LA
PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
Y
PURIFICACION DE LA VIRGEN MARIA
2 de febrero
Por SCTJM
Esta fiesta, que cierra las solemnidades de la
Encarnación, conmemora la
Presentación del Señor, el encuentro
con Simeón y Ana, (encuentro
del Señor con su pueblo) y la
purificación ritual de la
Virgen María.
Presentación:
Cuarenta días después del nacimiento de Jesús, María
y José llevaron al Niño al Templo, a fin de presentarlo al Señor, según
la ley de Moisés (Cf. Ex 13, 11-13).
Lucas 2,22-38
Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos,
según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al
Señor, como está escrito en la Ley del Señor: "Todo varón primogénito
será consagrado al Señor" y para ofrecer en sacrificio "un par de
tórtolas o dos pichones", conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre
era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él
el Espíritu Santo. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no
vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por el
Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño
Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él, le tomó en brazos
y bendijo a Dios diciendo:
«Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en
paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la
vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de
tu pueblo Israel.»
Su padre y
su madre estaban admirados de lo que se decía de él. Simeón les bendijo
y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de
muchos en Israel, y para ser señal de contradicción - ¡y a ti misma una
espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las
intenciones de muchos corazones.»
Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser,
de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su
marido, y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se
apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.
Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del
niño a todos los que esperaban la redención de
Jerusalén.
Simeón, al ver a María y a José con
el Niño Jesús, conoció por una revelación divina
que era Cristo. Tomó
entonces al Niño en sus brazos y bendijo a Dios y exclamó:
Ahora puedes dejar morir en paz, Señor, a tu siervo, porque han visto
mis ojos a tu Salvador, luz para las naciones y gloria de Israel.
María y José admiraban sus palabras.
Y vuelto a María le anunció: Este ha sido puesto para ruina y para
resurrección de muchos; y como una señal de contradicción; y una espada
atravesará tu alma.
Purificación de María:
Como era costumbre, María, su madre,
se sometió a la vez al rito de la purificación (Cf.
Lev. 12, 6-8).
Procesión con las candelas,
"Candelaria"
"luz para
iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel" (Lc
2,32). La procesión con
velas
nos recuerda que La Virgen da luz a Jesucristo, Luz del Mundo, quien se
manifiesta a su pueblo por medio de Simeón y Ana.
No se sabe con certeza cuando se iniciaron las
procesiones en relación a esta fiesta, pero en el siglo X ya se
celebraban con solemnidad.
Después de la procesión los cirios se
llevan a las casas para
encenderse cuando hubiese necesidad de oración especial.
Historia de la Fiesta
A mediados del siglo V esta
fiesta se conocía como "La Candelaria"
o "Fiesta de las Luces". La Virgen Maria ha dado luz a la Luz del Mundo,
Jesucristo y en esta fiesta El se manifiesta a Simeón y Ana.
Hasta el siglo VI se celebraba
a los cuarenta días de la Epifanía, el 15 de febrero.
Ahora se celebra el 2 de febrero, por ser
a los cuarenta días de la Navidad.
De origen oriental, esta fiesta no se introdujo en la
liturgia del Occidente hasta el siglo VII. Al final de este siglo
ya estaba extendida en toda Roma y en casi todo Occidente. En un
principio, al igual que en Oriente, se celebraba la Presentación de
Jesús más que la Purificación de María.
El Concilio Vaticano II restaura
esta fiesta a su origen primariamente Cristológico,
celebrándose como la Presentación de Jesús en
el Templo.