APOLOGETICA
1.
LOS E IMAGENES SAGRADAS EN LA BIBLIA.
2.
LAS IMAGENES SAGRADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA.
3.
LA CRUZ DE CRISTO.
4.
¿EXISTE REALMENTE EL PURGATORIO?
5.
¿POR QUÉ LOS CATÓLICOS SANTIFICAMOS EL DOMING
6.
¿QUE SALVA LA FE O LAS OBRAS?
7.
¿ES VERDAD QUE ESTAMOS VIVIENDO LOS ULTIMOS TIEMPOS?
IDOLOS E IMAGENES SAGRADAS EN
LA BIBLIA
AUTOR: GUIDO
ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.
I. ACLARACION BIBLICA
!
Cuántas veces no hemos escuchado a los evangélicos y demás
cristianos acusar a los católicos de adorar imágenes!, Lo que está
prohibido en la Biblia, tanto en el Antiguo Testamento, cuando
leemos: “Tenga, pues, mucho cuidado de no caer en la perversión de
hacer figuras que tengan forma de hombre o de mujer, ni figura de
animales, aves, reptiles o peces. Y cuando miren al cielo y vean el
sol, la luna, los estrellas y todos los astros, no caigan en la
tentación de adorarlos” (Deuteronomio 4, 15-19). Así como también en
el Nuevo Testamento: “Y cambiaron la gloria de Dios incorruptible en
semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y
de reptiles...ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira,
honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador”
(Romanos 1,23.25); “No debemos pensar que la Divinidad sea semejante
a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de
hombres” (Hechos 17,29).
Para entender este decreto divino tenemos que situarnos en el
contexto histórico, geográfico, cultural y religioso; en el momento
en que se escribió este libro del Pentateuco y la epístola de San
Pablo, cuando solamente el pueblo judío, y los cristianos, como
herencia de la Antigua Alianza; rendían tributo al único y verdadero
Dios revelado a Moisés en el monte Horeb (Exodo 20,3). Por el
contrario, las otras civilizaciones y pueblos antiguos que vivían en
la región de la Mesopotamia, adoraban falsos dioses (Josué 24,14).
Al igual, que muchos ídolos del Canaán (Salmo 106, 38), y de otros
pueblo paganos (Jueces 10,6). Todos ellos eran imágenes hechas para
adorarlos (Hechos 7, 43).
II. LOS IDOLOS EN
LAS CULTURAS ANTIGUAS
El
principal de todos que rivalizaba con Yahvé, era Baal que significa
“Amo o Señor”, dios de los cananeos representado en forma de buey, y
que fue sometido a la prueba del fuego por el profeta Elías En el
monte Carmelo (1 Reyes 18,20-40). Baal era una deidad de la
fertilidad, a quien se le atribuía el poder de la lluvia y las
cosechas abundantes. Es probable que muchos de sus adoradores le
lanzaran besos a una estatua suya o se arrodillaran ante ella, para
incitarlo a que bendijera sus sembrados y sus ganados; además,
acostumbraban hacerse cortes en sus cuerpos hasta sangrar (1 Reyes
18,28).
Cuando en las Sagradas Escrituras se emplea el plural “baales”, se
trata de varios ídolos, algunos de ellos eran locales o de la
región.
Marduk, el primer dios del panteón babilónico, su semejanza con El
Dios Verdadero es causa de los ataques que contra él se menciona en
el Antiguo Testamento, se le dedicó la famosa torre de babel. Era
imaginado como un dragón.
Rah, dios-sol egipcio, se le
rendía culto en Heliópolis. (Amón) era el mismo dios en Tebas (al
sur del Cairo), representado también como un carnero o ganso.
Asimismo, El faraón Akenatón intentó sin éxito establecer a Atón, el
disco solar, como deidad única. En Persia (hoy Irán), había otro
dios solar conocido como Mitra, su culto se difundió en el Imperio
Romano. Shamash, dios asirio-babilónico que representaba el mismo
astro solar.
La estrella del dios Refán (el planeta Saturno,
adorado por los asirios), (Hechos 7,43); Amun, deidad lunar egipcio
al igual que Nanna para los sumerios; Anu, dios asirio –babilónico
del cielo y Hadad, dios de la tormenta para los arameos.
Horus, dios solar representado
como un halcón o un hombre con cabeza de halcón. Esta ave era
utilizada para la caza de pájaros de presa. Los egipcios los
sacrificaban para pedir favores a los dioses, para sanación física
Tot, dios de la lluvia y el
trueno, era imaginado con cabeza de ibis (ave zancuda), mono o de
perro. Los antiguos egipcios creían que el ibis se alimentaba de los
reptiles que infestaban el País. Igualmente, el búho era el animal
sagrado de la diosa griega Atenea
Moloc, dios de los amonitas con
cabeza de toro y cuerpo de hombre, divinidad principal de Biblos, su
culto estaba muy extendido en Canán y en las colonias fenicias (1
Reyes 11,7). El toro o buey de Apis, adorado sobre todo en Menfis,
se embalsamaba y se colocaba en tumbas como las encontradas cerca
del Cairo. En Creta era un animal sagrado, como se observa en el
museo de Herakleion, de una bella escultura hallada en Knossos, de
la cabeza de un toro en esteatita con cuernos de oro. Para los
griegos, el Minotauro era un monstruo legendario con cuerpo humano y
cabeza de bovino. El famoso “Becerro de Oro”, representaba la imagen
del Señor; echo con las joyas del pueblo y que adoraron Aarón y los
hebreos mientras Moisés estaba en la “montaña sagrada” (Éxodo 32,
1-8). Se han descubierto réplicas de este ídolo como en la ya
descrita ciudad costera de Biblos, en Fenicia (Líbano), y en las
ruinas de la antigua ciudad portuaria de Asquelón (Israel); donde
los arqueólogos desenterraron un becerro de 12,5 centímetros de
longitud hecho de bronce, cobre y posiblemente plomo y plata, el
ídolo data del 1550 a. de C., antes de la conquista israelita de
Canaán. Otros eran Hator, diosa de la antigua casa real egipcia bajo
la forma de una vaca entre cuyos cuernos lucia el disco solar.
Jatón, diosa egipcia mujer con cuernos de vaca. Banaded, deidad
egipcia en forma de carnero
Yapet, la serpiente demonio. Al
lado de la diosa cobra Ua Zit, deidad femenina del Bajo Egipto en
los tiempos predinásticos. La cobra era también el emblema de la
realeza para esta cultura. Los faraones tenían la costumbre de
colocar una representación de la serpiente sagrada Wadjet en sus
tocados. La Biblia menciona a
una enorme
serpiente que fue destruida por el profeta Daniel (14, 23-27). Este
reptil era considerado como una divinidad dadora de vida, para los
mesopotámicos, griegos y romanos; entre los sumerios se conocía la
figura de la serpiente enrollada en una varilla como señal de vida.
Representación que persiste aún en la medicina y la farmacología.
Del mismo modo, la serpiente era el símbolo de la religión de
Canaán, país en el que vivió el pueblo de Dios, era considerada por
los judíos como la representación del mal; porque es traicionera,
venenosa y mata con su picadura.
Sebek el cocodrilo. Estos animales
limpiaban el río Nilo de la carroña. La antigua cultura egipcia
aparte de los faraones también momificaban a los cocodrilos; como se
han encontrado en algunos sarcófagos de las pirámides y tumbas del
valle de los reyes y de Gizah.
Heqt, dios egipcio bajo la figura
de una rana
Anubis, dios de los muertos con
cabeza de chacal y cuerpo de hombre; como se observa en una pintura
funeraria del museo británico. Seth, se le identificaba en el país
de los faraones como una especie de cánido de cola ahorquillada, con
las orejas recortadas, y el resto del cuerpo de un hombre. En la
mitología griega estaba Cerbero, perro con tres cabezas y guardián
de los infiernos
Bastet, la diosa egipcia en forma
de gata. Se conserva una estatua de bronce del siglo VI a.C., Los
gatos perseguían a las ratas que eran unas verdaderas plagas en las
ciudades, en las aldeas y en los sembrados. Estos felinos eran
sagrados y se castigaba con la pena de muerte, a aquel que los
matara, así fuera accidentalmente. Cuando un gato querido moría, se
le momificaba y se lo sepultaba en terreno sagrado. Debajo de las
tumbas se les dejaba pequeños recipientes con leche y juguetes para
que pudiera beber y jugar en el otro mundo. En la isla de Chipre se
encontró la estatuilla de un gato similar a figuras de piedra y
arcilla halladas en Siria, Turquía e Israel
La Esfinge, monstruo legendario
originario de Egipto. Híbrido de gran poder compuesto generalmente
de cuerpo de león y cabeza de faraón, o a veces de animales como el
carnero y el halcón. La más célebre se encuentra en Gizah. Fue a
menudo la imagen del rey para los antiguos egipcios.
Dagón, ídolo de los filisteos y de otras naciones mesopotámicas, con
figura humana hasta la cintura, y terminando en forma de cuerpo de
pez (1 Samuel 5,4). Tenía en Asdod un templo, adonde llevaron los
filisteos el Arca de la Alianza después de quitársela a los
israelitas, y cuando la introdujo la figura del ídolo cayó dos veces
al suelo y en la segunda se hizo añicos. El otro lugar de culto
estaba en Gaza, y fue destruido por Sansón (Jueces 16,23ss). Los
arqueólogos han encontrado en la región de la Mesopotamia los restos
de seis templos en honor a Dagón, Istar, la diosa de la fertilidad,
y de Shamsah, el dios sol. Originalmente, estos lugares de culto
tenían una estatua de la deidad a la que se hacían ofrendas y
súplicas. Los devotos colocaban imágenes de sí mismo en las que se
representaban sonrientes, orando en los bancos del santuario, pues
creían que así prolongaban el acto de adoración que rendían.
Milcom, dios de los amonitas que tenía una corona de oro de un
talento (1 Crónicas 20,3); Y a quien el rey Salomón edificó un
santuario en Jerusalén (1 Reyes 11,5).
Atum, dios egipcio con apariencia
de un anciano creador del universo y del más allá. Según el Libro de
los Muertos, al final de los tiempos aparecerá en forma de una
serpiente. Osiris, una de las deidades principales del panteón
egipcio, es el primer rey divino en Egipto. Ptah, creador de los
dioses y seres humanos, es también señor de la ciudad de Menfis, se
le representaba como un hombre con una vestidura ceñida, con gorro,
cetro y alas. Amón, dios rey egipcio, tenía forma humana, con una
corona y dos plumas.
Los faraones eran embalsamados y
colocados en tumbas dentro de las pirámides. En el Libro de los
Muertos (1500 a.C.), narra el viaje celestial del faraón, en forma
de pájaro -oca, garza real o halcón, langosta o escarabajo –ayudado
por los dioses, para convertirse en viaje al más allá en un dios.
Los escarabajos eran momificados como talismanes de los faraones y
símbolo de la resurrección e inmortalidad en el antiguo Egipto.
Mélec,
que significa ‘’rey”, y se aplica en el Antiguo Testamento como
título a varios dioses legendarios (Isaías 57,9).
