Oficio, 24 de Enero,
San Francisco de Sales
La devoción se ha de
ejercitar de diversas maneras
De la Introducción a la vida devota,
de
San Francisco de Sales,
obispo
(Parte 1, cap, 3)
En la misma creación, Dios creador mandó a las plantas que diera cada
una fruto según su propia especie: así también mandó a los cristianos,
que son como las plantas de su Iglesia viva, que cada uno diera un fruto
de devoción conforme a su calidad, estado y vocación.
La devoción, insisto, se ha de ejercitar de diversas maneras, según que
se trate de una persona noble o de un obrero, de un criado o de un
príncipe, de una viuda o de una joven soltera, o bien de una mujer
casada. Más aún: la devoción se ha de practicar de un modo acomodado a
las fuerzas, negocios y ocupaciones particulares de cada uno.
Dime, te ruego, mi Filotea, si sería lógico que los obispos quisieran
vivir entregados a la soledad, al modo de los cartujos; que los casados
no se preocuparan de aumentar su peculio más que los religiosos
capuchinos; que un obrero se pasara el día en la iglesia, como un
religioso; o que un religioso, por el contrario, estuviera continuamente
absorbido, a la manera de un obispo, por todas las circunstancias que
atañen a las necesidades del prójimo. Una tal devoción ¿por ventura no
sería algo ridículo, desordenado o inadmisible?
Y con todo, esta equivocación absurda es de lo más frecuente. No ha de
ser así; la devoción, en efecto, mientras sea auténtica y sincera, nada
destruye, sino que todo lo perfecciona y completa, y, si alguna vez
resulta de verdad contraria a la vocación o estado de alguien, sin duda
es porque se trata de una falsa devoción.
La abeja saca miel de las flores sin dañarlas ni destruirlas, dejándolas
tan íntegras, incontaminadas y frescas como las ha encontrado. Lo mismo,
y mejor aún, hace la verdadera devoción: ella no destruye ninguna clase
de vocación o de ocupaciones, sino que las adorna y embellece.
Del mismo modo que algunas piedras preciosas bañadas en miel se vuelven
más fúlgidas y brillantes, sin perder su propio color, así también el
que a su propia vocación junta la devoción se hace más agradable a Dios
y más perfecto. Esta devoción hace que sea mucho más apacible el cuidado
de la familia, que el amor mutuo entre marido y mujer sea más sincero,
que la sumisión debida a los gobernantes sea más leal, y que todas las
ocupaciones, de cualquier clase que sean, resulten más llevaderas y
hechas con más perfección.
Es, por tanto, un error, por no decir una herejía, el pretender excluir
la devoción de los regimientos militares, del taller de los obreros, del
palacio de los príncipes, de los hogares y familias; hay que admitir,
amadísima Filotea, que la devoción puramente contemplativa, monástica y
religiosa puede ser ejercida en estos oficios y estados; pero, además de
este triple género de devoción, existen también otros muchos y muy
acomodados a las diversas situaciones de la vida seglar.
Así pues, en cualquier situación en que nos hallemos, debemos y podemos
aspirar a la vida de perfección.
Oración
Señor, Dios nuestro, tú has querido que el santo obispo Francisco de
Sales se entregara a todos generosamente para la salvación de los
hombres; concédenos, a ejemplo suyo, manifestar la dulzura de tu amor en
el servicio a nuestros hermanos. Por nuestro Señor Jesucristo.