasaron la noche de el 7 de enero
en oración ante el Santísimo Sacramento. La
capilla estaba llena de señoras devotas y
muchachas jóvenes, todas lloraban y oraban al
pie de la santa estatua. Nuestra Señora estaba
escuchando las oraciones de sus hijos y estaba
intercediendo ante su Divino Hijo. En la mañana
del 8 de enero de 1815, fue ofrecida la Misa en
presencia de la estatua de Nuestra Señora del
Pronto Socorro. El rugir de los cañones y armas
se escuchaban claramente en la capilla. Un poco
antes de iniciar la Misa, la superiora, en nombre
de la comunidad, hizo el voto de tener una Misa
en Acción de Gracias cantada todos los años si
los americanos salían victoriosos. A la hora de
la comunión, un mensajero entro en la capilla
anunciando con gran gozo la victoria americana.
Nuestra Señora había salvado a Nueva Orleans
nuevamente.
Sorprendidos por la disposición de la línea
americana y sus constantes disparos, los ingleses
quedaron en confusión y desorden. En veinticinco
minutos estaba casi finalizado todo. Los ingleses
perdieron mas de 2,600 hombres en el campo de
batalla mientras de acuerdo con algunos récords
de la historia, solo seis americanos murieron y
seis fueron heridos. El resto de los ingleses se
retiraron rápidamente. Una victoria como esta es
realmente un milagro.
Jackson, el héroe del día, admitió que
había recibido una ayuda maravillosa del cielo y
pidió al vicario general, William Dubourg, si
podían tener un servicio público de acción de
gracias en la Catedral. El 23 de enero, una Misa
Solemne de Acción de Gracias fue celebrada en la
Catedral de San Luis por el Padre Dubourg, quien
mas tarde fue el obispo de Nueva Orleans. El
general Jackson y sus hombres visitaron a las
hermanas Ursulinas para agradecerles
personalmente por sus oraciones las cuales les
había ayudado a ganar la victoria.
Hoy día, el 8 de enero se observa como el
aniversario de la Batalla de Nueva Orleans, pero
es también el aniversario del día en que la
ciudad fue salvada de la destrucción a través
de la intercesión de Nuestra Señora del Pronto
Socorro.
El primer santuario de Nuestra Señora del
Pronto Socorro fue en la calle Chartres en el
primer convento de las Ursulinas, el cual fue
completado en 1734 bajo la supervisión de
Bienville. Es en la actualidad el edificio mas
antiguo en la ciudad de Nueva Orleans y en el
Valle del Río Mississippi. Fue a ese convento al
que la Madre San Miguel trajo la estatua en
1810, donde el Padre Dubourg ofreció el
sacrificio de la Misa por la victoria de la
Armada americana el 8 de enero de 1815, y
en el que las hermanas Ursulinas hicieron el voto
de celebrar una Misa solemne anualmente en el
aniversario de la Batalla de Nueva Orleans.
En 1824, la estatua milagrosa fue llevada a un
segundo santuario en la nueva casa de las
Ursulinas en el 4580 de la Calle Dauphine. Fue en
esta capilla que la coronación de la imagen
milagrosa se efectuó. El Arzobispo Francis
Janssens, un gran devoto de Nuestra Señora,
conociendo las innumerables bendiciones y gracias
que ella había derramado sobre la ciudad de
Nueva Orleans desde 1810, ansiaba ver a la famosa
estatua de Nuestra Señora coronada
litúrgicamente. En 1894, en una de sus visitas
oficiales a Roma, el presentó la petición de
parte de las hermanas Ursulinas al Santo Padre,
añadiendo sus recomendaciones personales para la
solemne coronación. No solo recibió aprobación
pontificia sino que además fue asignado para
coronar la estatua de Nuestra Señora en nombre
del Papa. El 10 de noviembre fue el día asignado
para la ceremonia.
La gente de Nueva Orleans y sus pueblos
aledaños fueron tan generosos en sus donaciones
de joyas, anillos y prendedores, cadenas y
brazaletes, que se hicieron dos coronas
magníficas, una para Nuestra Señora y otra para
el Niño Jesús. Una solemne novena presidió la
ceremonia de coronación. Como delegado del Papa
León XIII, el Arzobispo Janssens, lleno de
júbilo bendijo las dos coronas, leyó el decreto
papal ordenando la coronación y luego colocó
las coronas en las cabezas María y del Niño.