La mitología Griega y Romana
adoraban en santuarios y templos a dioses con figuras humanas que
vivía en una especie de panteón llamado el Olimpo, Como
Zeus y Hermes
para los griegos (Hechos 14,11-12). Durante el reinado de Antíoco
Epífanes IV, hizo erigir en el Templo de Jerusalén en el año 168
a.C., un altar pagano en honor de Zeus, intentando erradicar la fe
judaica. Este acto de impiedad y de sacrilegio fue lo que motivaron
la insurrección de los hermanos Macabeos. Otra “abominación” similar
del emperador Calígula fue cuando quiso levantar su estatua en el
mismo Templo Sagrado. Murió antes de que su orden fuera ejecutada.
En
el segundo viaje misionero de Pablo se dirigió a Atenas, famoso
centro de la filosofía y de culto pagano. Fue aquí que predicó en el
Areópago, observando un monumento al “dios desconocido” (Hechos
17,19-23). En esta parte del territorio del Imperio Romano se han
descubierto altares dedicados en latín a dioses anónimos. Se halló
uno en Pérgamo, con la inscripción escrita en griego, como la
hallada en Atenas por el apóstol de los gentiles.
Los emperadores romanos como
vimos anteriormente, siguiendo la costumbre de los monarcas griegos
eran considerados como "semi dioses” o “hijos de los dioses”. Esta
práctica se remonta después de la muerte del general Julio César,
quien había sido elevado a este rango por el Senado romano. A partir
de entonces, su hijo adoptivo y sucesor, Octavio, fue declarado
“Divi Filius”, es decir, “Hijo de Dios” o “Hijo de un Ser Divino”.
Tal designación latina se convirtió en un título solemne de los
emperadores al igual que otros nombres como: “Soter” (Salvador),
“Dominus et Deus” (Señor y Dios), “Divus Augustus” (Divino Augusto)
o “Pontifex Maximus” (Máximo Pontífice). En sus monedas eran
acuñadas con una corona radiante. Los aclamaban con las mismas
palabras con que invocaban a un dios, con himnos y cantos. Además,
se le erigían altares, estatuas y templos donde se le ofrecían
sacrificios.
La “Gran Madre” o “Diosa Madre”
aparece en la antigüedad con varios nombres:
la “diosa reina
del cielo” en Egipto (Jeremías 44, 16-19), al lado de Aserá, diosa
cananea de la fertilidad. Al respecto, los israelitas practicaban su
mezcla de culto en los llamados “lugares altos” (2 Reyes 23,5-8;
Ezequiel 6,6), que consistían en santuarios con altares, estantes
para incienso, columnas sagradas de piedra y postes simbólicos de
madera o troncos de árbol esculpidos en forma femenina atribuidos a
esta divinidad mitológica (Deuteronomio 16,21). Del mismo modo, los
arqueólogos han encontrado cientos de estatuillas de terracota en
Jerusalén y Judá, sobre todo en las ruinas de los hogares
particulares. La mayoría son representaciones de una mujer desnuda
con senos de un tamaño exagerado. Los expertos señalaban que se
trata de Astoret y de Aserá, y opinan que las figuras eran
“talismanes para facilitar la concepción y el alumbramiento”.
Otras deidades eran: Astarté (Venus semita), se le rendía tributo
junto con Baal (Jueces 2,13);
Ishtar, en Babilonia; Anath, en Fenicia; Isis en
Egipto; Gea y Demétre en Grecia; en Creta estaba ligado al de la
serpiente, animal mágico; la diosa Buho como una mujer con cabeza de
pájaro, símbolo de regeneración. Y otras muchas diosas como:
Artemisa, para los griegos, o Diana, para los romanos, cuyo culto
estaba muy arraigado en Efeso (Turquía); su templo estaba
considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo, era
adorada en esta ciudad y en
toda Asia (Hechos 19,27). La estatua de la diosa del amor
Venus, en el nombre latino de la diosa griega Afrodita, que fue
encontrada en 1821 por un campesino de la Isla de Milo. Esta hermosa
escultura conocida como la “Venus de Milo”, se puede apreciar en
el museo del Louvre (París). Atenea, en Grecia igual a Minerva, en
Roma; la diosa griega Hera; Ninli, en Mesopotamia; Nidaba, en
Sumeria; Sin en Babilonia y demás.
Esculapio, dios griego de Pérgamo que obraba milagros a favor de los
enfermos, y por eso se le daba el título de “salvador”. Esto les
disgustaba mucho a los primeros cristianos. Por eso Jesús resucitado
en el libro de las Revelaciones llamó a esta ciudad de Asia menor
como el lugar donde “Satanás tiene su trono” (2,13).
Estos ídolos de los paganos eran elaborados con “oro, plata, Bronce,
hierro, madero y piedra” (Daniel 5,4), “tienen boca, pero no pueden
hablar, tienen ojos, pero no pueden ver” (Salmo 115, 4- 8). “El que
funda una estatua para adorarla como si ella fuera un dios, pierde
su tiempo (Isaías 44,10), ya que son verdaderos “altares de los
demonios” (2 Reyes 23,8), “que no sirven para nada” (Jeremías
2,11), ni pueden salvar (Isaías 45,20), “imágenes engañosas y sin
vida” (Jeremías 51,17). El apóstol San Juan recalca que hay que
cuidarse de los “dioses falsos” (1 Juan 5,21), “Porque todos los
dioses de los pueblos son ídolos” (Apocalipsis 96,5). Mientras que
San Pablo agrega “los dioses hechos por los hombres no son dioses”
(Hechos 19,26), “un ídolo no tiene valor alguno en el mundo” (1
Corintios 8,4). Por esta razón, hay que pasar “de los ídolos a Dios”
(1 Tesalonicenses 1,9).
III. CONDENACION
DE YAHVE A LA IDOLATRIA
Hay
tres razones por las que La Biblia condena este tipo de culto:
1.
Porque era algo detestable ante los ojos del Todo
Poderoso: ‘Yo soy el Señor, ése es mi nombre, y no permitiré que den
gloria a ningún otro, ni que honren a los ídolos en vez de a mí”
(Isaías 42,8), El es “un Dios celoso” (Éxodo 34,14). De hecho,
cuando el pueblo hebreo entró a la tierra del Canaán tenían la
misión de destruir los “ídolos” y sus “altares” (Números 33,52). Por
su parte, los profetas escarnecían y ridiculizaban a los otros
dioses y a los ídolos que adoraban los otros pueblos. En ocasiones
los llamaban ídolos “repugnantes” o “abominaciones” (1 Reyes 11,5).
Cuando los judíos no querían pronunciar el nombre de un falso dios o
ídolo, simplemente se referían a ellos como “oprobio”, “vergüenza”,
“apostasía” o “fornicación” contra Dios. Los historiadores bíblicos
han descubierto que la adoración de Baal, Astoret y otros dioses
cananeos; consistía en orgías en sus propios templos, con sacerdotes
castrados, la prostitución sagrada y toda clase de placeres
mundanos (1 Reyes 12,24; 15,12; 22,47; 2 Reyes 23,7).
2.
Porque el pueblo judío llegó o introducirlos en el
templo sagrado de Jerusalén, la ciudad escogida entre todas las
tribus de Israel (1 Reyes 11,32), después de que el rey Salomón en
su vejez Cayera en la idolatría (1 Reyes 11, 4; Jeremías 7,30,
Nehemías 13,26); lo que duró hasta la reforma en el reinado de
Josías (2 Reyes 23,4).
3.
Porque los israelitas les ofrecieron en su honor vino
y cereal (Isaías 57, 6), tortas (Jeremías 7,18), incienso en altares
de ladrillo y sobre los montes (Isaías 65, 3.7); Sacrificaban toros,
mataban hombres, degollaban ovejas, desnucaban perros y derramaban
la sangre de los cerdos (Isaías 66,3). Incluso, “han sacrificado en
el fuego a sus propios hijos” (Ezequiel 23, 37). A Moloc (o
Mólek), los hebreos llegaron a tributarle esta clase de sacrificios
en el valle de Ben-Hinom (o Gehena), situado al sur de Jerusalén
(Jeremías 32,35). En las antiguas tierras del Canaán (lo que hoy es
Israel y el Líbano), hace unos 3500 años atrás, la estatua de
bronce de este ídolo con los brazos extendidos, se ponía un horno al
rojo vivo y las víctimas (niños primogénitos), eran arrojadas al
interior (Deuteronomio 12,31). La arqueología ha encontrado en
Cartago, campos de urnas conteniendo esqueletos de infantes recién
nacidos calcinados. Culto semejante hubo en toda el área
mediterránea.
Fueron estas las causas por las
que el Señor castigó ejemplarmente a Israel (Jeremías 44, 22-23).
IV. LAS IMAGENES
SAGRADAS EN EL JUDAISMO
El
mismo Dios del cielo le ordenó a su pueblo construir figuras con
fines curativos, sagrados y decorativos; como:
La
“serpiente de bronce” que fue utilizada como antídoto contra la
mordedura de estos reptiles en el desierto del Sinaí (Números 21,
8). Esta imagen estuvo doscientos años en el Templo de Jerusalén,
hasta que el rey Ezequías mandó destruirla, porque los hebreos la
llamaban Nejustán, idolatrándola y ofreciéndole sacrificios de
incienso (2 Reyes 18,2-4).
La
Menorá, candelabro de siete brazos que se colocó en el interior de
la Tienda Sagrada y después en el Templo de Jerusalén, tenía
grabadas flores de almendro (Exodo 25,33), ardía frente al Arca de
la Alianza. En Tierra Santa es el símbolo de la ley, la luz de Dios
que ilumina a su pueblo escogido. En la antigua Jericó se
descubrieron las ruinas de la sinagoga de Noara. Allí se halló un
mosaico de la menorá, con la inscripción hebrea “Shalom al Israel”
(La paz con Israel).
El
“Sello” o “Estrella de David”, es un símbolo de origen bíblico
(Génesis 49, 1-10; Números 24,17), aunque se desconoce en que
circunstancias pasó a ser el emblema nacional del estado de Israel,
utilizado en monumentos y en su bandera.
En
el museo nacional de Damasco, se encuentra unos treinta paneles
pintados que hacen alusión al tema de la restauración y la salvación
del pueblo hebreo, la venida del Mesías, al igual que imágenes de
los patriarcas, de Moisés y el éxodo, de la pérdida del arca sagrada
y su recuperación, del rey David y la reina Ester. Los eruditos
bíblicos han relacionado estas representaciones artísticas con las
Biblias ilustradas, que empezaron a circular durante los siglos II y
III d.C., y que indica que el arte religioso católico tuvo su origen
en las fuentes de la religión judaica.
Se
han encontrado estatuas, frescos y mosaicos de figuras humanas, de
animales y de pasajes bíblicos en antiguas sinagogas que datan del
siglo II al VI d.C., en Tíberiades, Beit Alfa, Yeras, Narra, Dura y
otras; así como en las tumbas judías de Roma que se adornaban con
imágenes (Comparar con Mateo 23,29).
