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LA IMPORTANCIA EN NUESTROS TIEMPOS
DEL MENSAJE DE LA DIVINA MISERICORDIA
Madre Adela Galindo, Fundadora SCTJM
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Divina Misericordia>>>
En el Magnificat, la Virgen Stma nos dijo: “su misericordia llega de
generación en generación” (Luc 1, 50). Cada era, cada generación debe
responder a Dios, a su acción salvífica, acoger la redención, batallar
los males de su tiempo, responder a las necesidades de su momento
histórico. A los hombres de cada generación les corresponde saber leer
los signos de los tiempos, descubrir la voz y acción de Dios y responder
con obediencia a lo que El revela para atraer Su misericordia a esa
generación. Toda esta acción salvífica va manifestándose en cada
generación y cada momento de la historia, hasta que llegue el momento
definitivo de la segunda venida de Cristo, que vendrá a juzgar a vivos y
muertos, a los hombres y mujeres de todas las generaciones, vendrá a
juzgar al hombre y su participación en la historia.
Desde la Resurrección del Señor estamos en este tiempo de misericordia y
cada día que pasa nos acercamos mas a la justicia Divina. Nos dice el
apóstol San Pablo en 1 Tes5, “En lo que se refiere al tiempo y al
momento hermanos, no tenéis necesidad de que os escriba. Vosotros mismos
sabéis perfectamente que el día del Señor ha de venir como un ladrón en
la noche.” Y por el gran amor que Dios nos tiene, ya que Él es el amor (cf.
1 Jn 4, 8), rico en misericordia (cf. Ef 2,4) y lento a la cólera
(cf. Ne 9, 17), Él nos advierte y nos da este tiempo de preparación, nos
da este tiempo de misericordia. El tiempo en cual Dios nos llama a la
conversión y en cual nosotros también debemos ejercernos en la
misericordia hacia los demás. Vemos en la Sagrada Escritura como los
hombres, en el juicio final, serán juzgados según sus obras de
misericordia, “tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis
de beber; era forastero, y me acogisteis...” (Mt 25, 35).
Esta es la urgencia con cual el Señor se le revela a Santa María
Faustina religiosa polaca de la Congregación de las Hermanas de la Madre
de Dios de la Misericordia: “Hija Mía, habla al mundo entero de Mi
insondable Misericordia”. “Antes de venir como el Juez Justo, vengo como
el Rey de Misericordia”.
La devoción a la Divina Misericordia es un llamado de Dios a los hombres
que regresen a Él, que confíen en Él. Esta devoción, no es nueva, en
realidad fue conocida desde los tiempos de Cristo. “¡Jesús, Hijo de
David, ten compasión de mí!” (Mt 18, 38). Vemos como el ciego confiaba
en que el Señor lo podía sanar y le gritaba que tenga misericordia sobre
él. Reconoce su ceguera y confía en Cristo el único que lo puede sanar.
El mensaje de la misericordia es para todos los hombres, es también un
mensaje para nuestros tiempos. El Santo Padre, Juan Pablo II dijo en la
Canonización de Sta. Faustina: “no es un mensaje nuevo, pero se puede
considerar un don de iluminación especial, que nos ayuda a revivir más
intensamente el evangelio de la Pascua, para ofrecerlo como un rayo de
luz a los hombres y mujeres de nuestro tiempo”.
II. DEFINICIÓN DE LA MISERICORDIA DE DIOS
La misericordia de Dios se puede describir como la respuesta
de Dios que viene en auxilio de sus criaturas débiles . Ninguna criatura
es merecedora de la misericordia de Dios, sino es una gracia que Dios
concede gratuitamente a sus hijos, por su inmenso amor.
El pecado es la miseria mayor del hombre y la creación. Nuestra miseria
es el pecado y por eso el hombre al ser pecador, es también considerado
como miserable. Pero hay una distinción muy importante entre la miseria
y el que es miserable, y es, que Dios aborrece al pecado pero ama al
pecador, ama al hombre miserable y débil. Este amor con cual Dios ama al
hombre se define como Misericordia. La misericordia no es precisamente
compasión o perdón, estos son más bien los efectos de la misericordia.
