¿Acaso
Jesús no honró a su madre?
Como entender cuando Jesus pregunta "¿Quien
es mi madre?"
Mateo
12:47-48
Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus
hermanos que desean hablarte.» Pero él respondió al que se
lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis
hermanos?» Y, extendiendo su mano hacia sus
discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. Pues
todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es
mi hermano, mi hermana y mi madre.»
Lucas 11:27-28
Una mujer de entre la gente, y dijo: «¡Dichoso el seno que
te llevó y los pechos que te criaron!» Pero él (Jesús)
dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios
y la guardan.»
En ambos
pasajes (Mateo 12:47-48; Lucas 11:27-28) Jesús incluye en
su familia a todos los que hacen la voluntad del Padre.
Su reino va mas allá de los lazos de sangre, aun mas allá
del pueblo judío. Jesús vino al mundo para reconciliarnos a
todos con el Padre y restaurarnos en la familia como hijos.
Todos éramos hijos pródigos y llegamos a ser familia de Dios
gracias a Jesús. Pero debemos responder cumpliendo la
voluntad del Padre, fieles a la
alianza de amor.
Jesús no rechaza la honra a su madre. Mas bien enseña que
todos podemos participar en su dicha si somos fieles como
ella. Podemos ser
entonces incluidos en la familia de Jesús y ser hijos de
Dios e hijos de María.
La razón mas profunda por
la que María merece ser honrada es su fe al recibir la
Palabra. María cumplió perfectamente la voluntad de Dios
viviendo la alianza de amor.
Por eso Dios pudo hacer maravillas en ella
(Cf. Lc 1,49).
San Lucas
afirma que María guardaba la Palabra en su corazón:
"María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las
meditaba en su corazón" Lucas 2:19
"(Jesús) vivía sujeto a ellos. Su
madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su
corazón." Lucas 2:51
Jesús con
frecuencia utiliza un lenguaje difícil de entender para el hombre de
hoy.
Ejemplo: Lucas 14:26
"Si alguno viene donde mí y no odia a su padre, a su madre,
a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y
hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío."
Este fuerte lenguaje solo se entiende en el contexto de toda
la enseñanza de Jesús. El enseña que honremos a
nuestros padres. El vino para que reine el amor y no el
odio. Pero el amor a Dios debe ser lo primero en
nuestro corazón y todo amor debe fluir e interpretarse en
este amor. Nada puede anteponerse a Cristo. Hay que
renunciar a todo apego familiar que obstruya la llamada del
Señor.
Es
esencial interpretar correctamente. Por
eso necesitamos a la Iglesia. Ella enseña a la luz de los
Padres de la
Iglesia que vivieron en los primeros siglos y conocen
la interpretación original.
San Agustín, Padre
de la Iglesia (siglo IV), comenta sobre el pasaje de arriba
referente a María:
"De ahí que María es dichosa
también porque escuchó la palabra de Dios y la cumplió;
llevó en su seno el cuerpo de Cristo, pero más aún guardó en
su mente la verdad de Cristo.
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