La
Navidad y la pobreza
Todo cristiano se encuentra
ante el reto de la pobreza escogida por Nuestro Señor. Es
el reto de la Navidad. El Mesías prometido no vino como se
esperaba sino en pobreza radical. Al Niño Dios no lo
encontramos sino en un pobre establo, acostado en un comedero de
animales.
La Virgen y San José
estaban allí. Compartieron la realidad de Jesús. No hay otra
manera de ser cristiano. Allí también fueron los pastores
y los magos.
Un bebe es alguien muy
hermoso, pero no es un juguete. Dar a luz no es algo casual.
Tratemos de entender la preocupación, la angustia de un joven
carpintero y su esposa al no tener lugar para el nacimiento. El
parto de una mujer es siempre algo tremendo. El parto de María
fue virginal, y tuvo unas gracias únicas que no podemos
del todo comprender. Pero no por eso dejo de ser humana. El
rechazo, la falta de lugar, de agua limpia, de luz, de ropas, de
cama.... Todo eso es la pobreza que abarcó su
"si". Pobreza real. Ella aceptó llena de amor el
misterio. La Virgen y San José se llenaron íntimamente de la
Luz que brilló en las tinieblas: Jesús.
Lucas 2:7
y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le
acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el
alojamiento.
¿Donde encontramos a
Jesús hoy? El cristiano sabe muy bien que Jesús nos invita a
visitarlo en nuestros hermanos pobres. No puede ser solo una
visita sino todo un reto a nuestra forma de vida, una decisión
de solidaridad. Por eso el Niño Dios nos da miedo.
Su invitación es muy radical. Preferimos hacer del
pesebre una linda y lejana historia romántica que armonice con
nuestra opulencia. Pero la conciencia nos sigue pinchando y
no tendremos paz ni felicidad hasta que de veras abramos el
corazón.
Mateo 25:45
Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que
cuanto
dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también
conmigo dejasteis de hacerlo."
Mateo 18:10
«Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo
os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el
rostro de mi Padre que está en los cielos.
Mateo 10:42
«Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca
a uno de estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no
perderá su recompensa.»
¿Como podremos responder?
Requiere amor. Dios nos da la gracia cuando
ponemos en El nuestro corazón. Hay que meditar el
Evangelio y pedir la gracia. Entonces visitamos a los
pobres. Una forma de hacerlo es por medio de alguna
comunidad religiosa que trabaje con ellos. Pero no es
suficiente dar "algo" de lejos. Pidamos que nos
permitan servir con ellos a los pobres. Veremos como nace un
deseo de ser verdaderamente libres. Los pobres nos benefician
mucho mas de lo que nosotros a ellos. Por medio de ellos, Dios
nos abre al amor. Entonces querremos responder a la necesidad
porque el amor nos lo pide. Nacerá un gozo, el gozo de
amar, de darse, que no se puede comparar con el placer de tener
cosas. Es cierto que cuesta, hay que lanzarse y sacrificar
muchas cosas, pero así se es libre y se es de Dios. El amor va a
cambiar nuestra mentalidad. Pronto nos parecerá increíble
que antes derrochábamos el dinero en tantas cosas. Ya no
podremos hacerlo igual porque el amor es así, se hace uno con el
amado, y a los pobres hay que amarlos si amamos a Jesús.
Si tienes una computadora, perteneces a un
pequeño grupo de los económicamente privilegiados. La
mayoría de tus hermanos no tienen ni electricidad en sus
casas. Esta Navidad pídele a Jesús nazca de veras en tu
corazón. Entonces da los pasos necesarios para que la gracia
opere. Vete a los pobres. Entra en esas casitas que no son
diferentes al establo de Belén y veras lo que Dios hará en tu
corazón.
Esta página es obra
de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y
María.
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