En la lengua hebrea significa “rahamin” y se define como “un sentimiento
que nace del seno maternal o de las entrañas del corazón de un padre”.
Is 49
La misericordia de Dios es un atributo de Dios que solo existe para sus
criaturas. Es decir para Dios poder ejercer misericordia debe existir
miseria. Como explica San Francisco de Sales, “Aunque Dios no hubiese
creado al hombre Él siempre fuese la caridad perfecta, pero en realidad
no sería misericordioso, pues la misericordia se puede ejercitar
solamente sobre la miseria... Nuestra miseria es el trono de la
misericordia de Dios”. Dice el Santo Cura de Ars: “La misericordia de
Dios es como un torrente desbordado que arrastra los corazones a su
paso.” No lo merece nadie sin embargo es accesible a todos.
LA MISERICORDIA DE DIOS EN LA SAGRADA
ESCRITURAS
La Misericordia Divina se nos es revelada desde el primer
libro de la Sagrada Escritura, el libro del Génesis, el hombre torna
contra Dios y su voluntad y el Señor le da la oportunidad de enmendar su
culpa y de volverse de todo corazón a Él. Vemos también que al mismo
tiempo el demonio trata de engañar al hombre suscitando en él el terror
del castigo y venganza de Dios.
Dios creó todo en perfecta armonía y orden, que no conocía el mal. El
hombre fue creado para amar conocer, obedecer y servir a Dios y gozar en
el orden de Dios de todo lo creado. Pronto, por la caída de nuestros
padres en las trampas de la serpiente se rompe la relación de amor con
Dios y el orden de la creación. Al desobedecer el mandato de Dios y
después de cometer el pecado tienen miedo. “Yahveh Dios llamó al hombre
y le dijo: ‘¿Dónde estás?’ Este contesto: ‘Te oí andar por el jardín y
tuve miedo, porque estoy desnudo, por eso me escondí”(Gn 3, 9-10).
Cuando el hombre comete un pecado, el demonio inyecta enseguida en él el
terror del castigo de Dios para que tenga miedo de encontrarse con Él y
así no confesar sus pecados y no recibir la misericordia y el perdón de
Dios en su vida, limpiándolo del mal que ha
cometido. “Cuando un alma exalta mi bondad, entonces Satanás tiembla y
huye al fondo mismo del infierno”. (D.378)
El demonio hace ver a Dios como un juez justo y terrible que no perdona
las ofensas. En realidad, es todo lo opuesto, Dios es “rico en
misericordia” con su creación. El Señor usa hasta lo que es malo para
traer un bien mayor.
“El significado verdadero y propio de la misericordia en el mundo no
consiste únicamente en la mirada, aunque sea la más penetrante y
compasiva, dirigida al mal moral, físico o material: la misericordia se
manifiesta en su aspecto verdadero y propio, cuando revalida, promueve y
extrae el bien de todas las formas de mal existentes en el mundo y en el
hombre. Así entendida, constituye el contenido fundamental del mensaje
mesiánico de Cristo y la fuerza constitutiva de su misión. Así entendían
también y practicaban la misericordia sus discípulos y seguidores. Ella
no cesó nunca de revelarse en sus corazones y en sus acciones, como una
prueba singularmente creadora del amor que no se deja «vencer por el
mal», sino que «vence con el bien al mal» (DM, JPII)
Dios no es vengativo. El pecado hace a la persona miserable y Dios usa
esta oportunidad para revelarle al hombre su infinito amor por él, su
infinita misericordia. Es decir por el pecado, el hombre puede conocer
la Misericordia Divina. El vence el mal con el bien. SS Juan Pablo II,
en su encíclica Dives en Misericordia nos dice que “en el cumplimiento
escatológico, la misericordia se revelará como amor, mientras que en la
temporalidad, en la historia del hombre -que es a la vez historia de
pecado y de muerte- el amor debe revelarse ante todo como misericordia y
actuarse en cuanto tal”. En las Sagradas Escrituras vemos claramente la
manifestación de la Divina Misericordia en el libro del profeta Oseas,
Dios mismo nos dice: ¿Cómo voy a dejarte, Efraím, cómo entregarte,
Israel? Mi corazón esta en mi trastornado, y a la vez se estremecen mis
entrañas. No daré curso al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a
Efraím, porque soy Dios, no hombre, en medio de ti yo soy el Santo, y no
vendré con ira (Os 11, 8-9).
