Oficio de Lectura, XXXXIII
Domingo del Tiempo Ordinario
No pongamos resistencia a su
primera venida, y no temeremos la segunda
De los comentarios de
san
Agustín, obispo, sobre sobre
los salmos
Salmo 95,14.15
Aclamen los árboles del bosque, delante
del Señor, que ya llega, ya llega a regir la tierra.
Vino una primera vez, pero vendrá de nuevo.
En su primera venida, pronunció estas palabras que leemos en el
Evangelio: Desde ahora veréis que el Hijo del hombre viene
sobre las nubes. ¿Qué significa: Desde ahora?
¿Acaso no ha de venir más tarde el Señor, cuando prorrumpirán en
llanto todos los pueblos de la tierra? Primero vino en la
persona de sus predicadores, y llenó todo el orbe de la tierra.
No pongamos resistencia a su primera venida, y no temeremos la
segunda.
¿Qué debe hacer el cristiano, por tanto?
Servirse de este mundo, no servirlo a él. ¿Qué quiere decir
esto? Que los que tienen han de vivir como si no tuvieran, según
las palabras del Apóstol: Digo esto, hermanos: que el
momento es apremiante. Queda como solución que los que tienen
mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no
lloraran; los que están alegres, como si no lo estuvieran; los
que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo,
como si no disfrutaran de él: porque la representación de este
mundo se termina. Quiero que os ahorréis preocupaciones. El
que se ve libre de preocupaciones espera seguro la venida de su
Señor. En esto, ¿qué clase de amor a Cristo es el de aquel que
teme su venida? ¿No nos da vergüenza, hermanos? Lo amamos y, sin
embargo, tememos su venida.
¿De verdad lo amamos? ¿No será más bien que
amamos nuestros pecados? Odiemos el pecado, y amemos al que ha
de venir a castigar el pecado. Él vendrá, lo queramos o no; el
hecho de que no venga ahora no significa que no haya de venir
más tarde. Vendrá, y no sabemos cuando; pero, si nos halla
preparados, en nada nos perjudica esta ignorancia.
Aclamen los árboles del bosque.
Vino la primera vez, y vendrá de nuevo a
juzgar a la tierra; hallará aclamándolo con gozo, porque ya
llega, a los que creyeron en su primera venida.
Regirá el orbe con justicia y los pueblos
con fidelidad. ¿Qué significan esta
justicia y esta fidelidad? En el momento de juzgar reunirá junto
a sí a sus elegidos y apartará de sí a los demás, ya que pondrá
a unos a la derecha y a otros a la izquierda. ¿Qué más justo y
equitativo que no esperen misericordia del juez aquellos que no
quisieron practicar la misericordia antes de la venida del juez?
En cambio, los que se esforzaron en practicar la misericordia
serán juzgados con misericordia. Dirá, en efecto, a los de su
derecha: Venid, vosotros, benditos de mi Padre; heredad el
reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Y les tendrá en cuenta sus obras de misericordia: Porque
tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de
beber, y lo que sigue.
Y a los de su izquierda ¿qué es lo que les
tendrá en cuenta? Que no quisieron practicar la misericordia. ¿Y
a dónde irán? Id al fuego eterno. Esta mala noticia
provocará en ellos grandes gemidos. Pero, ¿qué dice otro salmo?
El recuerdo del justo será perpetuo. No temerá la malas
noticias. ¿Cuál es la mala noticia? Id al fuego eterno
preparado para el diablo y sus ángeles. Los que se
alegrarán por la buena noticia no temerán la mala. Ésta es la
justicia y la fidelidad de que habla el salmo.
¿Acaso, porque tú eres injusto, el juez no
será justo? O, ¿porque tú eres mendaz, no será veraz el que es
la verdad en persona? Pero, si quieres alcanzar misericordia, sé
tú misericordioso antes de que venga: perdona los agravios
recibidos, da de lo que te sobra. Lo que das ¿de quién es sino
de él? Si dieras de lo tuyo, sería generosidad, pero porque das
de lo suyo es devolución. ¿Tienes algo que no hayas
recibido? Éstas son las víctimas agradables a Dios: la
misericordia, la humildad, la alabanza, la paz, la caridad. Si
se las presentamos, entonces podremos esperar seguros la venida
del juez que regirá el orbe con
justicia y los pueblos con fidelidad.
Oración:
Señor, Dios
nuestro, concédenos vivir siempre alegres en tu servicio, porque
en servirte a ti, creador de todo bien, consiste el gozo pleno y
verdadero. Por nuestro Señor Jesucristo.