VESTIMENTA LITURGICA
Ornamentos y oraciones antes de la misa
Ver también:
Vestements
|Términos
liturgicos
Sacerdote de Dios:
Celebra hoy la Santa Misa de Jesucristo
como si fuera la primera, la única, la última misa.
¡Oh María: baja del cielo y condúceme al
altar, de tu mano voy feliz al Sacrificio de tu Hijo
Colores:
Blanco :
Fiestas de Nuestro Señor Jesucristo, María Santísima, santos no
mártires. Símbolo de gloria, alegría, inocencia, pureza del alma
Rojo :
Pentecostés, Espíritu Santo, Fiestas de Apóstoles y mártires.
Significa fuego de la caridad y sangre derramada por Cristo
Verde :
ordinario del año. Significa esperanza.
Morado :
Adviento y Cuaresma. Signo de humildad y penitencia.
Rosado :
Tercer domingo de Adviento: alegría, amor.
En algunos lugares:
Azul
: Inmaculada Concepción.
Las vestimentas
litúrgicas son utilizadas por los sacerdotes y otros ministros en la
celebración. Hay algunas, como la casulla y la estola que son
propias de los ministros ordenados.
Alba
Del latín "alba", "blanca". Vestimenta de todos los
ministros en la celebración litúrgica, desde los acólitos hasta el
presidente (Cf IGMR n.298). Se utiliza con cíngulo
a la cintura y con ámito sobre el cuello (Cf IGMR nn.81 y 298).
Simbolismo: Tiene un sentido bautismal. La
pureza del alma lavada por el bautismo. El domingo segundo de
Pascua, o sea, en la octava de Pascua, se solía deponer el "alba",
el vestido blanco que habían recibido los neófitos en su Bautismo
una semana antes. Por eso este domingo se llamó "dominica post
albas", y más tarde "dominica in albis".
-Benedicto XVI sobre
el alba
Oración del sacerdote: "Blanquead, Señor, y limpia
mi corazón, para que, purificado con la sangre del Cordero, disfrute
de los gozos eternos"
Deálba me, Dómine, et munda cor meum; ut, in
Sánguine Agni dealbátus, gáudiis pérfruar sempitérnis.
Ámito Del
latín "amictus", de "amicio, amicire", rodear, envolver.
Lienzo rectangular de lino blanco que el sacerdote se coloca sobre
los hombros y alrededor del cuello antes de ponerse el alba. Se
sujeta por medio de cintas cruzadas a la cintura.
Se utiliza al menos desde el siglo VIII y hasta el
presente. (Cf IGMR, n.81)
Simbolismo:
defensa contra las tentaciones diabólicas y la moderación de las
palabras.
Oración del sacerdote al ponerse el amito: "Señor, poned sobre mi
cabeza la defensa (el yelmo) de mi salvación, para luchar victorioso
contra los embates del demonio" (Cfr. Efesios 6,17)
"Impóne, Dómine, cápiti meo gáleam salútis, ad
expugnádos diabólicos incúrsus"
-Benedicto XVI sobre el amito:
“En el pasado,
éste se colocaba primero en la cabeza como una especie de capucha,
convirtiéndose así en un símbolo de la disciplina de los sentidos y
del pensamiento necesaria para una justa celebración de la Santa
Misa”. “Los pensamientos no deben vagar aquí y allá detrás de
las preocupaciones y las expectativas del día; los sentidos no deben
ser atraídos de aquello que allí, al interior de la Iglesia,
casualmente quisiera secuestrar los ojos y los oídos”. “Si yo estoy
con el Señor, entonces con mi escucha, mi hablar y mi actuar,
atraigo también a la gente dentro de la comunión con Él”.
Casulla
Del latín "casula", "casa pequeña" o
tienda. La vestidura exterior del sacerdote, por encima del alba y la
estola, a modo de capa. Origen: el manto romano llamado "pénula". (Cf
IGMR 299, IGMR 161) El color cambia según la liturgia. Los colores
litúrgicos son verde, blanco, rojo, morado.
Simbolismo: el yugo de Cristo y significa caridad. -Benedicto XVI sobre la casulla
Oración del sacerdote: "Señor, que dijiste: "Mi
yugo es suave y mi carga ligera"; haced que de tal modo sepa yo
llevarlo para alcanzar vuestra gracia"
Dómine, qui dixísti: Jugum meum suáve est et onus
meum leve: fac, ut istud portáre sic váleam, quod cónsequar tuam
grátiam. Amén.
Cíngulo
Del latín "cingulum", de "cingere", ceñir.
Cordón con que se ciñe el alba. (IGMR 81.298).
Simboliza: castidad.
Oración del sacerdote:
"Ceñidme, Señor, con el cíngulo de la pureza y extingue en mi
cuerpo el fuego de la sensualidad, para que posea siempre la
virtud de la continencia y de la castidad"
Praecínge me, Dómine, cíngulo
puritátis, et exstingue en lumbis meis humórem libídinis; ut máneat
in me virtus continéntiae et castitátis.
Estola
Vestimenta litúrgica en forma
de larga y estrecha banda que deben llevar los ministros ordenados y
solo ellos. Obispos y sacerdotes la llevan sobre el alba, colgando
del cuello hacia el frente y sostenida por el cíngulo. Los diáconos
la visten sobre el hombro izquierdo y la fijan a la derecha de la
cintura. Generalmente es del mismo color que la casulla.
Simbolismo: la autoridad sacerdotal.
Oración del sacerdote:
"Devuélveme, Señor, la insignia de la inmortalidad que perdí en la
prevaricación de los primeros padres, y aunque indigno me acerco a
vuestro Santo Misterio, haced que merezca, no obstante, el gozo
eterno".