Mical, la esposa del rey David tenía en su casa de Jerusalén una
imagen de Terafim, un ídolo doméstico que al parecer tenía el tamaño
y la forma de un hombre (1 Samuel 19,12-13). Los hallazgos
arqueológicos indican que en tiempos bíblicos, las tallas de
Terafim, no solo se usaban con fines religiosos, sino también como
títulos de propiedad familiar. Anteriormente, Raquel, esposa de
Jacob, había robado un Terafim a su padre (Génesis 31, 19). Con la
reforma religiosa de Josías desaparecieron, ya que los judíos le
habían relacionado con un talismán para la buena suerte, también
tenían amuletos que escondían debajo de la ropa (2 Reyes 23,24).
V. EL TEMPLO DE
JERUSALEN
Este recinto sagrado construido por el rey Salomón hacia el siglo X
a.C., era llamado como la “casa del Dios verdadero” (2 Crónicas
24,7), “casa de oración para todos los pueblos” (Isaías 56,7),
“Santo Templo” (Salmo 68,5) o “templo del Señor” (1 Samuel 1,9.24);
era considerado como “una figura del santuario verdadero” (Hebreos
9,24); y estaba adornado en un principio por “seres alados,
palmeras, flores, granadas, frutas, leones, toros y guirnaldas” (1
Reyes 6, 18.29.32.34-35; 7,19-20,25. 29.36). El ya mencionado rey
judío, hizo dos enormes ángeles de madera de olivo y cubiertos de
oro, para que custodiaran el Lugar Santísimo (1 Reyes 6,23. 28-29).
Anteriormente, Moisés había dado ordenes a los artistas para Que
confeccionaran en el Santuario, diez cortinas de diferentes colores
bordadas con dos seres alados (Éxodo 26,1.31-33; 36,8.35); Y todo
esto con la aprobación celestial. Es más, en la visión que el
profeta Ezequiel tuvo del “templo futuro”, aparecen dos imágenes de
un ángel con cara de hombre y otro con cara de león, al lado de más
“seres alados y palmeras” (41, 18-20).
El
Sagrado Templo (Bet ha-Micdash), estaba dividido en tres partes: el
atrio (Ulam), la sala principal del santuario o el lugar santo
(Hekal), y el Santo de los santos, allí sólo podía entrar el Sumo
Sacerdote una vez al año. El “Santo de los Santos” (Sancta
Sanctorum), era el lugar de la Shekirá, es decir, de la presencia y
de la gloria de Yahvé (Éxodo 29,43-46; 40, 34-38).
Fue
además el centro religioso de la nación de Israel, destruido por
Nabucodonosor de Babilonia en el 587, es reconstruido por Zorobabel
a la vuelta del destierro hacia el 515, rehecho nuevamente por
Herodes el Grande, empezando su construcción hacia el año 20 a.C.,
recibirá en varias oportunidades al Hijo de Dios. Hacia el año 70 de
nuestra era, es arrasado por los ejércitos romanos de Tito, solo
quedo el llamado “Muro de los Lamentos”, el lugar más sagrado para
los judíos hoy en día.
LAS IMAGENES
SAGRADAS EN LA IGLESIA PRIMITIVA
AUTOR: GUIDO
ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.
En
la Vía Apia situada en los aledaños de Roma, se encuentran las
catacumbas (considerados los monumentos cristianos más antiguos),
aquí hay diferentes representaciones artísticas de lo sagrado como
en la de “San Calixto”, “Domitila” y “San Sebastián”. En su interior
se han encontrado imágenes, nichos de tumbas decorados con
diferentes motivos, monumentos y murales que representan entre
otros motivos algunas escenas bíblicas:
La
Virgen María con el Niño Jesús, el pesebre, la visita de los Magos
de Oriente, la muerte de Cristo en la Cruz. Según los resultados
cronológicos los mismos datan de mediados del siglo II y principios
del III, hasta el siglo IV de nuestra era.
En
una antigua necrópolis del subsuelo de la basílica de San Pedro de
la segunda mitad del siglo II, se descubrió un mosaico del techo
conocido como “Cristo el Sol de Justicia”, mientras asciende al
cielo sobre una cuadrilla de caballos blancos, sosteniendo un globo
en la mano izquierda (Mateo 25,31; Apocalipsis 22,16). En las
paredes se distinguen las imágenes del Buen Pastor, de Jonás tragado
por el monstruo marino, y la de un pescador que tira del anzuelo a
un pez mientras otro huye; símbolo de las almas que pueden acoger o
rechazar la salvación eterna.
Jesús, el “buen pastor” (Juan 10; 11), aparece en una lápida
sepulcral cristiana de las catacumbas de Domitila, en Roma, de final
del siglo III. Esta figura representa algunas características de
Jesucristo, Buen Pastor, que guía y protege a sus fieles (las
ovejas), con su autoridad (el callado), les atrae con la sinfonía
melodiosa de la verdad (la flauta), y les hace reposar a la sombra
del “árbol de la vida” (su cruz redentora que abre las puertas al
Paraíso).
El
“pez”, Los primeros cristianos adoptaron en los sarcófagos y en las
catacumbas el dibujo de un “pez”, ICHTUS (en griego), por
corresponder estas letras a las iniciales en griego de “Jesucristo,
Hijo de Dios, Salvador” (Iesous CHristus, THeou Uios,
Soter), (Tito 2,13; 2 Pedro 1,1). Del mismo modo, el Divino
Maestro les anunció a los primeros apóstoles que en adelante serían
“pescadores de hombres” (Mateo 4,18-22). En la catacumba Lucina, se
encuentra un mosaico de un pez sosteniendo un canasto con panes, que
representa la simbología eucarística (Juan 6,51). Del mismo modo, en
la aldea de Tabgha, donde la tradición antigua localiza el sitio de
la multiplicación de los panes y peces (Mateo 14,13), se desenterró
los restos de una iglesia del siglo IV, que contiene un único y
bello piso de mosaico, donde se puede apreciar el pavo real, pájaros
acuáticos, flora regional y una cesta con panes y peces, junto al
altar.
Se
conserva un sarcófago cristiano descubierto en Arlés. Allí está
esculpido el Salvador, en medio de dos figuras: la primera muestra a
un apóstol, que está junto a él con cinco panes y dos peces puestos
sobre un ara; y la otra figura representa una planta, alrededor de
la cual se enrosca una serpiente. Los panes y los peces sobre el
altar simbolizan el sacrificio eucarístico. La serpiente con sus
espirales enroscados alrededor de un tronco, representan el pecado
original.
El
Ancora o “Ancla de la Esperanza”, el autor de la carta a los Hebreos
(6,19), la utiliza para expresar nuestra confianza en el Señor
Jesús, y en su sacerdocio eterno “como ancla segura y firme” que da
la fe en épocas de persecución, como ocurrió en los cuatro primeros
siglos del catolicismo en el imperio de los Césares; la letra E que
con frecuencia acompañaba al ancla es probablemente una abreviación
para “Elpis”, palabra griega de “Esperanza”.
En
las tumbas de los santos mártires, junto al nombre de la víctima
aparece la palabra “en Cristo” (Romanos 1,3-4). Igualmente, el
“Crismón”, combinado con el monograma en griego de Cristo (P=Khi
– X=Rho), con las iniciales A (Alfa=principio) y
W (Ómega=fin) (Apocalipsis 22,13). Desde el siglo III,
se encuentran algunas representaciones que encierran estas dos
letras en una corona triunfal, enfatizando el Señorío de Cristo. O
también epitafios como “Aquilina duerme en paz” (Juan 11, 11-14).
Una
mujer sacando agua, este es un primitivo símbolo cristiano que
aludía al consuelo que el alma humana encuentra en el cielo
(Apocalipsis 22,17). La paloma que representa el alma del creyente.
El pavo real, símbolo de la inmortalidad. El alma de los muertos
rodeada de aves, flores y frutos, celebrando un banquete en el cielo
(Lucas 13,29). El dibujo de una palma, emblema del martirio
(Apocalipsis 7,9).
El
Aguila, en la tradición cristiana simboliza la resurrección y al
evangelista Juan. De ahí que en las iglesias católicas, el frontis
del púlpito esté esculpido muchas veces la figura de un águila que
lleva la Biblia sobre sus alas extendidas (Éxodo 19,4). Igualmente,
en algunos baptisterios de iglesias antiguas aparece decorado en el
suelo el águila y el pez como emblemas de este sacramento de
iniciación cristiana.
Los
Santos Padres de la Iglesia como san Juan Crisóstomo, San Ambrosio y
San Agustín; puntualizaban que los crucifijos, iconos e imágenes de
Jesús, María, los santos y los ángeles; están hechos no para
adorarlas, sino para veneradas, y dirigir nuestras plegarias al
Altísimo (2 Samuel 22,7).
LA CRUZ DE CRISTO
AUTOR: GUIDO
ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.
I. CONTEXTO HISTORICO
La crucifixión como pena capital
fue utilizada en Asiría, Fenicia, Babilonia, Cartago y Persia. Los
romanos hacia el siglo I a.C., la adoptaron en todo su imperio. Esta
ejecución era aplicada contra los esclavos rebeldes, soldados que
desertaban de las filas, espías, asesinos y sediciosos. Se
consideraba la forma de ajusticiamiento más degradante y brutal.
El lugar de la sentencia podía
ser la sede misma de la autoridad, el pórtico, el patio o balcones
sobre las plazas públicas, donde solían congregarse mucha gente,
mientras que la ejecución solía ser en un campo o una loma aislada
fuera de las murallas. Primero el condenado era flagelado con
cuarenta azotes, luego se le colgaba en el cuello una tabla que
indicaba el motivo de su delito, además de un pesado tablón
horizontal con los brazos extendidos y amarrados, hasta llegar al
sitio señalado para su muerte, donde era fijado a un poste vertical
por medio de cuerdas y clavos.
Dependiendo de la gravedad del
crimen, había cruces altas y bajas. La persona desnuda quedaba
suspendido de la cruz hasta que se producía su deceso, que podía
durar hasta días enteros, o eran rematados a golpes. Rara vez los
crucificados eran indultados, pero muy pocos sobrevivían.
A los reos se les daba una
bebida alcohólica y anestésica, fuertemente aromatizada; el
historiador cristiano Eusebio de Cesárea (siglo IV), afirma que
muchos de ellos fueron mantenidos así hasta que murieron por el
hambre y la deshidratación. En otros casos, se le ofrecía la antigua
bebida del legionario, la “posca”, agua desinfectada con vinagre,
para aliviar un poco el sufrimiento.
El derecho romano no preveía el
enterramiento de los que habían sido crucificados, los restos
humanos se dejaban colgados en los maderos indefinidamente hasta que
los devoraban las aves de rapiña u otros animales. Salvo en algunos
casos y para impedir brotes de epidemia, los condenados eran
enterrados en fosas comunes, o sus cadáveres eran entregados a
cualquiera que lo solicitase para darle sepultura. El suplicio de la
“Crux Romana” duró casi cinco siglos, y fue abolido
oficialmente en los últimos años del reinado de Constantino en el
330 d.C.
