"En la Iglesia Católica,
sin hablar de la sabiduría más pura, al conocimiento de la cual
pocos hombres espirituales llegan en esta vida, de manera que la
sepan, de la manera mas extensa, efectivamente, porque son hombres,
todavía con incertidumbre (ya que el resto de la multitud de gente
deriva toda su seguridad no de la agudeza de intelecto, sino de la
simpleza de la fe,) - sin hablar de esta sabiduría, la cual tu no
crees que está en la Iglesia Católica, hay muchas otras cosas las
cuales con mucha razón me mantienen en su seno. El consenso de la
gente y las naciones me mantienen en la Iglesia; así también su
autoridad, inaugurada por milagros, nutrida por esperanza,
engrandecida por amor, establecida por edad. La sucesión de
presbíteros me mantienen en ella, empezando por el mismísimo sillón
del Apóstol Pedro, a quien el Señor, después de Su resurrección, le
entregó a cargo que alimente Sus ovejas [Juan 21:15-17], en sucesión
hasta el episcopado presente. Y así, finalmente, también el
nombre mismo de Católica, el cual, no sin razón, en medio de tantas
herejías, la Iglesia ha así retenido; de manera que, aunque todos
los herejes deseen llamarse Católicos, sin embargo cuando un extraño
les pregunta donde se reúne la Iglesia Católica, ningún hereje se
atreverá a señalarles a su propia capilla o casa. Tales son,
entonces, en número e importancia los lazos preciosos que pertenecen
al nombre Cristiano los cuales mantienen a un creyente en la Iglesia
Católica, como con mucha razón debería ser así, aunque por la
lentitud de entendimiento, o por la escasa realización de nuestra
vida, la verdad no se muestre completamente por si sola. Pero
contigo, no hay ninguna de estas cosas que me atraigan o me
mantengan, la promesa de verdad es lo único que es ofrecido. Ahora
si la verdad puede ser tan claramente probada a tal punto de no
dejar posibilidad de duda, debe ponerse ante todas las cosas que me
mantienen en la Iglesia Católica; pero si solamente esta la promesa
sin ninguna realización, nadie me va a mover de la fe que ata mi
mente con tantos lazos tan fuertes a la religión Cristiana.
[...] Si tu te encuentras con una persona que no cree aun en las
Escrituras, ¿Como le contestarías si esta te dice que no cree? Por
mi parte, no creeré en las Escrituras a menos que la autoridad de la
Iglesia Católica me mueva a ello. Así que cuando aquellos en cuya
autoridad yo he aceptado creer en las Escrituras me dicen que no
crea en Maniqueo, ¿Que mas puedo hacer sino aceptarlo?. Escoge. Si
tu dices, cree a los Católicos: Su consejo para mi es que no ponga
mi fe en lo que tu dices; así que, creyéndoles, soy prevenido de
creerte; - Si tu dices, No creas a los Católicos: Tu no puedes con
rectitud utilizar las Escrituras para traerme a la fe en Maniqueo;
porque fue bajo el mandato de los Católicos que yo creí en las
Escrituras. - Nuevamente, si tu me dices, estabas en lo correcto al
creer a los Católicos cuando ellos te dijeron que creas en las
Escrituras, pero estabas equivocado al creer su vituperaciones en
contra de Maniqueo: ¿Me crees tan tonto como para creer lo que a ti
te da la gana y no te da la gana, sin ninguna razón? Así que es por
eso más justo y más seguro, habiendo puesto a primera instancia mi
fe en los Católicos, no ir a ti, hasta que, en ves de que me
insistas que te crea, me hagas entender algo de la manera mas clara
y abierta. Para convencerme, entonces, tienes que poner de lado las
Escrituras. Si mantienes las escrituras, yo me apegaré a aquellos
quienes me mandaron a creer en las Escrituras; y, en obediencia a
ellos, no te creeré en lo absoluto. Pero si por casualidad tienes
éxito en encontrar en las Escrituras un testimonio irrefutable del
apostolado de Maniqueo, debilitarías mi consideración para con la
autoridad de los Católicos quienes me dicen que no te crea; y el
efecto de esto será, que yo no creeré mas en las Escrituras tampoco,
porque fue a través de los Católicos que yo recibí mi fe en ellas; y
así lo que sea que me traigas de las Escrituras no tendrá mas peso
para conmigo. Así que, si no tienes una prueba clara apostolado de
Maniqueo encontrada en las escrituras, yo creeré a los Católicos en
ves de a ti. Pero si tu encuentras, de alguna manera, un pasaje
claramente a favor de Maniqueo, no les creeré ni a ellos ni a ti: ni
a ellos, porque ellos me mintieron con respecto a Maniqueo; ni a ti,
porque me estas citando esas Escrituras en las cuales he creído bajo
la autoridad de "esos mentirosos". Pero lejos de que yo no vaya a
creer en las Escrituras; creyendo en ellas, no encuentro nada en
ellas que me haga creerte a ti."
(San Agustín de Hipona.
"En Contra de la Epístola de Mani
Llamada "La Fundación" 4:5-6 [397 D.C.])