Claramente vemos como Dios, teniendo toda la razón de estar enojado con
el hombre, no tiene el corazón duro del hombre, que busca sacar su ira
contra su adversario, sino Él es Dios, no hombre y no dejará que la ira
se sobreponga a Su amor.
En el libro del profeta Jeremías también el Señor se dirige a Israel y
le dice: “Vuelve, Israel apóstata..., no estará airado mi semblante
contra vosotros porque piadoso soy, Oráculo de Yahveh, no guardo rencor
para siempre. Tan solo reconoce tu culpa, pues contra Yahveh tu Dios te
rebelaste” (Jr 3,12-13). Dios nos dice que Él es piadoso con su pueblo.
Él es piadoso y perdona los pecados de sus hijos que se arrepienten del
mal que hayan hecho.
El Profeta David entendía muy bien el amor misericordioso de Dios y
también conocía el hombre y su deseo de venganza. Cuando David cometió
una falta contra Dios, Dios se desagradó con él y le mandó al profeta
Gad para que le dijera a David sobre Su enojo y el castigo que debía
suceder. David pudo escoger entre tres castigos: tres años de hambre,
tres meses de derrotas ante sus enemigos, o tres días en cual la peste y
la espada de Yahveh andarán por la tierra. David respondió, “estoy en
gran angustia. Pero, caiga yo en mano de Yahveh, que es grande su
misericordia, y no caiga en manos de los hombres” (1 Cr 21,13).
En los Salmos hay constantes referencias a la Misericordia de Dios, sin
embargo, el Profeta Jonás resumió muy bien lo que significa, cuando
después de estar irritado porque Dios había perdonado el pueblo de
Nínive, porque creyeron en Él y se convirtieron, dijo, “Ah, Yahveh, ¿No
es esto lo que yo decía cuando estaba todavía en mi tierra? Fue por eso
por lo que me apresuré a huir a Tarsis. Porque bien sabía yo que tú eres
un Dios clemente y misericordioso, tardo a la cólera y rico en amor, que
se arrepiente del mal” (Jon 4, 2).
Todo el libro del profeta Jonás nos prepara para “la revelación
evangélica de Dios Amor”, el acto mas grande de Misericordia que Dios ha
hecho por el hombre: “el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”.
(Jn1) El Verbo encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de
Dios: ‘En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios
envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él... él nos
amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.’(1 Jn
4, 9-10) Para salvarnos, liberarnos del demonio, del pecado, del mundo y
la carne, el Padre envía a su Hijo, para que con sus palabras, sus
obras, y su pasión, muerte y resurrección nos redimiera, nos comprara
con su Sangre y nos devolviera al Reino de Dios. “En efecto, cuando
todavía estábamos sin fuerzas...Cristo murió por los impíos...mas la
prueba de que Dios nos amó es que Cristo, siendo todavía nosotros
pecadores, murió por nosotros” (Rm 5, 5-8). Esa misericordia continúa
derramándose a través de los Sacramentos y de la
Iglesia: especialmente en la confesión y en la Eucaristía. Vino a
deshacer el mal con el bien, a transformar nuestro pecado en gracia, a
transformar el sufrimiento en medio de santificación, etc........Vencer
el mal con el bien. “Pasó haciendo el bien”.
