Sembrad siempre buenas
obras
De los sermones de
san Agustín, obispo
Sermón Morin 11, sobre las
bienaventuranzas
Sed ricos en buenas obras,
dice el Señor. Éstas son las
riquezas que debéis ostentar, que debéis sembrar. Éstas son las
obras a las que se refiere el Apóstol, cuando dice que no debemos
cansarnos de hacer el bien, pues a su debido tiempo recogeremos.
Sembrad, aunque no veáis todavía lo que habéis de recoger. Tened fe
y seguid sembrando. ¿Acaso el labrador, cuando siembra, contempla ya
la cosecha? El trigo de tantos sudores, guardado en el granero, lo
saca y lo siembra. Confía sus granos a la tierra. Y vosotros, ¿no
confiáis vuestras obras al que hizo el cielo y la tierra?
Fijaos en los que tienen
hambre, en los que están desnudos, en los necesitados de todo, en
los peregrinos, en los que están presos. Todos éstos serán los que
os ayudarán a sembrar vuestras obras en el cielo... La cabeza,
Cristo, está en el cielo, pero tiene en la tierra sus miembros. Que
el miembro de Cristo dé al miembro de Cristo; que el que tiene dé al
que necesita. Miembro eres tú de Cristo y tienes que dar, miembro es
él de Cristo y tiene que recibir. Los dos vais por el mismo camino,
ambos sois compañeros de ruta. El pobre camina agobiado; tú, rico,
vas cargado. Dale parte de tu carga. Dale, al que necesita, parte de
lo que a ti te pesa. Tú te alivias y a tu compañero le ayudas.
Oración
Señor, Dios nuestro, que en la humildad y sencillez de san Isidro,
labrador, nos dejaste un ejemplo de vida escondida en ti, con
Cristo, concédenos que el trabajo de cada día humanice nuestro mundo
y sea al mismo tiempo plegaria de alabanza a tu nombre.
Por nuestro
Señor Jesucristo
Esta página
es obra de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María
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