FATIMA: UNA CLAVE PARA
DESCIFRAR LA HISTORIA
Habla el «teólogo del Papa», el padre Georges
Cottier
CIUDAD DEL
VATICANO, 27 junio (ZENIT.org_AVVENIRE).
El padre Georges Cottier ha seguido de cerca la historia del
«secreto» de Fátima. Como teólogo de la Casa Pontificia, entre
otras funciones, ofrece consejo a Juan Pablo II. Al igual que a otros
colaboradores directos del Santo Padre y del cardenal Joseph Ratzinger
(es también secretario general de la Comisión Teológica
Internacional), ha ofrecido sus sugerencias sobre la manera en que
debían ser presentadas las revelaciones de María en Cova de Iría.
Se encuentra, por tanto, en una situación privilegiada para responder
a las preguntas que han surgido tras la publicación del mensaje.
__Padre Cottier: ¿Qué relectura de la historia surge de la
visión de Fátima?
__Georges Cottier: El mensaje está en sintonía con el Apocalipsis
y el espíritu profético del Nuevo Testamento. Me parece que su
sentido es éste: la Iglesia, que prolonga en la historia la obra de
Cristo, siempre es perseguida por el demonio, el "padre de la
mentira" que obra en el mundo. Tenemos una visión de la historia
demasiado plana: en sus fundamentos, sin embargo, siempre se encuentra
la batalla entre el bien y el mal que interpela la libertad humana. En
esta lucha, el hombre se da cuenta que no está cerrado en la
inmanencia de la historia, sino que se encuentra en un camino arduo
que tiene como meta final la beatitud en Dios y, como peligro, la
condena, la pérdida total de sí mismo. Es un concepto que pertenece
al Apocalipsis y que encontramos también en Fátima.
__Pero, entonces, ¿cómo se concilia la libertad con el designio
de la Providencia?
__Georges Cottier: Estamos hablando de un gran misterio. Dios, que
es eternidad, ve la historia humana en toda su amplitud, pero nos ha
creado libres y para salvarnos nos pide nuestra colaboración. La
libertad nos hace colaboradores del designio de Dios. Por este motivo,
profecías como la de Fátima, que tocan el presente y la dirección
que tenemos que dar a nuestro futuro, son «condicionales», es decir,
no son fatalistas, ni deterministas. El mensaje que ayer se reveló
tiene que comprenderse como una advertencia, y no como una
predicción: «si continuáis pecando corréis el riesgo de caer en
estas desgracias; si os convertís, las evitaréis».
__¿Por qué se ha mantenido oculto durante tanto tiempo el tercer
«secreto»?
__Georges Cottier: Aquí entra en juego la prudencia pastoral. Juan
XXIII o Pablo VI podrían haber revelado el mensaje. El Papa Roncalli
tuvo la grandiosa intuición del Concilio, pero, ¿podía convocar una
asamblea que se dirigía a todos los hombres de buena voluntad, sin
cerrarse ni siquiera ante los perseguidores, y hablar al mismo tiempo
de los castigos que ellos mismos infligen? Pablo VI buscó rendijas en
el Este de Europa, donde la Iglesia era martirizada, para explorar la
más mínima posibilidad para ayudar a los cristianos que se
encontraban del otro lado de la cortina de hierro, ¿podía publicar
un texto que hablaba tan abiertamente de persecuciones?
__Juan Pablo II relaciona el mensaje con su destino personal. Sin
embargo, Ratzinger dejó ayer muy clara la idea de que Alí Agca, al
atentar contra él, el 13 de mayo de 1981, actuó libremente.
__Georges Cottier: El Papa dice que la mano de la Virgen desvió la
bala. El hombre que atentó contra él podía haberse comportado de
otro modo, sin embargo, realizó el proyecto criminal de eliminar una
figura que constituía una amenaza política. Fue un instrumento de un
plan asesino y utilizó su libertad para hacer el mal. No se puede
hablar de determinismo ni de casualidad: la Providencia de Dios guía
la existencia de cada uno, especialmente la de la Iglesia y el Papa,
pero no elimina la libertad de nadie.
__De modo, que la profecía de Fátima no era «inevitable». Lo
que predijo podía no haber sucedido.
__Georges Cottier: Todo lo que se dice en el mensaje podía no
suceder y no por ello la profecía perdería su sentido: la visión de
los pastorcillos es la de la Iglesia mártir, invita a leer los signos
de los tiempos para hacernos crecer en la fe, en la esperanza y en la
caridad a través de la penitencia. El atentado no es más que la
página más sorprendente.
__¿No cree usted que a la Iglesia hoy día le cuesta reconocer la
profecía y acaba desalentándola?
__Georges Cottier: Se trata de una cuestión de discernimiento,
esencial en cuestiones que tocan tan de cerca la devoción de la
gente. Existe, sin embargo, un gusto malsano para quedarse en lo
superficial. Toda revelación privada, reconocida por la Iglesia, debe
ser situada en su lugar en la jerarquía de la fe: es mucho más
importante, por ejemplo, el culto a la Eucaristía.
__Algunos han acusado a la Iglesia de todo lo contrario: de dar
mucho énfasis al «secreto» de Fátima. ¿No cree que de este modo
la Iglesia se mete en temas que van más allá de lo racional?
__Georges Cottier: La Iglesia nunca ha favorecido el gusto
exagerado por lo extraordinario. El auténtico culpable de una lectura
unidimensional de la vida y de la historia, que aplasta al hombre
sobre sí mismo, privándole de la visión de su destino trascendente,
es el racionalismo moderno. La Iglesia tiene el mérito de plantear
seriamente estos temas a los nos creyentes. Negar «a priori» este
horizonte es una actitud irracional.
__¿Puede haber influido en los Papas el conocimiento del tercer
«secreto»?
__Georges Cottier: En él han visto la vocación de la Iglesia al
martirio, y ciertamente han profundizado en ella. Por lo que se
refiere a Juan Pablo II, por ejemplo, si releemos la carta «Tertio
millennio adveniente», nos damos cuenta que la Iglesia en el siglo XX
ha vuelto a ser mártir.
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