Podríamos profundizar tanto en que consiste la inmensa misericordia de
Dios, pero quisiera ahora reflexionar sobre como en estos tiempos ha
sido tan evidente el mensaje de la Divina Misericordia y la importancia
de acogerlo.
¿COMO SE HA MANIFESTADO ESA MISERICORDIA DE
DIOS EN EL MUNDO MODERNO?
El mensaje de Misericordia tiene una urgencia especial para
nuestros tiempos. Dios quiere hablar a nuestra generación, desea que
escuchemos y respondamos a su palabra. En esta generación tan marcada
por la cultura de la muerte, por la crisis de fe, esperanza y caridad,
por las guerras mundiales, las bombas atómicas, por el terrorismo, la
autonomía y rebeldía contra Dios, de hombre querer ser como Dios, en era
de violencia y destrucción familiar, de aborto, drogas, pobreza,
desastres naturales, inmoralidades sexuales y de todo tipo, y de gran
crisis en la Iglesia: Solo podemos exclamar: Ten Misericordia Señor, de
nosotros y del mundo entero! (Cuando vemos las noticias: yo solo exclamo
dos palabras: Misericordia y Ven pronto Señor)
En uno de los períodos más oscuros del siglo XX (entre la primera y la
segunda guerra mundial), El Señor eligió a Sta María Faustina,
religiosa polaca de la orden de Ntra. Señora de la Misericordia para que
fuese como le dijo el 2 de febrero de 1938 el Señor: “Tú eres la
secretaria de Mi misericordia; te he escogido para este cargo en ésta y
en la vida futura.”
En la condición del mundo actual, en uno de los siglos de mayor
oscuridad en el mundo y la Iglesia, el Señor ha querido recordarnos de
su infinita misericordia, que se hace mas accesible a la medida en que
mas la necesitamos.
“La miseria humana no es un obstáculo para Mi misericordia. Hija mía,
escribe que cuanto más grande es la miseria de las almas tanto más
grande es el derecho que tiene a Mi Misericordia e invita a todas las almas
a confiar en el inconcebible abismo de Mi Misericordia”. (D. 1182)
Santa Faustina juega un papel importantísimo e integral en este mensaje
de misericordia porque Dios ha querido elegirla como su instrumento.
Dios eligió su trompeta para anunciar su mensaje, no lo hizo con rayos
ni truenos, sino con su secretaria y apóstol de misericordia. El signo
de la importancia que el mensaje de la DM tiene para el mundo
contemporáneo está claramente revelado: Su Canonización en el año
Jubilar, año de gracia y misericordia, año que abriría las puertas del
Corazón Misericordioso de Cristo para la humanidad. La primera santa del
Tercer Milenio. El Santo Padre quiso dirigir la mirada del siglo que
terminaba y del que comenzaba hacia la Misericordia de Dios. “¿Qué nos
depararán los próximos años? ¿Cómo será el futuro del hombre en la
tierra? No podemos saberlo. Sin embargo, es cierto que, además de los
nuevos progresos, no faltarán, por desgracia, experiencias dolorosas.
