Mater
Admirabilis
Madre Admirable
También conocida como "La Madona del Lirio"
El Monasterio de la Trinidad del Monte, Roma fue fundado en el siglo XV por
San Francisco de Paula, General de la Orden de los Mínimos.
En 1828 se le entregó a las Religiosas del Sagrado Corazón, de acuerdo
a los deseos del Papa León XII. La Trinidad del Monte se
convirtió en centro de irradiación de la devoción al Sagrado
Corazón de Jesús, en santuario mariano y centro educación para la juventud.
En 1844
una joven francesa, Paulina Perdreau, mas tarde religiosa del Sagrado
Corazón, manifestaba a la Rda. Madre de Coriolis, Superiora de la
Trinidad, el deseo de "hacer venir a la Sma. Virgen" pintando su
imagen en uno de los muros del claustro. La Rda. Madre dudó
porque la joven no conocía el arte de pintura al fresco. Pero al final
le concedió el permiso. La joven no cesó de invocar la asistencia de
la Virgen María. El resultado fue la pintura que admiramos hoy. Se
llamó "La Madona del Lirio"
(el lirio es signo de pureza también relacionado con
San José) hasta el 20 de Octubre de 1846, día en que
el Papa Pío IX, al visitar el monasterio y viendo la imagen exclamó:
"Verdaderamente es Mater Admirabilis", título que ostenta hasta este
día.
Los
milagros empezaron en Noviembre del mismo año con la curación de
Monseñor Blampin, Misionero de la Congregación del Corazón de María.
Recobró su voz totalmente perdida. El 20 de Octubre de 1849, el
Santuario fue enriquecido con indulgencias y se autorizó el celebrar
en esa fecha cada año la fiesta de Mater Admirabilis.
Una de las
gracias mas especiales que allí se reciben es un llamamiento a la vida
interior. Junto a la Virgen, las palabras de la salutación angélica
adquieren toda su plenitud: "Ave, gratia plena, Dominus tecum".
Entre los peregrinos a la capilla se encuentran muchos santos, entre
ellos, Sta. Magdalena Sofía Barat, fundadora de la Sociedad del
Sagrado Corazón; San Juan Bosco, Santa Teresa del Niño Jesús, San Pío
X, San Vicente
Pallotti y Don Orione. El Papa Pío IX con
mucha frecuencia confiaba a Mater Admirabilis los asuntos de su
Pontificado.
Oración a Mater Admirabilis.
¡Oh Madre Santísima
de Jesús!, venimos a Vos como
a la fuente viva que refrigera, como a la llama
que calienta, como a la aurora que disipa las
tinieblas, como a la Madre siempre atenta a las
necesidades de sus hijos.
¡Oh Madre Admirable!,
hay horas, en que el camino de nuestra vida es
duro, No es fácil andar siempre con paso igual
en el camino del deber.
No es fácil amar al prójimo, nuestro hermano, como Jesús quiere que lo
amenos.
No es fácil conservar un alma serena en medio de las vicisitudes de la vida.
No es fácil amar a las criaturas y reservarse para
Dios.
No es fácil hacerse pequeño y humilde cuando el
orgullo relama.
No es fácil ir caminando hacia
el Dios de luz por caminos llenos de sombra.
Hay días en los que todo es carga. Pero Vos, oh
Madre Admirable, hacéis todo fácil. Y sin embargo, no quitáis el sacrificio de nuestros caminos, como
Dios tampoco lo quitó del vuestro, pero facilitáis el
esfuerzo haciendo que crezca el amor. El amor siempre vencedor en Vos, os hizo decir en el umbral de vuestro destino: "Fiat mihi secundurn Verbum tuum". Esta
palabra de adhesión al amor que os guiaba,
jamás la retirasteis. Jamás os
rebelasteis ante el sufrimiento, sino que ofrecisteis
a su acción un alma mansa y humilde. entregada a Dios.
¡Oh María!, que
vuestro ejemplo sea mi fuerza. Haced que todo
sea fácil en mi vida, no suprimiendo
toda pena. sino por un amor generoso, siembre
mayor que la pena.
¡Oh Madre dulcísima!,
dadme un corazón lleno de fortaleza; y si veis que mi amor se apaga
pronto, os suplico, dad a
vuestra(o) hija(o) un poco del vuestro y
repetidle la lección del verdadero amor.