MEDITACIÓN
PARA LA HORA DE LA MISERICORDIA
Madre Adela Galindo,
Fundadora SCTJM
Solo para
uso privado -©
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Leída públicamente el 7 de julio, 2003 a las 3:00 PM, en el Santuario de
la Divina Misericordia, Cracovia, Polonia
“Oh Jesús,
tu Corazón traspasado es el océano de infinita Misericordia de donde
manan, copiosamente, tu Sangre y Agua. Sangre que libera nuestros
pecados, y Agua que purifica y vivifica nuestros corazones. Tú eres la
fuente abierta de salvación, en la cual deseamos sumergirnos para ser
transformados con el poder redentor de tu Misericordia.
Jesús, tú nos has ofrecido en esta imagen de tu Corazón Misericordioso
revelada a Santa Faustina, un recipiente por el cual podemos venir a la
fuente de Misericordia para recoger, sin límites, gracias abundantes de
conversión, sanación y redención.
¡Oh Jesús, en ti confío! En ti confío mi vida entera, mi corazón, mis
temores, mis fragilidades, mis sueños y todos mis sufrimientos, los del
cuerpo y los más íntimos de mi corazón.
¡En ti confío, Oh Misericordia Divina! Tú que miras mi debilidad con
ojos compasivos; que levantas mi miseria con el poder de tu amor; que
das vida a mi esterilidad y que confías en mí a pesar de mí mismo. En ti
confío, tú que calmas las tempestades del alma y las grandes tormentas
que azotan la barca de nuestras vidas, familias, comunidades y naciones.
En ti, Jesús, confío el pasado que de tantas formas nos aplasta; el
presente que nos inquieta y el futuro que tantas veces nos angustia.
¡Oh Corazón Misericordioso! En tu llaga bendita nos escondemos,
descubriendo allí nuestro refugio y descanso... nuestra paz. En el
inmenso océano de tu Corazón, nos sumergimos hoy, nosotros pecadores,
esperando con confianza el don más hermoso de tu amor por la humanidad:
Tu Misericordia”.