II. LA CRUCIFIXION EN EL
PUEBLO JUDIO
En la ley mosaica no había un
mandato que ordenase colgar vivos a los ajusticiados en una cruz; en
el Israel de los tiempos bíblicos a los judíos ejecutados
(generalmente por lapidación), eran llevados fuera de la ciudad, los
testigos del crimen arrojaban las primeras piedras y luego lo hacía
el pueblo, si la causa era muy grave se les exponía a manera de
ejemplo público suspendiendo los cadáveres de un poste o árbol
durante el resto del día, antes del anochecer se tenía que sepultar
sus cuerpos. Según las tradiciones rabínicas consignadas el Talmud,
cualquiera que tuviera después contacto con el cadáver del
condenado, o con los instrumentos del suplicio, era declarado
legalmente impuro (Véase Deuteronomio 21,22-23). En 2 Samuel 21,
6.8-14 se menciona una excepción, porque no es un caso de sentencia
judicial sino de venganza política. Ni siquiera se dejaba sin
enterrar los cuerpos de los enemigos muertos (Josué 8,29; 10,26; 2
Samuel 4,12).
Existía además el rechazo de la
tortura en general, y a un tipo de muerte tan prolongado y cruel. El
hecho mismo de mandar a alguien morir en la cruz era una costumbre
pagana, y por consiguiente, impura desde todo punto de vista moral y
religioso. La lengua judía no tenía ni siquiera un término
equivalente a “crucifixión”, ni lo formó jamás, ni aun durante
largos períodos de dominación extranjera, sino que usó el
equivalente de “colgar” en un madero (Véase Hechos 5,30; 10,39).
El pueblo de la antigua alianza
había experimentado esta pena de muerte en tiempos de la ocupación
de Antíoco Epifanes (hacía el año 170 a.C.), cuyos soldados habían
crucificado a hebreos que se habían negado a renunciar a su religión
ancestral. Los soldados sirios estrangulaban también a las mujeres y
a sus hijos varones circuncisos, colgándolos al cuello de sus
madres, que habían sido atadas a las cruces.
En la Palestina de la época de
Jesús, los romanos aplicaban esta ejecución a judíos en masa; El
historiador judío Flavio Josefo, testigo de la destrucción de
Jerusalén hacia el año 70 d.C., narra en sus crónicas que centenares
de hebreos huían cada día por la ferocidad del combate o acosados
por el hambre. Ninguno de los que caían en manos de los ejércitos
del general Tito eran dejados con vida; todos eran crucificados
alrededor de sus murallas, para aterrorizar a los supervivientes que
resistían. Cada día podía presentarse más de quinientas condenas,
llegando a faltar terreno para plantar tantas cruces, incluso los
soldados se divertían clavando a los israelitas en las más diversas
posturas.
III. LA TEOLOGIA DE LA
CRUZ
En su ministerio público el
Mesías había asociado la cruz con la exigencia que implica imitarlo,
porque “el que no toma su cruz y sigue es pos de mí, no es digno de
mí” (Lucas 9,23; 14,27). Solamente se reconoce la grandeza de su
misión salvadora con el sacrificio de la cruz: “Cuando hayáis
levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy” (Juan
8,28), “Como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que
ser levantado el Hijo del Hombre, para que todo el que crea tenga
por El vida eterna” (Juan 3,14-15. Véase también 12,32; 19,37; Lucas
24,25-26). Dios Padre por medio de Jesucristo reconcilió “todas las
cosas, así las que están en la tierra como las que están en los
cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses
1,20). Asimismo, su triunfo sobre los demonios y las fuerzas
malignas, se cumple en la cruz (Colosenses 2,15), el Señor
resucitado no borró de su cuerpo las llagas de su martirio en el
madero, sino que las mostró como señal de su victoria (Juan
20,24-29).
San Pablo hace en sus epístolas
toda una “teología al misterio de la cruz”, porque si la Escritura
dice “maldito el que está colgado de un madero” (Deuteronomio
21,23), Jesús nos liberó de la maldición de la ley (Gálatas
3,13-14). Y si el Cristo crucificado es un escándalo para los judíos
y una locura para los gentiles, para los llamados es “poder y
sabiduría de Dios” (1 Corintios 1,23-24). El mismo apóstol confiesa:
“Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor
Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al
mundo” (Gálatas 6,14); “por ahí andan muchos de los cuales os dije
muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la
cruz de Cristo” (Filipenses 3,18). Su predicación esta centrada en
“Jesucristo crucificado” (1 Corintios 1,23; 2,1-2), “Pues no me
envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con
sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a
los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” (1
Corintios 1,17-18), ya que el Redentor del mundo “estando en la
condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente
hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2,8).
IV. LA RELIQUIA DE LA
SANTA CRUZ
Santa Helena descubrió en el
siglo IV los restos del santo madero en la colina del Gólgota, parte
de los mismos fue llevada por la augusta emperatriz a Roma, donde su
hijo Constantino mandó a edificar la “Basílica de la Santa Cruz de
Jerusalén”. Otro tanto del valioso leño permaneció en la Ciudad de
Dios, en la “Basílica del Santo Sepulcro” en el monte Calvario,
dentro de un relicario cubierto de piedras preciosas. Con la
invasión de los persas a manos del rey Mazdeo Cosroes II, en el año
614, fue saqueada y llevada consigo. En su poder permaneció hasta
que el emperador Heraclio en el 630, tras una campaña militar de
seis años, la recuperó y la trajo nuevamente a Jerusalén.
Quiso este monarca devolverla al
lugar de donde había sido profanada, por medio de una procesión
revestido con los atuendos propios de su dignidad real, pero cuando
intentó ponerse en marcha, no pudo dar ni un paso porque una fuerza
invisible se lo impedía. El obispo de la Ciudad Santa le dijo:
“Mira, emperador, que esos arreos triunfales con que vas ataviado no
están de acuerdo con la pobreza y humildad de Jesucristo”. Se
despojó entonces Heraclio de todas sus vestiduras, y con un hábito
de penitente y los pies descalzos, entró fácilmente hasta la
basílica del Santo Sepulcro. Cinco años después, a causa de los
ataques de los árabes, el rey transportó esta reliquia a
Constantinopla. Años más tarde la hazaña de Heraclio fue asociada
por la liturgia romana a la festividad de la exaltación de la Santa
Cruz.
V. EL SIGNO DE LA CRUZ EN
LA IGLESIA CATOLICA
Los Padres de la Iglesia
escribieron sobre la importancia de hacerse el signo de la cruz;
Hipólito de Roma (+235), afirma que los creyentes tenían la
costumbre de trazar sobre la frente el signo de la cruz: “Cuando
estés tentados, sígnate la frente con devoción y piedad”. San Efrén,
el sirio, en el año 306, dijo: “Marcar todo lo que haces con el
signo de la cruz dadora de vida. No salgas de la puerta de tu casa
hasta que te hayas persignado con el signo de la cruz. No te opongas
a hacer este signo cuando estés comiendo o bebiendo o yéndote a
dormir, bien sea que estés en casa o en un viaje”. Este bello gesto
de piedad popular, expresaba el gran significado de la pasión y
muerte del Señor, en los primeros siglos de la fe verdadera.
Por esta misma época Constantino
se encontraba en guerra contra Majencio, y mientras marchaba con
sus ejércitos vio una tarde en el cielo una cruz luminosa, que
también fue observada por sus generales y soldados; y con ella estas
palabras en latín: “In hoc Signo Vinces” (por este signo
vencerás). Durante la noche siguiente se le apareció en un sueño
Jesucristo, que le ordenaba cambiar el símbolo pagano del águila
imperial de sus estandartes de guerra, y adornarlos con el monograma
entrelazado de las letras XP (Cristo en griego). Al amanecer y con
el signo de la protección divina, los dos bandos se encontraron en
el puente Milvio, no lejos de la Ciudad Eterna, el 28 de octubre del
año 312. Majencio fue vencido y al huir para protegerse en los muros
de Roma, murió ahogado en las aguas del río Tíber, poco después
Constantino entró triunfante a la capital del imperio romano.
Al año siguiente (313),
Constantino, emperador de Occidente, y Licinio, uno de los Césares
de Oriente, se reunieron en Milán y promulgaron el célebre Edicto
del mismo nombre que concedió plena libertad de culto religioso a
los cristianos, y ordenó que se restituyeran los templos y bienes
confiscados a la Iglesia Católica, la cual había sido perseguida
durante los tres siglos pasados.
VI. LA CRUZ EN EL ARTE
CRISTIANO
La cruz aparece pintado en las
catacumbas (considerados los monumentos cristianos más antiguos).
Asimismo, en el palatino en Roma, se encuentra una imagen de burla
al crucificado, con cabeza de asno; siendo esta la forma como los
paganos humillaban a los cristianos condenados a este martirio en
el siglo III.
Las cruces utilizadas en los
primeros siglos del catolicismo carecían de la imagen del Redentor,
pero a mediados del siglo V apareció sobre la puerta de la basílica
de Santa María la Mayor, en la Ciudad Eterna, una cruz que contenía
la imagen de Cristo. Aprobado por el papa Celestino I, este símbolo
recibió el nombre de Crucifijo, y a partir del siglo X se convirtió
en elemento litúrgico.
En la Edad Media las grandes
catedrales y las tumbas de los pontífices y emperadores cristianos
estaban bellamente adornadas con la cruz. Ya a finales de la Edad
Media se estableció que el altar mayor de todas las iglesias
católicas debía tener un crucifijo, custodiado por dos luces.
¿EXISTE REALMENTE EL PURGATORIO?
AUTOR: GUIDO
ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.
INTRODUCCION:
El pastor protestante Carlos P. Chapmann, en su obra “Lo que creemos
los protestantes y contra qué protestamos”, dice lo siguiente:
“Negamos la existencia del Purgatorio, creyendo que es inútil pagar
para sacar almas de un lugar que no se menciona en la Biblia”. Ahora
bien, la Iglesia Católica es la única confesión cristiana que cree
en la existencia del Purgatorio. Sin embargo, el catolicismo tiene a
su favor no solamente argumentos teológicos y bíblicos, sino también
pruebas del más allá que presentaremos a continuación:
I. EL CAMPO DE LA TEOLOGIA
Afirma el Catecismo de la Iglesia
Católica en sus numerales 1030 y 1031, que “Los que mueren en la
gracia y la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados,
aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su
muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para
entrar en la alegría del cielo. La Iglesia llama Purgatorio a esta
purificación final de los elegidos que es completamente distinta del
castigo de los condenados”. (Véase al respecto 2 Tesalonicenses
1,7-9).
Desde los primeros siglos del
cristianismo los Santos Padres enseñaban sobre la existencia de un
estado de purificación después de la muerte. En las catacumbas de
Roma encontramos inscripciones en las tumbas, que piden orar por los
muertos, y sobre los sepulcros de los mártires se celebraba la
Eucaristía, a fin de que el sacrificio de Cristo en la cruz
redimiera a los fallecidos. En el siglo XI, se le da el nombre de
“Purgatorio”. El Papa Inocencio IV, en 1254, será el primero en
tocar oficialmente el tema e incorporar la palabra “Purgatorio” a la
doctrina de la Iglesia. En el Concilio de Florencia se promulgó
solemnemente el día 6 de julio de 1439 un decreto llamado
“Laetentur Caeli”, en el que declaraba dogma de fe para todos
los católicos tres cosas:
1.