Pero la luz de la misericordia divina, que el Señor quiso volver a
entregar al mundo mediante el carisma de sor Faustina, iluminará el
camino de los hombres del tercer milenio.” “La canonización de sor
Faustina tiene una elocuencia particular: con este acto quiero
transmitir hoy este mensaje al nuevo milenio”.(Homilía de Canonización,
JPII)
En uno de los siglos más oscuros, de mas pecado, de mayor rechazo al
amor y la ley de Dios y en consecuencia, de mayor egoísmo y falta de
caridad, Jesús se revela en la imagen de la DM con sus llagas, igual que
en el Cenáculo se reveló a los Apóstoles temerosos ante la persecución,
el miedo, el rechazo, tambaleantes en su fe, etc.. “Si no creéis en mis
palabras, creed al menos en mis llagas” (D. 379) Se revela con las
marcas de la Pasión, acto de la gran misericordia de Dios, pero
resucitado, triunfante sobre el mal. El amor es mas fuerte que la
muerte, el bien es mas fuerte que el mal. Y les dice: “La paz sea con
vosotros”. Antes de pronunciar estas palabras, Jesús muestra sus manos y
su costado, es decir, señala las heridas de la Pasión, sobre todo la
herida de su Corazón, fuente de la que brota la gran ola de misericordia
que se derrama sobre la humanidad. “De todas Mis llagas, como de
arroyos, fluye la misericordia para las almas, pero la herida de Mi
Corazón es la fuente de la Misericordia sin límites, de esta fuente
brotan todas las gracias para las almas. Me queman las llamas de
compasión, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres.” (D. 1190)
De ese corazón Santa Faustina, vió salir dos rayos de luz que iluminan
el mundo: "Estos dos rayos -le explicó un día Jesús mismo- representan
la sangre y el agua. ¡Sangre y agua! Lo que nos describe el evangelista
san Juan, quien, cuando un soldado traspasó con su lanza el costado de
Cristo en el Calvario, vio salir "sangre y agua" (Jn 19, 34). La
misericordia divina llega a los hombres a través del corazón traspasado
de Cristo : "Hija mía, di que soy el Amor y la Misericordia en persona",
pedirá Jesús a sor Faustina (Diario, p. 374). Cristo derrama esta
misericordia sobre la humanidad mediante el envío del Espíritu que, en
la Trinidad, es la Persona-Amor. Y ¿acaso no es la misericordia un
"segundo nombre" del amor (cf. Dives in misericordia, 7), entendido en
su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier
necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón? “Mi Corazón se
alegra de este título de Misericordia”. (D. 300)
¿La humanidad de hoy, todos, no necesitamos tanto pedir y recibir el
perdón de Dios? Si y mucho: “Mira y ve el género humano en el estado
actual” (D. 445), pero con plena confianza que la
Misericordia de Dios es infinita: “Deseo que se proclame esta gran
misericordia que tengo a las almas pecadoras. Que el pecador no tenga
miedo de acercarse a Mí. Me queman las llamas de la misericordia, que
deseo derramarlas sobre la humanidad”. (D. 50)
“Deseo que el mundo entero conozca mi Misericordia; deseo conceder
gracias inimaginables a las almas que confían en Mi Misericordia”. (D.
687)
“invita a las almas a una gran confianza en mi Misericordia insondable.
Que no tema acercarse a Mí el alma débil, pecadora y aunque tuviera más
pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundirá en el
abismo de Mi Misericordia” (D. 1059)
La paz está en peligro ha dicho tantas veces el Santo Padre. La paz es
un anuncio de Misericordia Divina. No fue acaso entre las dos guerras
mundiales, que Jesús vino a ofrecer su Misericordia, el único medio de
alcanzar la paz, personal, familiar, social y mundial. Jesús dijo a
Sta.
Faustina: (D. 300) "La humanidad no encontrará ni
paz ni tranquilidad hasta que no se vuelva con confianza a Mi Divina
Misericordia".
CINCO FORMAS DE PROPAGAR SU MISERICORDIA: 5
LLAGAS.
Cinco formas que el Señor le reveló a Santa María Faustina
para llevar acabo su misión de misericordia: la imagen de la
misericordia, la fiesta de la misericordia, la coronilla y la novena, la
hora de la misericordia, y llevar la Misericordia de Dios a los demás.
