TIEMPO DE CUARESMA
Lecturas de la liturgia de las horas
Primer
Jueves de cuaresma
PRIMERA LECTURA
Del libro del Éxodo 12, 1-20
La Pascua y los ázimos
SEGUNDA LECTURA
De las Homilías de San Asterio de Amasea, Obispo
(Homilía 13: PG 40, 355-358, 362)
Imitemos el estilo pastoral que empleó el mismo Señor
Si queréis emular a Dios, puesto que habéis sido creados a su imagen,
imitad su ejemplo. Vosotros, que sois cristianos, que con vuestro mismo
nombre estáis proclamando la bondad, imitad la caridad de Cristo.
Pensad en los tesoros de su benignidad, pues, habiendo de venir como
hombre a los hombres, envió previamente a Juan como heraldo y ejemplo de
penitencia, y, por delante de Juan, envió a todos los profetas, para que
indujeran a los hombres a convertirse, a volver al buen camino y a vivir
una vida fecunda.
Luego, se presentó Él mismo, y clamaba con su propia voz:
Venid a mí
a todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. ¿Y
cómo acogió a los que escucharon su voz? Les concedió un pronto perdón
de sus pecados, y los liberó en un instante de sus ansiedades: la
Palabra los hizo santos, el Espíritu los confirmó, el hombre viejo quedó
sepultado en el agua, el nuevo hombre floreció por la gracia. ¿Y que
ocurrió a continuación? El que había sido enemigo se convirtió en amigo,
el extraño resultó ser hijo, el profano vino a ser sagrado y piadoso.
Imitemos el estilo pastoral que empleó el mismo Señor; contemplemos los
evangelios, y, al ver allí, como en un espejo, aquel ejemplo de
diligencia y benignidad, tratemos de aprender estas virtudes.
Allí encuentro, bosquejada en parábola y en lenguaje metafórico, la
imagen del pastor de las cien ovejas, que, cuando una de ellas se aleja
del rebaño y vaga errante, no se queda con las otras que se dejaban
apacentar tranquilamente, sino que sale en busca, atraviesa valles y
bosques, sube a montañas altas y empinadas, y va tras ella con gran
esfuerzo, de acá para allá por los yermos, hasta que encuentra a la
extraviada.
Y, cuando la encuentra, no la azota ni la empuja hacia el rebaño con
vehemencia, sino que la carga sobre sus hombros, la acaricia y la lleva
con las otras, más contento por haberla encontrado que por todas las
restantes. Pensemos en lo que se esconde tras el velo de esta imagen.
Esta oveja no significa, en rigor, una oveja cualquiera, ni este pastor
es un pastor como los demás, sino que significan algo más. En estos
ejemplos se contienen realidades sobrenaturales. Nos dan a entender que
jamás desesperemos de los hombres ni los demos por perdidos, que no los
despreciemos cuando se hallan en peligro, ni seamos remisos en
ayudarlos, sino que cuando se desvían de la rectitud y yerran, tratemos
de hacerlos volver al camino, nos congratulemos de su regreso y los
reunamos con la muchedumbre de los que siguen viviendo justa y
piadosamente.