Que el Purgatorio existe
2.
Que no es un lugar físico, sino un “estado del alma”
en que las almas de los difuntos son purificadas
3.
Que los vivos pueden ayudar mediante sufragios
(misas, oraciones, penitencia y obras de caridad) para que puedan
ascender al cielo
Posteriormente, en el siglo XVI el
Concilio de Trento prohíbe agregar al tema del Purgatorio cualquier
otra cuestión. Razonamientos tales como si el Purgatorio es un lugar
frío como un glaciar o si por el contrario un océano de llamas, o
cuáles son las penas, cuánto tiempo se pasa y cómo se sufre; la
Revelación Divina (Biblia y Tradición), no lo dice, y el magisterio
de la Iglesia Católica no ha formulado declaración alguna al
respecto. De hecho, Santa Catalina de Génova (siglo XV), escribió:
“No hay felicidad comparable a la de los que están en el Purgatorio,
a no ser la de los santos en el cielo. Este estado debería ser más
ansiado que temido, pues sus llamas son llamas de inmenso amor y
nostalgia”
II. EL PUNTO DE VISTA BIBLICO
En el Antiguo Testamento encontramos
la siguiente indicación: “Es por lo tanto, un pensamiento santo y
saludable el rogar por los difuntos, a fin de que sean liberados de
las penas que hayan incurrido por sus culpas” [2 Macabeos
12,46. (Este libro no es aceptado por las Iglesias
Protestantes)]. Aquí se relata que en el año 160 a. C., en una
batalla contra los sirios murieron varios soldados judíos. Al ir a
enterrar sus cadáveres, hallaron que tenían bajo sus ropas colgados
amuletos y talismanes prohibidos por Dios. Por esta razón, Judas
Macabeo hizo una colecta entre los demás combatientes y la mandó al
templo de Jerusalén para ofrecer un sacrificio por los pecados de
los guerreros abatidos, y así el Altísimo los perdonara y pudieran
gozar de la resurrección.
Ya en el Nuevo Testamento San Pablo
al hablar del juicio final, dice: “La obra de cada hombre ha de
manifestarse en el día del Señor, el fuego mostrará cuál sea la obra
de cada uno…no obstante, él no dejará de salvarse, si bien como
quien pasa por el fuego” (1 Corintios 3,13-15). Nótese bien, que el
apóstol de los gentiles admite la existencia de un lugar en donde se
purifica con el fuego las obras “imperfectas” de los hombres para
ser dignos de llegar a Dios (Apocalipsis 21,27). Caso contrario, es
la sentencia del mismo Jesús, cuando asegura que los condenados irán
al “fuego eterno” del Infierno en compañía del Diablo y sus demonios
(Mateo 25,41).
III. LAS EXPERIENCIAS DE LOS
SANTOS Y MISTICOS CON LAS ALMAS DEL PURGATORIO
Algunos “santos(as)” y “místicos(as)”
han tenido visiones y revelaciones de las almas del Purgatorio.
Estas experiencias son consideradas de carácter privado. Por lo
tanto, no aportan nada nuevo al dogma del Purgatorio, y cada fiel
tiene la libertad de creer o no en las mismas.
San Juan Macias (siglo XVII), fue un
hermano dominico español, que se santificó siendo portero en el
convento de Santa María Magdalena en Lima (Perú). Su oficio le
permitía orar constantemente por las almas de los difuntos, de modo
que un día le confió a su director espiritual: “Por la misericordia
de Dios, con el rezo del rosario he sacado del Purgatorio a
1.400.000 almas”. Por eso se le dio el nombre de “Ladrón del
Purgatorio”. El mismo afirmaba que le parecía escuchar siempre el
murmullo de las ánimas en pena que le pedían oración.
A Santa Faustina Kowalska (Siglo XX),
religiosa polaca de Nuestra Señora de la Misericordia, le fue
revelado que el mayor sufrimiento de las almas de Purgatorio es no
poder gozar de la visión beatífica de Dios en el cielo.
La Beata estigmatizada Ana
Catalina Emmerich (1774-1824), fue una monja Agustina alemana, que
tuvo no solamente visiones sobre la pasión de Jesús, sino también de
la Virgen María, el Cielo, el Infierno y el Purgatorio. En una
ocasión recibió el encargo de las almas del Purgatorio de hacer
diferentes obras, como rezar letanías de los santos y los siete
salmos penitenciales por su liberación.
María Simma (Siglo XX), fue una mujer
austriaca que escribió un libro de sus experiencias místicas con las
ánimas del purgatorio, que le fue remitido a su obispo. En uno de
sus apartes se cuenta su encuentro con un sacerdote cuya mano
derecha estaba negra, al preguntarle la causa, el alma del
presbítero le contesto: “Yo debía haber bendecido más, di a todos
los sacerdotes con quienes te encuentres que deben bendecir más:
Ellos pueden dar numerosas bendiciones y conjurar las fuerzas del
mal”.
La estigmatizada y mística alemana
Teresa Neumann (siglo XX), dos veces en el día, mañana y tarde,
visitaba el Purgatorio. Allí observaba las ánimas con una figura
luminosa, pero no eran todavía puras.
La también estigmatizada italiana
Teresa Musco (Siglo XX), al no poder visitar el cementerio por sus
continuas enfermedades, aconsejaba: “Es realmente hermoso ofrecer no
flores que se marchitan, sino oraciones y sufrimientos por las almas
del Purgatorio”.
Uno de los hechos más sorprendentes
de encuentros con las ánimas del Purgatorio se dio en el monasterio
de las franciscanas de San Leonardo, en Monfalco (Italia), cuando a
la abadesa de nombre sor María Teresa de Jesús, entre los años 1918
a 1919, escuchó la voz del alma de un sacerdote después de hacer
sonar la campanilla de la sacristía. El alma del levita pedía que se
celebraran misas por su eterno descanso, dejando en cada ocasión
cierta cantidad de dinero. En total llevó al monasterio trescientas
liras, vino veintiocho veces, y fueron celebradas treinta y ocho
Eucaristías. Acerca de este caso se realizó un proceso canónico por
parte de las autoridades eclesiásticas, que se conserva en la curia
arzobispal de Spoleto.
IV. EL MUSEO CRISTIANO DEL MAS
ALLA
No lejos del Vaticano, en la
parroquia del Sagrado Corazón del Sufragio, se encuentra uno de los
museos más interesantes del mundo. Allí se exhiben huellas de manos
y cruces en libros de oraciones, ropa de cama, prendas, tapices y
marcas en fuego en la madera, que fueron dejadas por las almas
purgantes en sus visitas a familiares y amigos, generalmente
mujeres, y en su mayoría monjas; para que digan oraciones, hagan
obras de caridad y manden a celebrar misas para acortar su
permanencia en el Purgatorio
La existencia del museo se remonta a
un incendio ocurrido en la iglesia en 1897. A raíz del cual, el
padre Víctor Jouet Bruni comenzó a viajar por toda Europa buscando
pruebas de las ánimas en pena, que fueron certificadas por un
obispo. A la muerte del sacerdote en el año 1912, el museo llegó a
crecer tanto, que uno de sus sucesores pidió permiso al Papa San Pío
X para reducir los objetos a 19, que se guardan juntos en una misma
vitrina, en un pasillo que conduce a la sacristía del templo. La
Iglesia Católica considera estas señales sin hacer de ellos objeto
de fe, sino como testimonios e invitaciones a orar por las almas de
los difuntos.
¿POR QUE LOS CATOLICOS
SANTIFICAMOS EL DOMINGO?
AUTOR: GUIDO
ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.
INTRODUCCION:
los ADVENTISTA DEL SEPTIMO DIA acusan abiertamente a la
Iglesia Católica de haber sustituido la ley de Dios, cuando en el
año 321 el emperador Constantino, cambió el día de descanso del
sábado por el domingo.
II. EL DIA SABADO EN
EL PUEBLO JUDIO
El tercer mandamiento del decálogo
dice: “Guardarás el día del sábado para santificarlo” (Deuteronomio
5,12), ya que ese día fue creado el hombre (Éxodo 20,11), y porque
Dios confía el sábado como signo de la alianza a favor de su pueblo
Israel, cuando fue sacado de la esclavitud en Egipto (Deuteronomio
5,15). El sábado o sabbat (Descanso) era el día consagrado a Yahvé.
En el pensamiento hebreo tiene una connotación de “júbilo”, “paz” y
“luz”. El sabbat empieza cuando desaparece la última luz del
viernes, y dura hasta la puesta del sol del sábado. Se celebra
mediante reuniones familiares y una cena especial, con la bendición
de la comida y del vino; los judíos cumplidores de la ley mosaica
acuden a la sinagoga para la oración y para la lectura de la Torá
(Antiguo Testamento).
III.
JESUS Y EL DIA
SABADO
En las Escrituras se relatan que
Jesús asiste a la sinagoga el día sábado para predicar la “Buena
Nueva” (Marcos 1,21; Lucas 4,16), pero con su propia autoridad de
Hijo de Dios, le da la auténtica interpretación de este decálogo:
“El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el
sábado” (Marcos 2,27), “El Hijo del hombre es Señor del sábado”
(Marcos 2,28); además realiza varios milagros ese día a pesar de las
críticas de los fariseos (Marcos 3,1-6; Lucas 13,10-17; 14,1-6; Juan
5,8-10; 9,13-16). Por esta razón, fue acusado de “quebrantar el día
de reposo” (Juan 5,18).
Cuando El mismo describe los
mandamientos al joven rico, los resume de esta manera: “Y Jesús le
dijo: -No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas mentiras
en perjuicio de nadie, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu
prójimo como a ti mismo” (Mateo 19, 18-19). Igualmente, el Salvador
del mundo al hablar sobre el día del “juicio final”, antepone las
obras de caridad a la observancia del sábado, y de cualquier otro
mandamiento (Mateo 25,31-40). “Un mandamiento nuevo os doy: Que os
améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a
otros” (Juan 13,34).
IV.
LA PLENITUD DEL
DOMINGO
Jesús resucita de entre los
muertos “el primer día de la semana” (Mateo 28,1; Marcos 16,2; Lucas
24,1; Juan 20,1), las apariciones del Señor resucitado ocurren
también en este día (Juan 20,19), incluyendo a los dos discípulos de
Emaús, que reconocieron que estaban frente al Señor al “partir el
pan” (Lucas 24,13-31). “El primer día de la semana”, significa
entonces la nueva creación del hombre, la libertad del poder del mal
y de los demonios. Para los cristianos vino a ser el primero de
todos los días, la primera de todas las fiestas, el “domingo”.
La palabra domingo viene del latín “Dominucus” que
significa “lo que pertenece al Señor” (Dominus), es entonces
el “Día del Señor” (Dies Domini).
V.