La imagen de Jesús Misericordioso
El 22 de febrero de 1931, santa Faustina recibió la primera
revelación de la Misericordia de Dios, ella lo anota así en su diario:
"En la noche cuando estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de
blanco. Una mano estaba levantada en ademán de bendecir y, con la otra
mano, se tocaba el vestido, que aparecía un poco abierto en el pecho,
brillaban dos rayos largos: uno era rojo y, el otro blanco. Yo me quedé
en silencio contemplando al Señor. Mi alma estaba llena de miedo pero
también rebosante de felicidad. Después de un rato, Jesús me dijo:
Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción
: "¡Jesús, yo confío en Ti!." Yo deseo que esta Imagen sea venerada,
primero en tu capilla y después en el mundo entero. Yo prometo que el
alma que honrare esta imagen, no perecerá. También le prometo victoria
sobre sus enemigos aquí en la tierra, pero especialmente a la hora de su
muerte. Yo el Señor la defenderé como a Mi propia Gloria.
Por orden de su confesor Santa Faustina le preguntó al Señor el
significado de los rayos que aparecen en la imagen emanando del corazón
y el Señor le respondió:
"Los dos rayos significan Sangre y Agua- el rayo pálido representa el
Agua que justifica a las almas; el rayo rojo simboliza la Sangre, que es
la vida de las almas-. Ambos rayos brotaron de las entrañas mas
profundas de Mi misericordia cuando mi corazón agonizado fue abierto por
una lanza en la Cruz... Bienaventurado aquel que se refugie en ellos,
porque la justa mano de Dios no le seguirá hasta allí". Yo le ofrezco a
todos un instrumento por el cual podrán recibir gracias de la fuente de
misericordia. Este instrumento es la imagen con la inscripción; “Jesús,
en ti confió.”
Fiesta de la DM: se celebre solemnemente el primer domingo después de
Pascua.
“Deseo que esta fiesta sea refugio y amparo para todas las almas y,
especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las
entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las
almas que se acercan al manantial de Mi misericordia. El alma que se
confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las
culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas
divinas a través de las cuales fluyen las gracias..” El 30 de abril del
año 2000, durante la canonización de Sta. María Faustina, SS Juan
Pablo II proclamó oficialmente que el segundo domingo de Pascua sera la
fiesta de la Divina Misericordia Dijo en esa ocasión, “En todo el mundo,
el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina
Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar,
con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas
que esperan al genero humano en los años venideros.”
La coronilla y la novena: “A las almas que meditan devotamente Mi
Pasión, les concedo el mayor número de gracias.” (D. 737)
El 13 de sept. 1935: tiene una visión de un ángel que va a ejecutar la
justicia de Dios, sus oraciones no aplacan esta justicia. Se le es
revelada la oración de la coronilla. “Padre eterno te ofrezco...... por
su dolorosa pasión”
Diario 848: “Oh, que gracias más grandes concederé a las almas que recen
esta coronilla; las entrañas de mi Misericordia se enternecen por
quienes rezan esta coronilla. Anota estas palabras, hija Mía, habla al
mundo de Mi misericordia para que toda la humanidad conozca la infinita
misericordia Mía. Es una señal de estos tiempos, después de ella vendrá
el día de la justicia. Todavía queda tiempo, que recurran pues, a la
Fuente de Mi Misericordia, se beneficien de la Sangre y del Agua que
brotó para ellos.”
Novena con la coronilla: Sor Faustina escribió en su Diario: reza la
coronilla durante los nueve días que preceden a la Fiesta de la
Misericordia, comenzando el día de Viernes Santo. Entonces, me dijo: Por
esta novena concederé todas las gracias posibles a las almas (D. 11,
197).
Palabras de Nuestro Señor que Sor Faustina tomó por escrito: Deseo que
durante estos nueve días encamines almas hasta el manantial de Mi
misericordia, para que encuentren allí la fortaleza, el refugio y toda
aquella gracia que necesiten en las penalidades de la vida, y
especialmente en la hora de la muerte. Cada día traerás a Mi corazón un
grupo de almas diferentes y las sumergirás en el océano de Mi
misericordia y Yo conduciré todas esas almas a la mansión de Mi Padre...
Todos los días implorarás a Mi Padre gracias para esas almas en atención
a los méritos de mi amarga Pasión.