Una solemne Misa Pontificia siguió la
impresionante ceremonia. El Arzobispo Janssens
consagró entonces a todos a la gran Madre de
Dios y les rogó a todos a ser fieles en el
servicio de su divino Hijo hasta que la muerte
los llame a Su reino.
Dos años mas tarde, en junio de 1897,
El Arzobispo Janssens se embarcó en El Creole
rumbo a Francia. Ya en alta mar, el
arzobispo recibió un dolor fuerte en el pecho y,
después de recibir del Padre Thibault los
sacramentos, murió. El pobre Padre Thibault
estaba en un grave apuro. Sentía que debía
llevar el cuerpo de su Arzobispo de regreso a
Nueva Orleans, pero el capitán del barco se
negaba a regresar por "un hombre
muerto" y que debía tirarse el cuerpo al
mar, ya que ningún barco estaba por pasar por
esa ruta.
Cuando el capitán preguntó a que hora
deseaba que fuese el funeral, el Padre Thibault
respondió que no podía ver el cuerpo de su
Arzobispo tirado en el mar y el tenia que ver que
la gente de Nueva Orleans recibiera el cuerpo de
su amado Arzobispo para darle un entierro
apropiado. Pidió al capitán que le diera una
hora y lo dejara solo.
El Padre Thibault calló de rodillas de
inmediato y, con gran pasión, le suplicó a
Nuestra Señora del Pronto Socorro que lo
asistiera. Prometió que si le mandaba un barco
camino a Nueva Orleans en una hora, diría 50
Misas en acción de gracias en su honor.
Prometió decir nueve de las Misas en el convento
de las Ursulinas ante su estatua milagrosa. El
Padre continuó orando al lado del cuerpo de su
amado Arzobispo. De pronto, el capitán entro
emocionado, diciendo que un barco había sido
visto en dirección a Nueva Orleans. Había sido
avisado que parara para que el Padre Thibault
pudiera prepararse a abordar. Su corazón lleno
de agradecimiento, el Padre Thibault hizo
preparaciones para trasladar el cuerpo al Hudson
que estaba anclado como a un cuarto de milla del
Creole. Mientras la lancha que cargaba el cuerpo
del Arzobispo se dirigía al Hudson, un arco iris
precioso apareció sobre el mar, uniendo los dos
barcos. Los marineros y todos los que vieron el
arco iris se maravillaron de su belleza y de su
posición. Fue realmente un signo extraordinario
del amor de Nuestra Señora por el Arzobispo y
una respuesta a un llamado de auxilio.
El Padre Thibault rápidamente obtuvo el
permiso para decir sus nueve Misas ante la
milagrosa estatua de Nuestra Señora en la
capilla de las Ursulinas. Las hermanas estaban
tan agradecidas con Nuestra Señora como lo
estaba él. La estatua de Nuestra Señora
permaneció en la capilla de la Calle Dauphine
por unos cien años. Pero el grandioso Río
Mississippi, con sus corrientes de agua fluyendo
en el golfo, había ido gradualmente entrando en
la tierra. Ya que el río había cubierto parte
del patio del frente del convento, pronto se hizo
necesario que las hermanas encontraran otro
hogar. Las hermanas vendieron la propiedad en la
Calle Dauphine al estado de Louisiana en 1918.
El día 30 de diciembre de 1923 en una
precesión solemne, Nuestra Señora - la misma
estatua hecha de madera ahora cubierta de hojas
de oro brillante- fue llevada a su magnífico
santuario en la Calle Street.
Cada año, el ocho de enero, una solemne Misa
de acción de gracias es cantada en el santuario,
y por el tiempo que Louisiana sea Louisiana,
Nueva Orleans sea Nueva Orleans, y las Ursulinas
sean las Ursulinas, este voto será mantenido.
Muchas de las Iglesias de Louisiana llevan el
nombre de Nuestra Señora del Pronto Socorro.
Estatuas y estampas de Nuestra Señora del Pronto
Socorro se encuentran en muchas otras Iglesias,
conventos y hogares. Nuestra Señora ama a sus
hijos y aún tiene muchas bendiciones que
derramar sobre ellos sin tan solo las piden. La
devoción, el amor y la imitación obtendrá
incontables bendiciones para Louisiana de su
Santa Patrona, Nuestra Señora del Pronto
Socorro.
Fuente: LeBlanc, Sr.M.
Francis, O.Carm., Cause of Our Joy.
Boston: Pauline Books and Media, 76.
Regreso
a página principal
www.corazones.org
Esta
página es obra de Las Siervas de los
Corazones Traspasados de Jesús y María.
Copyright © 1999 SCTJM