EL DIA DOMINGO EN
LA IGLESIA CATOLICA
Ya en tiempo de los apóstoles la
comunidad cristiana se empezó a reunir ese día para la celebración
de la Eucaristía (Acción de Gracias): “El primer día de la semana
nos reunimos para partir el pan” (Hechos 20,7). También se
aprovechaba para recoger la limosna para los pobres de Jerusalén:
“Cada primer día de la semana, cada uno de ustedes debe apartar
algo, según lo que haya ganado…para que lleven a los hermanos de
allá la colecta hecha por ustedes” (1 Corintios 16, 1-3).
En los primeros siglos de la
existencia de la Iglesia Católica, también se recalca la
importancia del día domingo, mucho antes del año 321, con el
emperador Constantino:
-
El libro de la Didajé o “Doctrina de los Apóstoles”,
escrito entre los años 90 y 99, dice en el capítulo 14: “Reunidos el
día del Señor, tened la Fracción del Pan y la Acción de gracias…”
-
San Ignacio de Antioquia, mártir en el año 107, en su
carta a los Magnesianos, aclara: “Los que vivían según el orden de
cosas antiguo han pasado a la nueva esperanza, no observan ya el
sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida
por El y por su muerte”.
-
San Justino mártir, en su primera Apología, dirigida
al emperador Antonio Pío, hacia el año 150, relata así la reunión de
los cristianos:”Nos reunimos todos el día del sol porque es el
primer día (después del sábado judío, pero también el primer día),
en que Dios, sacando la materia de las tinieblas, creó al mundo; ese
mismo día, Jesucristo nuestro Salvador resucitó de entre los
muertos”.
-
Dionisio de Corinto escribió en el año 170:”Hoy
observamos el día santo del Señor en que leemos sus cartas”.
-
Victoriano en el año 300, dijo: “En el día del Señor
acudimos a tomar nuestro pan dando gracias, para que no se crea que
observamos el sábado con los judíos, lo cual Cristo mismo, el Señor
del sábado abolió en su cuerpo”.
-
En el reinado del emperador romano Diocleciano, en el
año 304, había prohibido a los católicos “so pena de muerte, poseer
las Escrituras, reunirse el domingo para celebrar la Eucaristía y
construir lugares para sus asambleas”. En Abitene, pequeña localidad
en lo que hoy es Túnez, en un día domingo se sorprendió a 49
feligreses celebrando la Eucaristía, fueron llevados a Cartago para
ser interrogados por el procónsul Anulino. En particular, fue
significativa la respuesta que ofreció Emérito al procónsul, tras
preguntarle por qué habían violado la orden del emperador. Le dijo:
“Sine dominico non possumus” (Sin el domingo no podemos
vivir). Después de atroces torturas, los 49 mártires fueron
ajusticiados.
-
El documento apócrifo “La Carta del Domingo”,
redactado entre los siglos V o VI, subraya el carácter santo del
domingo como exclusividad de los católicos: “El domingo es el día
del Señor, porque en él resucitó Cristo de entre los muertos, y en
él tuvo lugar la anunciación a María y el bautismo en el Jordán; en
él tendrá lugar asimismo el juicio final. También es el día en que
Dios creó el universo y en que la Trinidad se apareció a Abraham en
figura de los tres ángeles”.
¿QUE SALVA LA FE O LAS OBRAS?
AUTOR: GUIDO
ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.
INTRODUCCION:
Martín Lutero
(1483-1546), enseñaba
que solamente se consigue la salvación por la “fe en Jesucristo”. No
obstante, tuvieron que pasar más de 450 años antes de que se hiciera
una Declaración Conjunta sobre el tema de la Justificación por la
Fe, firmada el 31 de octubre de 1999 en la ciudad de Ausburgo
(Alemania), en la que “luteranos y católicos han llegado al acuerdo
que la Obras son fruto de la Fe en Cristo”. Ahora bien, si el padre
de la Reforma Protestante, hubiera estudiado con profundidad las
Sagradas Escrituras, se hubiera dado cuenta que existen catorce
fórmulas bíblicas para alcanzar la vida eterna.
I. LA FE:
-
“El justo por la fe vivirá” (Romanos 1,17).
-
“Pues por la bondad de Dios han recibido ustedes la
salvación por medio de la fe” (Efesios 2,8).
II. LAS OBRAS:
-
“Porque el Hijo del hombre va a venir con la gloria
de su Padre y con sus ángeles, entonces recompensará a cada uno
conforme a lo que haya hecho” (Mateo 16,27; 25, 31-40).
-
“-Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes
y dáselo a los pobres. Así tendrás riqueza en el cielo” (Mateo
19,21).
-
“Pero tú, como eres terco y nos has querido volverte
a Dios, estás amontonando castigo sobre ti mismo para el día del
castigo, cuando Dios se manifestará para dictar su justa sentencia y
pagar a cada uno conforme a lo que hay hecho. Dará vida eterna a
quienes, buscando gloria, honor e inmortalidad, perseveraron en
hacer lo bueno” (Romanos 2,5-7).
-
“Pues los que no han tenido compasión de otros, sin
compasión serán también juzgados, pero los que han tenido compasión
saldrán victoriosos en la hora del juicio” (Santiago 2,13).
-
“Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie delante
del trono; y fueron abiertos los libros, y también otro libro, que
es el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados de acuerdo con
sus hechos y con lo que estaba escrito en aquellos libros”
(Apocalipsis 20,12; 22,12).
III. EL BAUTISMO:
-
“Jesús le contestó: -Te aseguro que el que no nace
del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” (Juan
3,5).
-
“El que crea y sea bautizado, será salvo” (Marcos
16,16).
IV. LA EUCARISTIA:
-
“El que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida
eterna; y yo lo resucitaré en el día último” (Juan 6,54).
V. EL CONOCIMIENTO DE DIOS Y DE
SU HIJO JESUCRISTO:
-
“Y la vida eterna consiste en que te conozcan a ti,
el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste” (Juan
17,3).
VI. LA CREENCIA EN JESUCRISTO:
-
“El que cree en el Hijo, tiene vida eterna” (Juan
3,36).
-
“Porque la voluntad de mi Padre es que todos los que
miran al Hijo de Dios y creen en él, tengan vida eterna; y yo los
resucitaré en el día último” (Juan 6,40).
-
“Si con tu boca reconoces a Jesús como Señor, y con
tu corazón crees que Dios lo resucitó, alcanzarás la salvación”
(Romanos 10,9).
VII. INVOCAR EL NOMBRE DE
JESUS:
-
“Pero todos los que invoquen el nombre del Señor,
alcanzarán la salvación” (Hechos 2,21).
VIII. DAR LA VIDA POR JESUS:
-
“Dichosos ustedes, cuando la gente los insulte y los
maltrate, y cuando por causa mía los ataquen con toda clase de
mentiras. Alégrense, estén contentos, porque van a recibir un gran
premio en el cielo” (Mateo 5,11-12)
-
“Todo el mundo los odiará a ustedes por causa mía;
pero el que se mantenga firme hasta el fin, será salvo” (Mateo
10,22; 24,13).
IX. DEJAR TODO POR JESUS:
-
“Y cualquiera que le da siquiera un vaso de agua
fresca a uno de estos pequeños por ser seguidor mío, les aseguró que
tendrá su premio” (Mateo 10,42).
-
“Y todos los que por causa mía hayan dejado casa, o
hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos, o terrenos,
recibirán cien veces más, y también recibirán la vida eterna” (Mateo
19,29).
X. OBEDECER LOS MANDAMIENTOS DE
LA LEY DE DIOS:
-
“No todos aquellos que me dicen: Señor, Señor,
entrarán en el reino de los cielos; sino aquel que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos, éste entrará en el reino de los
cielos” (Mateo 7,21).
-
“Pero si quieres entrar en la vida, obedece los
mandamientos” (Mateo 19,17; 5,17-19).
XI. SER POBRES DE ESPIRITU:
-
“Dichosos los que reconocen su necesidad espiritual,
pues el reino de Dios les pertenece” (Mateo 5,3).
XII. SER DE CORAZON LIMPIO:
-
“Dichosos los de corazón limpio, pues ellos verán a
Dios” (Mateo 5,8).
XIII. LOS QUE SON COMO NIÑOS Y
LOS NIÑOS:
-
“El más importante en el reino de Dios es el que se
humilla y se vuelve como este niño” (Mateo 18,4).
-
“-Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo
impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos”
(Mateo 19,14).
XIV. LOS PECADORES
ARREPENTIDOS:
-
“-Les aseguro que los que cobran impuestos para Roma,
y las prostitutas, entrarán antes que ustedes en el reino de Dios.
Porque Juan el Bautista vino a enseñarles cómo deben vivir, y
ustedes no le creyeron; en cambio, esos cobradores de impuestos y
esas prostitutas sí le creyeron” (Mateo 21,31-32).
¿ES VERDAD QUE ESTAMOS VIVIENDO
LOS ULTIMOS TIEMPOS?
AUTOR: GUIDO
ROJAS. LICENCIADO EN CIENCIAS RELIGIOSAS.
INTRODUCCION:
Algunas sectas cristianas de corte apocalíptico están proclamando a
los cuatro vientos la proximidad del “FIN DEL MUNDO”, y para
ello recurren a comparar las profecías bíblicas con la realidad
actual. Ante este presagio tan preocupante se ha querido hacer el
siguiente informe.
I. PANORAMA MUNDIAL
“EN EL CIELO SE VERAN COSAS
ESPANTOSAS Y GRANDES SEÑALES”
(Lucas 21,11).
-
El actual calentamiento del Mundo es debido en un 90%
a la mano del hombre.
-
El agujero de la capa de ozono corresponde a dos
veces el tamaño de Europa.
-
Las olas de calor son más comunes. De acuerdo a los
meteorólogos el año 2007 es el más caluroso que se tenga registrado
desde 1659.
-
El hielo del Polo Norte podría derretirse
completamente en el verano del 2100.
-
Los glaciares se están fundiendo a un ritmo más
rápido de los últimos cinco mil años. Esto se suma a la creciente
alarma sobre el aumento del nivel de los mares, las inundaciones,
las sequías y otros fenómenos cada vez más frecuentes.
-
Con la elevación del nivel del mar en 50 años,
podrían desaparecer algunas islas, y zonas fértiles. Estas
transformaciones obligarán a 200 millones de personas a abandonar
sus casas y el número de refugiados climáticos será superior al de
refugiados de la guerra.
-
Más de la mitad de los corales podrían desaparecer en
25 años debido al aumento de las temperaturas marinas, los
sedimentos de la construcción y otros ingredientes tóxicos.
-
Los sectores que más amenazan el medio ambiente son:
la energía, el transporte, la agricultura y la pesca.
-
Los cuatro grandes desafíos del mundo moderno son: el
clima, la biodiversidad, el agua y la salud humana.
-
Si la humanidad sigue consumiendo los recursos
naturales como lo está haciendo hoy, para el 2050 necesitaría dos
planetas Tierra para abastecer sus necesidades básicas.
-
En los últimos 33 años, ha habido una disminución en
un 30% de especies tanto terrestres como marinas y de agua dulce.
-
Debido a la pesca excesiva en el 2050 desaparecerán
casi todas las especies de peces y de crustáceos para consumo
humano.