Yo (Sor Faustina) contesté: Jesús, no sé cómo hacer esta novena y qué
almas traer al abrigo de Tu Compasivo Corazón. Jesús contestó que El me
haría saber qué almas encaminar hasta su corazón cada día. (Diario HI,
pp. 57-65)
La hora de la Gran Misericordia
El 10 de octubre de 1937, Sor Faustina recibió instrucciones
del Señor concerniente a otro elemento principal de la devoción a la
Divina Misericordia; esto es, La Hora de Gran Misericordia:
“A las tres de la tarde en punto, implora Mi misericordia, especialmente
por los pecadores; y, aunque sea por un breve momento, sumérgete en Mi
pasión, particularmente en Mi abandono al momento de la agonía. Esta es
la hora de la gran misericordia para todo el mundo. Yo te permitiré
entrar en Mi dolor mortal. En esta hora, Yo no rehusaré nada al alma que
Me pida algo en virtud de Mi pasión”.
Jesús desea que a las tres de la tarde los hombres se sumerjan en su
Divina Misericordia, es la hora en que la misericordia triunfó sobre la
justicia. Fue la hora de gracia para el mundo entero, la hora en que el
Señor se entregó por nuestros pecados y nos dió la salvación. El Señor
pide que en esa hora veneremos su misericordia y que confiemos
totalmente en Él, pidiendole todo lo que necesitemos y le dijo a Santa
Faustina, “Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que
confían sin límites son Mi gran consuelo, porque en tales almas vierto
todos los tesoros de Mis gracias. Me alegro de que pidan mucho, porque
Mi deseo es dar mucho, muchísimo. Me pongo triste, en cambio, si las
almas piden poco, estrechan sus corazones.” (D. 1578)
Dar la misericordia que hemos recibido: “Hija mía, contempla Mi Corazón
Misericordioso y reproduce su compasión en tu corazón y en tus acciones,
de modo que tú misma, que proclamas al mundo Mi Misericordia, seas
inflamada por ella.” (D. 1688)
Durante el retiro de octubre de 1936 se le dio a Sor Faustina,
indicaciones explícitas sobre lo que constituye la verdadera devoción de
la Divina Misericordia:
“Hija mía si es que Yo reclamo a la gente, a través tuyo la devoción de
Mi misericordia, debes ser tú la primera en distinguirte en esta
confianza en Mi misericordia. Yo exijo de ti actos de misericordia, que
deben realizarse por amor a Mí. Tú debes mostrar misericordia a tu
prójimo siempre y en todas partes. No debes acobardarte ante esto o
tratar de excusarte o de dispensarte de esto. Te estoy dando tres medios
de ejercitar misericordia con tu prójimo: el primero por obra, el
segundo de palabra, y el tercero por la oración. En estos tres grados
está contenida la totalidad de la misericordia y es una prueba de tu
amor por Mí. Por estos medios un alma glorifica y da tributo a Mi
misericordia.” (D. 742)El corazón de Santa Faustina ardió de tanto amor
y misericordia por las almas, que el 25 de octubre de 1936, la Hermana
escribió en su diario, “Yo lucharé contra el mal, con el arma de la
misericordia. Me quema el deseo de salvar almas. Me cruzaría todo el
largo y el ancho de la tierra y llegaría hasta el último confín, para
salvar almas por medio de la oración y sacrificio, deseo que todas las
almas glorifiquen la misericordia de Dios”.
“Hija mía deseo que tu corazón sea formado a semejanza de Mi Corazón
Misericordioso. Debes ser impregnada completamente de mi Misericordia”
(167) Un pequeño acto de misericordia es un acto perpetuo.
JESÚS EN TI CONFÍO
“Confíen en Mi”, ese es el grito del Señor a través de la boca de su
sierva Santa María Faustina. Si se pudiera resumir la devoción a la
Divina Misericordia en una palabra, sería “confianza”. Pues la confianza
es la primera respuesta al conocimiento de su infinita misericordia.