Redde mihi, Dómine, stolam inmortalitátis, quam
pérdidi in praevaricatióne primi paréntis: et, quamvis indígnus
accédo ad tuum sacrum mystérium, mérear tamen gáudium sempitérnum.
Manípulo
(en desuso después de la reforma litúrgica)
Se ponía en el brazo izquierdo.
El Papa
Benedicto XVI
interpreta los ornamentos litúrgicos para explicar la esencia del
ministerio sacerdotal
Misa Crismal, 5 Abril, 07
Durante la misa crismal, en que se
bendicen los santos oleos, se conmemora la instauración del Orden
Sacerdotal y estos renuevan sus promesas sacerdotales, el Papa
explicó la misión del sacerdote a partir de una catequesis sobre los
ornamentos litúrgicos.
El Papa recordó un cuento del autor ruso Leone Tolstoi, en que un
pobre pastor ruso enseñó a un rey quién era Dios proponiéndole un
cambio de vestidos. De esa manera explicó que Jesús, siendo Dios, se
despojó de su potestad para hacerse hombre.
“Es esto lo que sucede en el bautismo: nosotros nos revestimos de
Cristo, Él nos entrega sus vestidos pero éstos no son una cosa
externa. Significa que entramos en una comunión existencial con Él,
que su ser y el nuestro confluyen y se compenetran mutuamente”
“Esta teología del Bautismo retorna de modo nuevo y con una nueva
insistencia en la Ordenación sacerdotal. Como en el Bautismo se
realiza un ‘cambio de vestidos’, un cambio en el destino, una nueva
comunión existencial con Cristo, así también en el sacerdocio se
produce un intercambio: en la administración de los Sacramentos, el
sacerdote actúa y habla ahora ‘in persona Christi’ (en la persona de
Cristo)”.
Así, en los Sacramentos “se hace visible de modo dramático aquello
que el ser sacerdote significa en general; aquello que hemos
expresado con nuestro ‘Adsum – aquí estoy’ durante la consagración
sacerdotal: estoy aquí para que tú puedas disponer de mí”.
“En el momento de la Ordenación sacerdotal, la Iglesia nos ha hecho
visible y tangible esa realidad de los ‘nuevos vestidos’ incluso
externamente, mediante el ser revestidos con los ornamentos
litúrgicos. En este gesto externo ella quiere hacernos evidente el
evento interior y la tarea que nos viene de él: revestirnos de
Cristo; entregarnos a Él como Él se entregó a nosotros”.
La vestimenta litúrgica y el sacerdocio
“Quisiera por tanto, queridos hermanos, explicar este Jueves Santo
la esencia del ministerio sacerdotal interpretando los ornamentos
litúrgicos que, precisamente, por su parte, quieren ilustrar qué
cosa significa ‘revestirse de Cristo’, hablar y actuar ‘in
persona Christi’”
El amito “En el pasado,
éste se colocaba primero en la cabeza como una especie de capucha,
convirtiéndose así en un símbolo de la disciplina de los sentidos
y del pensamiento necesaria para una justa celebración de la Santa
Misa”. “Los pensamientos no deben vagar aquí y allá
detrás de las preocupaciones y las expectativas del día; los
sentidos no deben ser atraídos de aquello que allí, al interior de
la Iglesia, casualmente quisiera secuestrar los ojos y los oídos”.
“Si yo estoy con el Señor, entonces con mi escucha, mi hablar y
mi actuar, atraigo también a la gente dentro de la comunión con Él”.
El Alba El Papa recordó que
las antiguas oraciones hacen referencia al vestido nuevo
que el hijo pródigo recibió del padre; y por tanto, “cuando
nos acercamos a la liturgia para actuar en la persona de Cristo nos
damos cuenta de cuán lejos estamos de Él; cuanta suciedad existe en
nuestra propia vida”.
Es la sangre del cordero, citado en el Apocalipsis, la que “a pesar
de nuestras tinieblas, nos transforma en ‘luz en el Señor’. Al
ponernos el alba debemos recordarnos: Él también ha sufrido
por mí. Es sólo porque su amor es más grande que todos mis pecados,
que yo puedo representarlo y ser testigo de su luz”
El alba también recuerda “el vestido del amor” que deben
llevar todos aquellos invitados al banquete del Novio, Jesucristo,
para poder participar dignamente.
“Ahora que nos preparamos para la celebración de la Santa Misa,
debemos preguntarnos si llevamos el hábito del amor. Pidamos al
Señor que aleje toda hostilidad de nuestro interior, que nos quite
todo sentido de autosuficiencia y que nos revista verdaderamente con
las vestiduras del amor, para que seamos personas luminosas y no
pertenecientes a las tinieblas”.
La casulla simboliza
el yugo del Señor. “Llevar el yugo del Señor significa ante todo:
aprende de Él. Estar siempre dispuestos a asistir a la escuela de
Jesús. De Él debemos aprender la pequeñez y la humildad –la humildad
de Dios que se muestra en su ser hombre”
“Algunas veces quisiéramos decirle a Jesús: Señor, tu yugo no es
para nada ligero. Más bien, es tremendamente pesado en este mundo.
Pero al mirarlo a Él que ha cargado con todo –que en sí ha probado
la obediencia, la debilidad, el dolor, toda la oscuridad, entonces
todos nuestros lamentos se apagan”.
“Su yugo es el de amar con Él. Y mientras más lo amamos, y con Él
nos convertimos en personas que aman, más ligero se vuelve nuestro
yugo aparentemente pesado”.
“Oremos para que nos ayude a ser junto con Él personas que aman,
para experimentar así siempre más cuán bello es portar su yugo”
IGMR:
Instrucciones Generales del Misal Romano