-
El ritmo de pérdidas de bosques a escala mundial es
de 9 millones de hectáreas por año.
-
Entre el 5% y 20% de especies de animales y plantas
están en peligro de extinción.
-
Todos los años mueren tres millones de personas por
la contaminación ambiental.
-
En nuestro planeta solo el 3% del agua es potable,
sin embargo, el incremento de la demanda por el preciado líquido ha
superado en más del doble a la tasa del crecimiento demográfico.
-
1.100 millones de personas no tienen actualmente
acceso al agua potable, y 2.600 millones carecen de red de
saneamiento básico, entre ellos 1.000 millones de niños. Una gran
cantidad corresponde a naciones de África, Asia y América Latina.
-
Alrededor del 80% de todas las enfermedades y más de
una tercera parte de
-
todas las muertes en los países en desarrollo son
causados por aguas contaminadas.
-
Actualmente, ocurre entre 8.000 y 25.000 muertes
diarias por escasez y mala calidad del agua, de las cuales la mitad
es de menores de edad.
-
1,6 millones de personas podrían salvarse cada año si
se mejorara el servicio de agua para consumo humano.
-
En el año 2025, dos de cada tres personas estarán
propensas a sufrir la carencia de agua potable.
-
Cada año, se gastan 7.000 millones de dólares en
cosméticos y cirugías estéticas, suma necesaria para proveer de agua
salubre a 2.600 millones de pobres en el mundo, lo que podría salvar
4.000 vidas diarias.
-
El planeta podría mermar una gran cantidad de
problemas ambientales de aquí al 2030 si destinara un poco más del
1% de la riqueza mundial a la protección de los recursos naturales.
“TERREMOTOS EN MUCHOS LUGARES”
(Mateo 24,7).
-
Los desastres geofísicos y climáticos se
incrementaron en más de un 70% en la pasada década. Las victimas
fatales llegaron a 1.200.000 de personas.
-
En el 2005, se presentaron 360 desastres naturales
como ciclones, terremotos, deslizamientos de tierra, erupciones
volcánicas y sequías fuertes causados en gran parte por los cambios
climáticos y la degradación ambiental. Ese año será recordado como
el más trágico en la historia reciente de la humanidad. 90 mil
personas murieron y 150 millones resultaron afectadas, además generó
pérdidas por 159 millones de dólares.
-
Se han intensificación los ciclones, tifones y
huracanes, acompañados de un incremento de epidemias como el dengue,
la malaria y otras enfermedades tropicales.
-
Dos de cada tres personas viven en zonas que
presentan alto riesgo de inundaciones.
-
100 millones de personas sufren cada año en sus
regiones ciclos de inundaciones y sequías.
“HABRA HAMBRES”
(Mateo 24,7; Apocalipsis 6,8).
-
Se calcula que hay en nuestro planeta 1.300 millones
pobres. Reducir a la mitad la cantidad de personas que viven en la
pobreza, es una meta que no se alcanzará ni siquiera en el 2030.
-
La globalización mundial aumenta la miseria, y hoy en
día, 85 países están en peor situación económica que hace diez años.
-
852 millones de seres humanos padecen de
desnutrición.
-
Más de dos millones de personas mueren de hambre cada
día, cifra superior que por la malaria, el sida y la tuberculosis
juntos.
-
Cada año nacen 80 millones de seres humanos, de los
cuales 53% están condenados a vivir en la pobreza.
-
880 millones es el número de analfabetas adultos en
el mundo.
-
Se calcula que hay 12,3 millones de personas que
laboran en condiciones de esclavitud.
-
Una de cada tres personas vivirá en un barrio
marginal dentro de 30 años. 940 millones de personas ya viven en
barrios precarios e insalubres.
-
Más de 1.000 millones de niños son víctimas de la
pobreza, el sida y las guerras. De este número 640 millones carecen
de una vivienda adecuada; 500 millones no tienen acceso a
instalaciones sanitarias; 400 millones no disponen de agua potable;
270 millones no gozan de un servicio de salud; 180 millones son
explotados sexualmente; 140 millones nunca han ido a la escuela; 90
millones sufren de desnutrición; el hambre mata a seis millones de
infantes al año. Dos de cada tres fallecimientos en la temprana edad
se producen por enfermedades que se podrían evitar. 1.200 niños
mueren cada hora por la pobreza.
-
El mundo puede producir comida suficiente para
alimentar a diario a 12.000 millones de personas, casi el doble de
la población mundial.
-
A pesar de que los países ricos tiene la tecnología,
los recursos financieros y la acumulación de conocimientos para
superar la pobreza, están haciendo muy poco para disminuir esta
desigualdad social.
“ENFERMEDADES EN DIFERENTES
LUGARES” (Lucas
21,11; Apocalipsis 6,8).
-
Un programa mundial de inmunización eliminó la
viruela de la faz de la Tierra, y otras campañas similares casi han
erradicado la poliomielitis y la lepra. Sin embargo, cada año
aparece una nueva enfermedad. Durante los últimos cincuenta años han
surgido 335 nuevas enfermedades sumamente contagiosas. Mil brotes
epidémicos desde el comienzo del siglo XXI. La mayoría de ellas como
el Ebola, el sida y la hepatitis C carecen de cura. Como si fuera
poco también se hallan en expansión enfermedades infecciosas como
el Sars, la peste de las “vacas locas”, el paludismo, la malaria,
la tuberculosis, la pulmonía, la tos ferina, el sarampión, la
hepatitis B, la diarrea y el tétano que están cobrando millones de
víctimas, sobretodo en naciones en vías de desarrollo. Estas
enfermedades han pasado a suplantar a las que más preocupaban hace
medio siglo, como eran: el cólera, la peste, la fiebre recurrente,
la viruela, el tifus y la fiebre amarilla.
-
Los investigadores han determinado que muchas de
estas enfermedades ya existían, se han trasladado a una región
nueva o son ahora mucho más comunes. Otros factores determinantes
son: los incidentes químicos, radio nucleares o tóxicos, las
situaciones meteorológicas extremas, el cambio climático, el
deterioro del medio ambiente, el crecimiento demográfico, la rápida
urbanización, las prácticas agrícolas intensivas, las consecuencias
sanitarias de los conflictos y el bioterrorismo.
-
Las enfermedades crónicas han aumentado. El cáncer ha
crecido un 50% en 20 años. Más de 12 millones de nuevos casos se
presentan cada año, mientras que 20.000 personas mueren cada año a
causa de esta mal.
-
Hasta la fecha no existe tratamiento para la causa de
dos tercios de las enfermedades conocidas (unas veinte mil). Además,
muchas enfermedades infecciosas están resultando difícil de curar
porque se han hecho resistentes a los antibióticos.
-
Desde la aparición del sida en el año 1981, han
muerto unos 25 millones de personas; tres millones cada año; 39
millones han sido contagiados; cada día se producen 16 mil nuevos
casos y al año son cerca de cinco millones de infectados; las
mujeres y niñas constituyen casi la mitad de todos los que viven con
el VIH en el mundo; 15 millones de niños son huérfanos a causa de la
pandemia del sida.
-
Tres días de gasto militar en el mundo equivalen a lo
que se invierte para combatir el sida en un año en el planeta.
-
El Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la
Tuberculosis y la Malaria solicitó a los gobiernos 13.000 millones
de dólares para frenar estas epidemias. Mientras que los mismos
gobiernos gastan cada año un billón de dólares en fines militares.
-
Entre 40 o 50 millones de abortos se practican en el
mundo cada año.
-
La brecha entre el nivel de salud de los ricos y el
de los pobres es al menos tan grande como hace medio siglo.
“UNA NACION PELEARA CONTRA OTRA Y
UN PAIS HARA GUERRA CONTRA EL OTRO”
(Mateo 24,7; Apocalipsis 6,4.8).
-
En la I Guerra Mundial (1914-1918), murieron veinte
millones de personas entre combatientes y civiles; ya para la II
Guerra Mundial (1939-1945), el número ascendió a 50 millones de
víctimas; esto sumado al resto de enfrentamientos que se vivieron en
el siglo pasado da un gran total de 100 millones de muertos.
-
En las guerras del siglo XX hubo el triple de muertos
que en todas los demás conflictos bélicos desde el siglo I d.C.
hasta 1899.
-
Más de la mitad de los 3,6 millones de muertos en
guerras (1,8 millones), desde 1990, son niños; y entre cuatro y
cinco millones de discapacitados; además una de cada cinco víctimas
de las minas terrestres (que cada año matan a más de 15.000
personas) es un infante.
-
En el año 2007 los gobiernos del mundo destinaron
850.000 millones de dólares en gastos militares. Por otra parte, los
líderes de casi 50 países aportaron solamente 8.500 millones de
dólares para combatir el hambre en el planeta.
-
Ocho países entre: Estados Unidos, Rusia, Reino
Unido, Francia, China, India, Pakistán e Israel, poseían casi 10.200
armas nucleares operacionales a principios del año 2008; una
cantidad que aumenta a más de 25.000 si se tiene en cuenta también
el arsenal inactivo.
-
La perdida de los recursos naturales será el mayor
ingrediente de los enfrentamientos civiles y bélicos en los años
venideros.
II. PREDICCIONES ERRADAS
El montanismo y sus adeptos los
montanistas, derivan su nombre de su fundador Montano, oriundo de
Frigia, región del noroeste del Asia Menor. Considerado como
profeta, anunció el fin del mundo para el año 157, y a quienes le
creyeron los invitó a reunirse en la misma ciudad de Frigia, en
donde bajaría del cielo la Nueva Jerusalén, tal como se señala en el
Apocalipsis (21,2).
Martín Lutero, iniciador de la
Reforma Protestante del siglo XVI en Alemania, pronosticó la
proximidad del fin del mundo para sus días. Según cierta autoridad,
Lutero declaró: “Por mi parte, estoy convencido de que el día del
juicio está a la vuelta de la esquina”
En el siglo XIX, William Miller, a
quien generalmente se le atribuye la fundación de la Iglesia
Adventista del Séptimo día, predijo que la segunda venida del Mesías
ocurriría el 21 de marzo de 1843; en consecuencia, algunos esperaban
ser llevados al cielo en aquel tiempo. En vista de este primer
fracaso, Miller reconoció que se había equivocado y cambió la fecha
para el 22 de octubre de 1844. Era tanta la gente que iba a
escucharlo a todas partes, que había que prepararle los auditorios
más grandes de la ciudades. Ese día cerca de 50.000 personas de la
costa oriental de Estados Unidos se reunieron nuevamente con su guía
espiritual. Los mileritas –así les decían- esperaron en sus lugares
de reunión hasta la noche. Al alba el Señor no había venido.
Decepcionados, volvieron a sus casas, y desde entonces llamaron a
aquel día el “Gran Chasco”.
Del mismo modo, Helena White
(considerada la gran profetiza de esta secta) dijo a los adventistas
en el mismo año de 1844, que no tuvieran hijos y que el esposo no
viviera con su esposa, porque Cristo venía pronto. Eso dio origen a
muchos divorcios. En los años de 1859 profetizó que Jesús venía en
“unos meses”, y después en 1889, escribió: “Sólo un poquito más de
tiempo antes de que Jesús venga”. Después otros adventistas
aseguraron que el mundo se acabaría el 31 de diciembre de 1899 a las
doce de la noche.