“Hija Mía, escribe que cuanto más grande es la miseria de un alma tanto
más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia e invita a todas
las almas a confiar en el inconcebible abismo de Mi misericordia, porque
deseo salvarlas a todas. En la cruz, la Fuente de Mi misericordia fue
abierta de par en par por la lanza para todas las almas, no he excluido
a ninguna.” (D. 1182)
SS Juan Pablo II. (proclamar la misericordia, Mi misión especial desde
el primer día de mi pontificado)
¡Es realmente maravilloso el modo en que su devoción a Jesús
Misericordioso se abre camino en el mundo contemporáneo y conquista
tantos corazones humanos! Este es sin duda un signo de nuestro siglo XX.
El balance de este siglo que termina , presenta además de las
conquistas, que a menudo han superado las de épocas precedentes, también
una profunda inquietud y miedo acerca del provenir. ¿Dónde, por lo
tanto, sino en la Divina Misericordia, el mundo puede encontrar el
refugio y la luz de la esperanza? (Sobre S. Faustina en 1993)
En su visita al Santuario de la Divina Misericordia en 1997, el Santo
Padre dijo: La Iglesia relee el mensaje de la
Misericordia, para llevar con más eficacia a la generación de este fin
de milenio y a las futuras, la luz de la esperanza. Sin nunca cesar,
pide a Dios misericordia por todos los hombres “en ningún momento y en
ningún período histórico -especialmente en una época tan crítica como la
nuestra- la Iglesia puede olvidar la oración, que es el grito a la
misericordia de Dios, ante las múltiples formas de mal que pesan sobre
la humanidad y la amenazan... Cuanto más la conciencia humana,
sucumbiendo a la secularización, pierde el sentido del significado mismo
de la palabra “misericordia”, cuanto alejándose más de Dios, se
distancia del misterio de la misericordia, tanto más la Iglesia tiene el
derecho y el deber de apelar al Dios de la misericordia “con fuerte
gritos”. Vengo aquí, para confiar todas las preocupaciones de la Iglesia
y de la humanidad a Cristo misericordioso. En los umbrales del tercer
milenio, vengo , para confiarle una vez más mi ministerio petrino -
“Jesús, ¡confío en Ti!”
LA MISERICORDIA DIVINA Y LA STA. VIRGEN
El don de la misericordia divina a nuestra generación es una
gracia concedida por la intercesión y mediación materna de la Virgen.
Polonia: elegida para dar la chispa de misericordia. “He amado a Polonia
de modo especial y si obedece Mi voluntad, la enalteceré en poder y en
santidad. De ella saldrá una chispa que preparará el mundo para Mi
última venida”. (D. 1732)
Papa, Sta. Faustina y S. Maximiliano: los Apóstoles de misericordia,
formados por la Virgen de Chestojova en Jasnagora, que significa montaña
luminosa. “saldrá la chispa”.
Fátima: pide orar y hacer sacrificios por los pecadores (acto de gran
misericordia)
En la misma época de las revelaciones de Santa Faustina, visión de la
Trinidad a S. Lucía: de las llagas fluyen las palabras gracia y
misericordia.
“Le doy a la humanidad la última tabla de salvación, es decir, el
refugio en Mi Misericordia”(D.998)
Como siempre sucede en la historia de la salvación, la última palabra en
el contraste entre Dios y el pueblo pecador no es nunca el juicio y el
castigo, sino el amor y el perdón. Dios no desea juzgar y condenar, sino
salvar y liberar a la humanidad del mal. Sigue repitiéndonos las
palabras que leemos en el libro del profeta Ezequiel: «« ¿Acaso me
complazco yo en la muerte del malvado y no más bien en que se convierta
de su conducta y viva?... ¿¿Por qué queréis morir, casa de Israel? Yo no
me complazco en la muerte de nadie, sea quien fuere, palabra del Señor.
Convertíos y viviréis»» (Ezequiel 18, 23,31-32).