Los Testigos de Jehová por ser
también una congregación fatalista, han anunciado de manera
equivocada la segunda llegada del “Hijo de Dios”. Charles T. Russell
(su fundador) afirmó primero que sería en el año 1874; Después
cambió la fecha para 1914. Por su parte, el llamado juez Joseph F.
Rutherford (su segundo presidente) lo hizo para 1925; y para ello,
mandó a construir una enorme mansión en San Diego (California),
llamada “la casa de los príncipes” para cuando resucitarán los
patriarcas del Antiguo Testamento, pero al ver que esto no sucedió,
se fue él mismo a vivir allí hasta su muerte ocurrida en el año de
1942. Por último, su tercer presidente Natahn H. Knorr, le encomendó
la misión a su vicepresidente, Federick W. Franz (quien luego sería
el cuarto presidente); Quien la señaló para el año 1975.
El Grupo Misionero Dami, que reúne a
unos 20.000 seguidores en Corea del Sur, presagió la proximidad del
fin del mundo para el 28 de octubre de 1992, cuando creían que Jesús
regresaría para salvar a unos pocos. Muchos de los creyentes en Seúl
(la capital) abandonaron sus casas, empleos y centros de estudio a
fin de prepararse para aquel acontecimiento, y se dedicaron a
predicar a otros en las calles, en el metro y otros lugares
públicos. Además fueron denunciados muchos casos a la policía de
personas confinadas a la fuerza por adeptos a este grupo
evangélico.
Una secta de origen ucraniano,
denominada la Gran Cofradía Blanca, proclamó el final de los tiempos
para el 24 de noviembre de 1993, mientras que Harold Camping,
predicador de la radio estadounidense, lo fijo para el mes de
septiembre de 1994.
En noviembre de 2007, el líder de una
secta ortodoxa de nombre Piotr Kuznetsov, fue recluido en un
hospital psiquiátrico, mientras que una treintena de sus adeptos,
incluyendo cuatro niños, permanecían recluidos y atrincherados en el
subterráneo de un refugio en la región de Nikolskoie (Rusia)
esperando la llegada del Anticristo predicha para mayo del
2008.
Hoy en día, casi ninguna iglesia o
secta cristiana se atreve a especificar otra fecha apocalíptica por
temor a caer en la misma encrucijada, ya que muy tarde comprendieron
las indicaciones de las Santas Escrituras:
-
“Manténganse ustedes despiertos, porque no saben en
qué día va a venir su Señor” (Mateo 24,42).
-
“Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni
aun los ángeles del cielo, ni el Hijo. Solamente lo sabe el Padre”
(Marcos 13,32).
-
“Ustedes también estén preparados; porque el Hijo del
hombre vendrá cuando menos lo esperen” (Lucas 12,40).
-
“En cuanto a las fechas y los tiempos, hermanos, no
es necesario que yo les escriba. Ustedes saben muy bien que el día
del regreso del Señor llegará cuando menos se le espere, como un
ladrón que llega de noche” (1 Tesalonicenses 5,1-2).
-
“Miren, yo vengo inesperadamente, como un ladrón”
(Apocalipsis 16,15).
III. JESUS Y LOS ULTIMOS TIEMPOS
Con la llegada del Emmanuel al mundo
se da inicio a la plenitud de los tiempos, así lo da a entender el
autor de la carta de los Hebreos (atribuida posiblemente al apóstol
Bernabé), cuando dice: “En tiempos antiguos Dios habló a nuestros
antepasados muchas veces y de muchas maneras por medio de los
profeta. Ahora, en estos tiempos últimos, nos ha hablado por su
Hijo” (1,1-2). Con El se inaugura el “día de la salvación” (Isaías
49,8; 2 Corintios 6,2); el “cumplimiento de los tiempos” (Gálatas
4,4); la instauración del “reino de Dios” proclamado por Juan el
Bautista (Mateo 3,1-2).
Posteriormente, en su ministerio
público Jesús “fue a Galilea a anunciar las buenas noticias de parte
de Dios. Decía: -Ha llegado el tiempo, y el reino de Dios está
cerca. Vuélvanse a Dios y acepten con fe sus buenas noticias”
(Marcos 1,14-15). Asimismo, en la sinagoga de Nazaret, un día sábado
leyó la profecía de Isaías que presagiaba entre otros
acontecimientos “el año favorable del Señor. Luego Jesús cerró el
libro, lo dio al ayudante de la sinagoga y se sentó…El comenzó a
hablar diciendo: -Hoy mismo se ha cumplido esta Escritura delante de
ustedes” (Lucas 4,16-21). Más adelante, cuando los apóstoles son
enviados a anunciar el Evangelio, les da la siguiente instrucción:
“Vayan y anuncien que el reino de Dios se ha acercado” (Mateo
10,7).
IV. SEÑALES BIBLICAS ANTES DEL FIN
DE LOS TIEMPOS
La palabra de Dios resalta cuatro
grandes eventos que tendrán que cumplirse antes del “fin de los
tiempos”:
I.
“Cuando ustedes tengan noticias de que hay guerras
aquí y allá, no se asusten. Así tiene que ocurrir; sin embargo, aún
no será el fin. Porque una nación peleará contra otra y un país hará
guerra contra otro; y habrá terremotos en muchos lugares, y habrá
hambres. Eso apenas será el comienzo de los dolores” (Marcos
13,7-8). Nótese bien, que el mismo Redentor no profetiza que las
“guerras”, los “terremotos” y la “hambruna” sean la antesala del
“fin del Mundo”; sino “el comienzo de los dolores”. De hecho, en
toda la Historia Universal después de la Encarnación del Hijo del
Dios han habido estas señales escatológicas, como por ejemplo:
-
En todos los conflictos armados desde el siglo I d.C.
hasta el año 1899, se calcula que hubo 35 millones de victimas
fatales.
-
En el año 79 una gran erupción del Vesubio sepultó
con lava y ceniza las ciudades de Herculano y Pompeya.
-
El paludismo eliminó a la mitad de los habitantes de
Bizancio (Turquía) en el 542.
-
En el siglo XIV la “peste bubónica” o “muerte negra”
asoló a tártaros, mongoles, sirios, mesopotámicos, chinos, egipcios,
bizantinos y luego a la mayoría de las naciones europeas. Ninguna
epidemia, guerra o hambruna había afectado a un sector tan amplio de
la humanidad. En tan solo cuatro años segó la vida de una tercera
parte de la población europea (25 millones), y entre el 25% y 50% de
los residentes del norte de África y ciertas regiones de Asia.
-
Cien años después de la llegada de Cristóbal Colón a
América (1492), la viruela traída por los conquistadores españoles
había exterminado al 90% de la población indígena del Nuevo Mundo.
-
La sífilis fue la pandemia en Europa en los siglos XV
y XVI.
-
La gripa asiática o influenza comprometió a Asia y
Europa en el siglo XVIII.
-
El cólera se extendió en Asia y América en el siglo
XIX.
-
Entre 1918 y 1919 la “fiebre española” considerada la
más destructiva en la historia de la humanidad, mató entre 20 o 30
millones de personas en todo el mundo. Ni siquiera la peste bubónica
eliminó a tantas personas tan deprisa.
-
En 1920, la provincia de Kansu (China), es desvastada
por un terremoto que deja 108.000 muertos y miles de heridos y
damnificados.
II.
“Y esta buena noticia
del reino será anunciada en todo el mundo, para que todas las
naciones la conozcan; entonces vendrá el fin” (Mateo 24,14).
Ahora bien, de los
6.500 millones de habitantes que tiene aproximadamente la Tierra,
1.300 millones se declaran ateos, agnósticos o sin religión; 1.200
millones son islámicos; 1.131 millones son católicos, otros 1.000
millones de diferentes denominaciones cristianas, incluyendo a 350
millones de ortodoxos y 80 millones de anglicanos; 811
millones de Hinduistas; 400 millones de budistas; 100 millones de
animistas; 100 millones de sintoístas; entre otros. Por lo tanto,
hay aún un largo camino por recorrer antes que la “Buena Nueva del
Reino de Dios” sea proclamada a los hombres “de todas las naciones,
razas, lenguas y pueblos” (Apocalipsis 7,9).
III.
“Los
que estaban reunidos con Jesús, le preguntaron: -Señor ¿vas a
restablecer en este momento el reino de Israel? Jesús les contestó:
-No les toca a ustedes saber en qué día o en qué ocasión hará el
Padre las cosas que solamente él tiene autoridad para hacer” (Hechos
1,6-7). Del mismo modo, el apóstol Pablo recalca: “Hermanos, quiero
que sepan este secreto del plan de Dios, para que no se crean
sabios: los israelitas se han endurecido en parte, pero sólo hasta
que haya entrado todos los que no son de Israel. Cuando esto suceda,
todo Israel alcanzará la salvación” (Romanos 11,25-26).
Aunque la conversión al cristianismo
del “pueblo de la primera alianza” en una verdad bíblica, todavía
está muy lejos de cumplirse. Hoy en día existen unos 20 millones de
judíos. Ciertas
corrientes del judaísmo incluyendo a algunos rabinos, están de
acuerdo en admitir que “Yeshua de Nazaret”, fue un profeta de
la Nación de Israel, pero no es el Mesías (Ungido) de Dios. La
religión Judaica está
dividida en cuatro grandes corrientes doctrinales:
A.
“Judíos Ortodoxos”.
B.
“Judíos Ultra Ortodoxos”.
C.
“Judíos Reformados”.
D.
“Judíos Conservadores”.
Podríamos citar un quito grupo
llamados los “Judíos Mesiánicos” que
están unidos en la fe en Cristo
Jesús con los gentiles (no judíos), pero conservan su autonomía, sus
tradiciones, los mandamientos, las festividades religiosas ordenadas
en la Torá, las bendiciones y oraciones en las sinagogas, su
ancestral liturgia, la circuncisión, guardan el sábado, el ayuno
prescrito en la ley mosaica y otras costumbres. A estas
observaciones se añade la fe en las Sagradas Escrituras del Nuevo
Testamento. Algunos de estos “judíos mesiánicos” se consideran
cercanos o incluso hermanos con la Iglesia Católica; otros en
cambio, se ven y proclaman como hostiles a lo que ellos consideran
engañados de esta misma institución.
IV.
“Ahora, hermanos, en cuanto al regreso de nuestro
Señor Jesucristo y a nuestra reunión con él, le rogamos que no
cambien fácilmente de manera de pensar ni se dejen asustar por
ningún mensaje espiritual, discurso o carta que reciban como si
fuera nuestra, diciendo que el día del regreso del Señor ya llegó.
No se dejen engañar de ninguna manera. Pues antes de aquel día tiene
que venir la rebelión contra Dios, cuando aparecerá el hombre
malvado, el que está condenado a la destrucción. Este es el enemigo
que se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o merece
ser adorado, y llega incluso a instalar su trono en el templo de
Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Tesalonicenses 2,1-4).
Esta última profecía del apóstol de los gentiles está por cumplirse.